Capítulo 4

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Dudas

Otra vez en la Terraza...

Las chicas esperaron a que me calmara un poco, veo a la chica de la mirada fría que abre su paraguas y una vez abierto empieza a llover, a Yesica la lluvia no la toca como si la misma lluvia huyera de ella, en cambio yo si me estaba mojando, las gotas eran heladas tanto como el hielo.

-Hace unos días estaba con mi familia y ahora no sé qué es real- dije con una voz casi desvanecida.

-Thomas, caíste en una falsa realidad cuando te trajeron aquí- dijo Yesica

-¿Quién me trajo aquí?- pregunto.

La chica de la mirada fría me queda viendo.

-Yo te traje porque querías volver, vámonos a mi casa estaremos más seguro- dice dirigiéndose a Yesica.

-Vamos Thomas hay cosas que hablar- me dice Yesica.

El ambiente tenia  algo distinto el frio era más intenso, el edificio se veía más oscuro, yo me sentía aún más cansado y me parecía eterno la caminata a casa de la chica de la mirada fría, pero eso no me quitaba la intriga de saber quién era ella. Llegamos a su casa, era enorme parecía una catedral era parecida a la Catedral de Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona, quede sorprendido, estaba llena de gárgolas, un ambiente tétrico, era de esperarse era su casa, entramos y en la sala de su casa, en todo el medio estaba un pentagramas que en cada punta tenía una gema de distintos colores, en las paredes había runas y otras escrituras antiguas, la chica de la mirada fría se detiene.

-Aquí estaremos seguro- nos dice

-¿De qué?- le pregunto, no puedo evitar preguntar realmente la confusión no es normal.

-De las sombras que te buscan-

-¿Pero a mí por qué?- le pregunto yo asustado.

-Porque no eres oscuro, si te comen tendrán la oportunidad de desgarrar el velo que separan nuestras dimensiones-

-Entonces... ¿qué hago?-

-Harás unas cosas por mí, así podrás salir- me responde nuevamente con esa sonrisa.

-¿Porque debería?-

-Eres mi subordinado, recuerda. Pude dejarte pero no, hay un contrato con tu sangre-

-No recuerdo haber firmado nada con mi sangre- le respondo, como que mi respuesta no le fue de su agrado.

-Descuida, dejaste mucha en el accidente, así que tome un poco- me responde con esa sonrisa perturbadora y mirando por detrás de mí.

-Pero...-

-¿Quieres salir de aquí?-

-Si-

-Entonces cállate y escucha-

Esta chica me tenía intrigado hablaba con tal frialdad y cruelmente, también pensaba que era una solitaria, amargada que busca atención. Por ser así está aquí, pero lo más extraño era que aunque fuera esa su forma de ser me inspiraba confianza....

-¿Y qué debo hacer para salir de aquí?-

-La primera  son dos partes de un dije que pertenece a la santa muerte y necesito que tu los busques-

-¿Cómo pretendes que haga eso y dónde están?- le dije con un nudo en la garganta al escuchar "santa muerte"

-¿Cómo lo harás? ese es tu problema, uno de los fragmentos se encuentra en la iglesia debajo de AGROS y el otro en las aguas negras al oeste-

-¿Como que mi problema? ¿Qué pasa si muero? ¿Iglesia, agros, aguas negras...que? eso suena peligroso-

-Si es peligroso, ¿y?- me responde- Y Thomas, das risa pero tranquilo, si no vas yo me encargo de que mueras- me dice. Eso me dejo sin palabras y sin ninguna alternativa más que aceptar, luego voltee y me dirigí a Yesica.

-Yesica ¿Cómo es que tu estas aquí?-

-Yo pertenezco aquí- dijo.

-¿Qué dices?- le pregunto sin comprender.

-Thomas, yo estoy muerta desde antes que nacieras- me dice.

-¿Que dices...?-

-Ya sabes la razón porque me la pasaba sola, no todos me pueden ver- me dice tapándose la cara.

-Pero mi hermana estaba cuando te vimos en la lluvia, y todo el tiempo te vemos- le dije incrédulamente.

-Tonto si, los niños si me ven, ellos pueden hacerlo porque sus mentes están tranquila-

Ya no sabía que pensar, acaso desde un principio podía ver este sitio o ya estaba en él, la verdad era muy confuso, miro a la chica de la mirada fría.

-¿Y tú quién eres?- le pregunto.

-Que te importa- Ella respondido como siempre fría mente y sin ningún reflejo de emoción corporal. Eso fue muy cruel de su parte, pero quería saber quién era esa chica, así que insistí otra vez.

-Debo saber a quién obedezco ¿no crees?- le digo.

-No, solo debes hacer lo que te pido-

-¡No es justo!-

-¿Porque debería serlo?-

-Porque estoy aquí por ti, ¿no?-

-Sí, y puedo hacer que no puedas regresar y que te devoren cosas peores que la misma sombra-

No podía poner duda en sus palabras, cuando sonaban amenazantes, así que me quede callado y deje de insistir sobre quien era, ya que me daba miedo lo que pudiera hacerme, me preguntaba como una chica tan hermosa podría ser tan escalofriante y cruel.

De repente empieza a caminar hacia unas escaleras unos cuantos metros de nosotros y cuando llega al último escalón se voltea, nos mira.

-Si rompen algo les quito un brazo... que descansen- nos dice.

Tan encantadora como siempre, me fui de allí y salí a ver la casa, entre en una de las habitaciones. Al entrar veo la mayor cantidad de libros posibles era la biblioteca más impresionante que he visto.

-Thomas, sal de ahí si no De....a ella no le gusta que entren hay- me dice Yesica un tanto asustada. A Yesica casi se le escapaba el nombre de esa chica pero cuál era el problema de decirme su nombre.

-Thomas, hay cosas que no debes saber aun de ella-

-¿Porque dices eso?-

-¿Porque buscarías matarla?-me responde como si no tuvo que haberme dicho eso, lo cual me deja más intrigado.

-¡Como!...-

-Ha por cierto Thomas ella puede leer tu mente... adiós descansa -mientras se va por la oscuridad de la casa y se desaparece de la nada.

Un escalofrió invadió mi cuerpo al escuchar eso. Entonces sabía todo lo que había pensado de ella, pero porque no había dicho nada.

Susurros en Umbra UrbesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora