➪ myg: 뜨거운

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Siete: 뜨거운

  ❈ — imagina.


                  Temblaba su cuerpo, otra vez cómo hace dos semanas, cuando la vio por última vez y luego se encerró en su estudio. Pero esta vez, era más fuerte y distintivo. Tenía un calor sativo e insondable que parecía dejarlo ahogado, incapaz de ensimismarse en su labor en frente de la computadora y en complementación con el halo oscuro que lo abrazaba. Todo por que no podía olvidarla; venucina y con las mejillas sonrojadas, diciéndole con voz de mocosa:

— Quiero quitarme esta maldita minifalda.

Con el traje de instituto, airosa y berrinchuda y la disyuntiva de sus ojos desviándose hacía la ajustada camisa del colegio cómo si siempre estuviera haciendo omiso a lo punitivo de su psiquis. Justo allí, en donde el botón pareciera soportar el peso de su busto hermoso.

Miró hacia abajo. De acuerdo, otra vez sus pensamientos lo llevaban al único rincón de su mente que manifestaba de forma inescrutable la necesidad que lo inundaba. Erecto, evidenciado. Yoongi volvía a comer de esa imagen mental, de la manera en la que sus manos bajaban con torpeza su falda porque en la vida real comerla viva era mucho de lo que encargarse aunque aquellas cuestiones necesitaran un puntal. 

Encontrar algún atisbo de inocencia dentro de aquella imagen que recordaba parecía ser un trabajo duro y muy ahumado. Todo gracias a las peripecias del universo que habían conseguido que se obsesionara con el rubor de sus mejillas, el calor abrumador de su boca y la belleza excitable que lograba ponerlo nervioso, por no mencionar ésa efímera esencia que rasgaban sus ojos avellanas. No sabía en qué momento se encontró dentro de aquél agujero caluroso que no tenía retorno y que lo llevaron ineludiblemente a sentir lo que sentía; un aliento cercano al mimo más armonioso y absolutista que había sentido nunca, ondoso y pesado en lo más profundo de su ser.

Él como el gran idiota del siglo, lograba escabullirse de aquél torbellino efecto encerrándose en su estudio... a estudiarla. Por que verla y sentir todo lo que sentía no podía conjugarse en una misma habitación. Tanto tiempo sintiendo frío que tocarla, caliente e ígnea, parecía un somnífero letargo y la sensación era casi similar al fluido sutil e invisible que con anterioridad se consideraba que llenaba el espacio y soportaba las suaves ondas físicas. Ahora, estaba cubierto de esta templanza y sondal, a gusto pero inquieto con aquél peculiar sabor contra su boca cuando la veía acercándose a él con una sonrisa luego de un estresante día en el instituto. Aún, perpetuando con aquella sonrisa.

¿Por qué no llamaba? hace dos semanas  que no la había visto y ya se sentía apabullado con la presión en su pecho, como cierta incomodidad, cierta impresión de que algo no estaba bien. Y no estaba bien, no cuando se acrecentaba la esencia impertérrita del calor abrumador de su cuerpo en la imaginación, y por supuesto, enfatizaba el problema de su pantalón. Y Svethlana aún no llamaba. Min Yoongi suponía que se había aburrido, después de todo, habían sido muchos los que habían tomado el mismo camino pero aún así, le angustiaba; y estar angustiado con la polla erecta no era una combinación muy conveniente en esa situación. Sumando, por cierto, el labor que le daba siquiera concentrarse en trabajar.

Tal vez, no llamaba por qué el muy idiota le había dicho que dejara de fastidiar un tiempo, todo porque no podía soportar la maldita cosa odiosa colándose por sus entrañas con un presión intensa y calurosa que lo hacía avergonzar.

Caliente y con sus remembranzas en su cabeza apuntando a un único objetivo. Suspiró, acordándose de su ojos avellanas brillando.

  — A veces es costoso definir cómo eres.

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