Tardé como 5 minutos en encontrar el salón, que estaba al lado de los baños. Al asomarme por la puerta, vi a James ya acomodado en su silla. Sonreí y tímida entré al salón. La silla a su lado estaba sola, no dudé en sentarme a su lado.
-Hasta que apareciste. Jennifer está buscándote. - Dejó su mochila colgada en el banco y me miró divertido.
-Yo no he hecho nada, fue su culpa. Sólo quise despertarla, pero la muy dramática gritó como sí hubiera visto una cucaracha.
-Cucarachas. Claro- Río y yo lo miré curiosa. ¿Dije algo gracioso?
El salón poco a poco empezó a llenarse, cuando por primera vez escucho el timbre que indica el inicio de clases. Para ese momento ya todos están sentados.
Entró el que se supone que es el profesor con un pantalón y camisa de vestir. Creo que por ser el primer día, no se escuchó ni un solo murmullo desde que entré. El maestro dejó su maletín en el escritorio y escribió en el pizarrón: Sr. Tylon. Se dirigió a nosotros con una sonrisa cálida. Le calculaba unos treinta y tantos, no pasaba de cuarenta. Se veía amigable.
-Bienvenidos alumnos, soy el profesor Tylon, su tutor, quien los acompañara el resto del año. Como podrán ver, no tengo ni idea de sus nombres, gustos, cualidades ni nada, así que todos, sin excepción, pasarán al frente, dirán nombre con apellido y hobby o algo que les guste hacer. Así qué empecemos por filas.
Pasaron unas 10 personas, que siendo honesta, no me importaba conocer. Llegó el turno de Daniel y toda mi atención volvió al frente.
-Buenas compañeros! Soy Daniel Lorentis. Soy de Inglaterra y me agrada leer y jugar tenis. -Es tan... Tan... Perfecto? Si, eso.
-Gracias Daniel, ya puedes sentarte.
Fue el turno de James quien dijo cosas que yo ya sabía. Poco después llegó mi turno y caminé hasta estar en frente del escritorio. Antes de hablar, sonriente vi hacia el frente, pero mi sonrisa de fue, al ver que en dos lugares detrás del mío, estaba sentado Dylan con una enorme y, debo admitir, bonita sonrisa. Recordé que para él soy Hannah y me preocupación creció.
Genial Emily, en tu primer día, ya lloraste, te enamoraste, gritaste, caíste y mentiste. Y ahora te descubrirán.
-Hm, soy Emily Rosewood y...-literalmente susurré.
-Perdone señorita, pero ¿Puede hablar más fuerte? -No señor, no puedo.
-Y me gusta...-ya dije con volumen normal. Pero el señor metiche me volvió a interrumpir.
-Repita su nombre por favor, para que todos podamos oír. -¿El señor está aferrado en saber mi nombre? ¿Qué no tiene lista?
-Emily Rosewood -Emily lo dije bajito.
-¿Cómo?-dijo el maestro ya molesto. Esto ya me esta cansando.
-Emily! Emily Rosewood!- Me voltee para casi gritarle en el oído. ¿Quería mi nombre? Ahí lo tiene.
El profesor me dio una mirada nada amigable y se volteó hacia una mano levantada en la esquina, al fondo del salón. Al igual que todos. Incluyéndome.
-Yo no sé profe, pero esta niña no tiene cara de Emily -Habló Dylan. Diablos! ¿Qué le ocurría?
-¿No? ¿De qué tiene cara?-Dijo el molesto profesor sonriendo.
-No sé. -Recargo su barbilla en su mano como sí estuviera pensando, mientras me veía curioso. Esto esta resultando realmente incómodo. Pero mi subconsciente habló: No te quejes, fue tu culpa. -Tal ves de Anna, Lana, HANNAH -El último nombre lo dijo más seguro. -¿No le parece?
El maestro me dirigió una mirada con los ojos entrecerrados.
