➪ myg: 화상

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Cinco: 화상

— Imagina.

                    Estaba caminando sin mérito, ella siempre actúa por mera burla. No sé porque la estoy mirando...entre un desganado gesto de repulsión y cierta facción de hastía y dejadez que entretanto le demuestro a los demás, reconozco muy por dentro que siempre me pillo mirándola. Por alguna calumnia que desciende por mi tráquea y presiona mi pecho porque entiendo por tal, que esa sensación me está tratando de decir algo y aunque no la entienda mientras más consumo del fruto prohibido que parece ser la visión de su cuerpo moviéndose por los pasillos de la institución y sólo consiga enfadarme por mi hastiada confusión, parece que no me importa un carajo. No me importa nada ni le pongo tanta atención a otras tantas cosas salvo cómo camina cándida y sensualmente y mueve sus caderas con cierto coqueteo sexual. Oh, vamos todo el tiempo esta de perenne buenas y agridulces curvas y me vuelve loco aunque logre abstenerme la mayoría del tiempo, situación que parece incomodarme a la hora en que me encuentro en ése estado de somnolencia cuando la falda roza contra sus manos a la hora de bajársela sólo un poco o en el movimiento rítmico contra su trasero al caminar.

Creo que me gustó con demasía cuando una vez, alteró ciertas normas de convivencia al momento de llevar los típicos pantalones clásicos de los varones y modernizarlo al habitual estilo de la moda occidental. El diablo parecía encontrarse danzando dentro de su hálito y espacio personal, cuando caminaba y los clásicos retocados, se ajustaban y moldeaban sobre su culo, porque aquella forma de encontrar atractivo la cándida presión me estaba volviendo loco; sin embargo, estaba muy lejos de acercármele.

Pero no sé qué entendió, no sé qué apuesta habrá hecho ni que había intentado cuando en la cafetería en frente de todos se sentó en mi mesa. No me importó demasiado, carecía de importancia mientras sólo me inclinaba contra mi silla y me escondía bajo mi gorra negra a matar el tiempo en un merecido descanso, pero sentía su presencia y tenía la leve percepción de que, en conjunto con los jodidos rumores que se esparcían sobre mis protervos comportamientos y su nerviosismo, ella estaba intimidada. Pero no me importó, al menos al principio, no le mostré el más mínimo interés y sólo recurría a comer un poco, dormir un par de minutos y marcharme. Al menos la primera semana en que solamente se sentó allí viéndome comer. A veces agarraba su teléfono móvil y hacía que tanteaba de forma desinteresada, mensajeaba y le sonreía lo que inevitablemente me llevaba a mirarla; sólo lo hacía cuando podía asegurarme de que estaba completamente distraída.

No sé, normalmente acostumbraba a estar solo y ella sólo caía sobre el asiento, hacía un leve asentamiento y me veía debes en cuando, hasta que finalmente me harté.

– ¿Qué haces? –siseé ronco y con cierta cabreo.

–Me siento. –mencionó y se encogió de hombros. Esta vez traía su almuerzo como si fuese lo más normal del mundo. Fruncí el ceño.

–Sal de aquí, maldita sea. –exigí, pero la pelinegra sólo continuó abriendo la botella de agua y tomando un poco, segundos después de que abriera su sándwich.

– ¿Acaso ocupo el lugar de alguien? –cuestionó con cierta burla mientras inspeccionaba su teléfono y devoraba un trozo de su almuerzo, sin prestarle mucha atención a lo que le que mencionaba. Rodeé los ojos y relamí mis labios, acomodándome para habituar mi torso contra la silla y dormir un poco pero no sé, no lo conciliaba.

Por instinto, tal vez primitivo, mi mirada se desvió a la mueca de sus comisuras cuando ella estaba ensimismada en la pantalla de su móvil. No sé qué estaba observando pero a medida en que sus labios mostraron una sonrisa, me distraje. Tal vez, podrían haber sido unos treinta segundos o veinte pero el caso fue que a la hora de despertar del encandilado trance me encontré con la mirada de una de sus amigas. Podía reconocerla debido a que una vez la había visto en los pasillos mientras iban juntas a clases.

backlash; mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora