¿Por qué me dicen señor?

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- Y bueno, ¿Qué harás ahora?- habló de pronto Jennie.

Ésta chica en verdad me hace reír o sonreír por cada cosa que dice y no sé por qué, ¿Será en la manera y tono en que lo dice?

- Supongo que ahora que SÉ que tengo un primo, lo llevaré conmigo a donde vaya y jugaré con él las veces que sean- dije sentándome en el sofá.

- ¿Enserio? ¿A todas partes?- dijo sentándose a mi lado.

Solamente asentí.

- Y si llegas a tener tu nochesita, ¿También estará el allí?

Ésta Jennie ¡En verdad no cambia! ¿Cómo se le ocurre a la muy cochina?

- ¡Jennie!- la fulminé con la mirada.

- ¿Qué?- suelta una risita.

- ¡¡No seas cochinona!!

- ¡Oh, vamos! Todos llegan a tener...ya sabes- dijo con picardía.

- ¡CÁLLATE, MARRANA MOCOSA!- le dejé ir un almohadazo.

- Auuuuch, JAJAJAJAJA- se echó a carcajadas.

- Te pasas, de veras- dije evitando reír con ella.

Pues su risa era muy contagiosa.

- Niñas, ya debo irme- se escuchó la voz de mi madre.

- ¿Se va a su trabajo ya?- le pregunté un tanto fría.

- Si, y...- mira a Jennie la cual ríe como foca loca.

- Está teniendo un retraso- medio reí por lo que dije.

- Está... Bien, bueno me voy, cuidas de tu primo.

- Ajá...- dije seca y mi mamá se fue.

Tal vez esté siendo dramática, pero, duele que tus padres te oculten algo aún sabiendo que me encantan los niños y que siempre quise tener un primo, uno tan siquiera porque de la familia, mi padre había sido el único hijo en haber tenido una descendiente, la cual obviamente soy yo.

- ¡Ya para de reír! Pareces retrasada mental- le di un leve golpe en el brazo.

- ¡Ay, ya! ¡Pareces una amargada!

- Perdón, pero SOY UNA AMARGADA, cuando me enojo- le guiñé el ojo.

- ¿Y ahora quién te hizo enojar?

¿Tan despistada era?

- ¡Por Dios, Jennie! ¡¿Acaso no ves las cosas?! ¡Tengo un primo y yo no lo sabía!

- ¡Ya pues! Tal vez no sea culpa de tus padres.

- Y ahora mi tío seguro muerto estará ¿Cómo quieres que mis ánimos estén bien?

- Ya, calmaos- dijo divertida.

- Pssss- no evité soltar una risita ahogada.

- ¿Ya? ¿Te pasó la rabia?- pegó risitas.

- Ni que fuera perra para tener rabia- rodé los ojos.

- Tal vez si.

- ¡¿CÓMO?!- la miré enojada.

- Que... TAAAAAL VEEEZ SIIIIIII- dijo subiendo el tono.

- ¡¡Ahora si te mueres, maldita marrana!!- le dediqué una mirada asesina.

Vi que se levantó rápidamente y corrió alejándose de mi. Era más que obvio que la mataría.

- ¡¡VEN AQUÍ!!- grité.

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