-Si, tienes razón, no tiene cara de Emily. - Mi yo interior, salió a mi rescate con indignación, golpeando al estúpido de Dylan y a este profesor que no se mete en sus asuntos.
-Si, eso creí. -Mire a Dylan furiosa y el muy patán, volteó la cara indignado. ¿Ahora era él el indignado? ...Bueno, ahora que lo pienso, tiene razón. Fui yo la que le mintió respecto a mi nombre. Me sentí algo culpable e hice una mueca. Luego hablaría con el.
-Bueno señorita Rosewood, puede continuar. -Mi mirada pasó de Dylan al profesor, luego a James, quien me miraba inspeccionandome. El muy idiota de seguro estaba pensando como sería sí me llamara Hannah.
-Y me gusta leer, bailar y tocar piano.- había un viejo piano en mi casa que me lo heredo mi abuela, y desde que me lo heredo, mi madre me dijo que yo tenía que aprender a tocar, porque nadie de mi familia sabía y yo era la "indicada" para tocarlo.
-Grandioso, puede tomar asiento.
Llegue a mi lugar y todos me miraron. Escondí mi cabeza entre mis brazos. Pasó el que estaba detrás de mi. No escuche ni su nombre. Levante sólo un poco mi cabeza, haciendo que sólo un ojo viera lo que estaba haciendo el profesor en el pizarrón quien borraba su nombre dándonos la espalda.
-Siguiente y último.
Dylan se paró y al pasar por mi lado, se agachó y me susurró un "mentirosa". Llego al frente y habló:
-Soy Dylan Ray Smith, me gusta tocar la guitarra, comer, platicar y me encanta la fotografía. - Claro que ama platicar.
Vi que se dirigió a su banco de nuevo. Se detuvo a mi lado y dramatizando, movió su cabeza del lado contrario al mío.
Que maduro.
Sarcasmo.
Giré los ojos y el siguió con su camino a su silla.
Después de media hora de explicaciones por parte del maestro, sonó el timbre y algunos recogieron sus cosas para salir y tomar aire. Otra de las cosas más geniales de aquí es que entre cada timbre tenemos 10 minutos de descanso, hasta el largo que dura 40 minutos. Otros solo se quedaron en el salón a leer o acomodar sus cosas.
-Tengo que ir al baño. -Dijo James.
-Y nadie te retiene. -Me dio una mirada de pocos amigos y salió del salón.
Busque con mi mirada a Dylan y lo encontré sentado mirándome, pero al ver que mi mirada se encontró con la suya, la corrió rápidamente. Gire los ojos fastidiada y me dirigí hasta el asiento delante del suyo, atrás del mío.
-Oye lo siento ¿si? Se que estuvo mal y quiero...
-Sht! -¿qué acaso hoy era el día de callar e interrumpir a Emily?! Qué mal -¿Sabes lo que es que te mientan asi? Yo te dije mi nombre real... Nada te costaba darme el tuyo. -Dijo haciendo una mueca triste.
-Ya, por favor perdona.
Me vio por el rabillo del ojo y quitó su mirada de nuevo
-No.
Ya muy fastidiada me levanté.
-Como quieras, no voy a rogarle a nadie.
Me tomo rápido del brazo impidiendo que me fuera.
-De acuerdo. Ya que insistes, te voy a perdonar.
-Gracias- Derramé sarcasmo.
-Bien. Un abrazo. -Me miró con una sonrisa sumamente tierna abriendo los brazos. No pude evitar sonreír y acercármele.
Me abrazó fuertemente y yo solo sonreí más mientras le daba golpecitos en la espalda. Siendo honesta, mi mal humor se fue.
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Crazy and stupid love♡
AcakEsta historia está protegida por safecreative esta prohibida su copia parcial o total. Me di media vuelta dispuesta a alejarme lo más posible de él, pero antes de poder caminar me sujetó del brazo, obligándome a voltear a verlo, no sin antes rodar l...