backlash; myg

➪ myg: 금속

Uno: 금속

Había algo que se escamaba sobre la comisura lateral de su labio, justo en ése punto de unión lleno de zozobra que lograba cabrearme. Eran inamovibles piezas de un alma impelente que acostumbraba a luchar hirsuto sobre un tablero inverosímil que su propia mente había construido.

- ¿Y ahora qué?, ¿Eh? - cierro mis puños. Estoy zigzagueando por un lugar que desconozco y estoy a la intemperie y desabrigada bajo la frivolidad de su voz, de aquél carácter cubierto de arrogancia y desdén.

Mi potestad contra todo comentario y contra todo improperio se desvanece cuando su voz llena de cesarismo me arrastra a aquella pregunta sin emoción y desidia. Escogió la mirada de dualidad que empujaba en mí la gresca de mis emociones, de amar a paredes frías y entender que la materia de mí amor era un objeto sin alma y sin espíritu de conectividad. Min Yoongi había fumado de una sola calada mí diligencia, justo cuando mí rostro se perdía entre sus zapatos negros y el suelo.

- ¿Responderás? - gruñó.

-...Y-yo.. - aquella catarsis encontraba dolerme contra las costillas, contra la palma húmeda que vacilaba contra mis ropas y temblaba. ¿Qué está pasando conmigo?

Enmudecida, di un par de pasos hacia atrás, envuelta en dicotomías mentales y mirándolo de reojo, observé cómo me miraba inclinado con aquellos ojos inefables de aflicción interna. Retrocedí un paso más. Uno más; el hilo de mi comisura apagando mis carnosos labios y mi vocinglera intrínseca volcando el temblor sobre mis extremidades. Ahí estaba su negligencia quemándome el alma y su autonomía olícuota empeñada en difuminarse con aquella actitud omnímoda.

- ¿A dónde crees que vas? - reacciona más rápido contra mí cuando encuentro en mí miedo y quiero correr. Su mano me toca, me envuelve.
- Te amo, Yoongi y tú... tú sólo... - me interrumpe la sensación de sus dedos cosquilleando contra mí brazo desnudo, calmando mí piel.

Mi espalda toca la firmeza de la pared de ladrillos de ése callejón y me encuentro a merced como una dádiva dispuesta a contrariarse y a sufrir más confusionismos. Lagunas de voces y álgidos movimientos abrazan mí campo vibratorio. Empuja sus caderas y me reprimo de cualquier jadeo, sus manos descienden colocándose sobre mi cintura y escucho su voz ronca como una retahíla sugestiva. Me levanta la barbilla y me mira, entre un acuoso estupor ladino lleno de inquina, dispuesto a empujar un poco más su cuerpo contra mi campo personal. Siento un fuego en mí bajo vientre y es la evidencia de su miembro vivificado, duro y pétreo pero no puedo deslizar mi vista hacia abajo porque su boca me distrae y sus pómulos rígidos se pliegan transformando una burla nívea repleta de arrogancia.

- ¿Yo qué? - exclama determinante.

- ..m-me lastimas...- mi voz se quiebra en un gemido cuando vuelve a empujar con ímpetu sus caderas.

- No podría lastimar a mi jagi. - gruñe y me suelta el mentón cuando sus labios tocan mi cuello, inmediatamente como medida involuntaria suelto un suspiro.

Los vestigios de sus labios se mezclan elevándose a las típicas sonrisas socarronas que encuentran cabrearme y ríe bajo tan melodiosamente contra mi piel, a gusto, a tacto y a piel sin tela ni guante. Es como encuentro un punto en donde a destiempo mis manos en puños tocan sus manos, sus dedos y los anillos y las joyas que se localizan colgando frías y metálicas contra su albina piel; es momento para decir que estoy volcando mi alma en una laguna de encontronazos con el equilibrio entre sus brazos nirvana y el calor sexual de su rabia.