5. Primer Encuentro

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Narra Nic

Cabalgué durante horas por el bosque. Creo que tarde tanto por el hecho de que no sabía exactamente cuál era el camino.

Decidí que me refugiaría durante un tiempo con los Siete Enanos. Pues los había conocido hacía muchos años, y sabía que podía confiar en ellos.

Una de las razones de mí odio hacia mí madre, es que ella los engañó. Todo lo que se conoce como el "Triste cuento de Blanca Nieves y los Siete Enanitos", pues en realidad es una estafa. Ella junto con Encantador idearon todo para que cuando los enanos la dieran por muerta, ella pudiera quedarse con todas sus joyas.

Los enanos, de buen corazón, la perdonaron. Decidieron no guardarle rencor.
Y ahí es donde entró yo. Ellos me conocieron cuando recién había nacido, mis padres notaron que cuando ellos estaban cerca yo no lloraba, por lo que los utilizaron como mis niñeros durante unos cuantos años. Con ellos la pasaba genial, y era realmente feliz.

Todo iba bien, hasta que comenzó la batalla. Hubo una especie de guerra entre los reinos del cielo y los reinos de la tierra. Mis padres, obviamente, no pelearon. En su lugar, enviaron a los Siete Enanos y al resto del pueblo.

Luego de esa batalla, jamás los volví a ver, pero había oído rumores de que aún estaban con vida y que vivían en su casita en el bosque. Ellos se habían ganado el respeto de todo el pueblo, por lo que nadie los molestaba. Pero si se sabía que vivían en aquella casa.

Llegué allí luego de una exhaustiva cabalgata. Até a Shey a un árbol de por ahí cerca y me preparé mentalmente.

~Ok, Nic. Tú puedes, ellos te aman tanto como tú a ellos. Te ayudarán.

-¿Y tú quién eres?

~Tú.

-...

~Bueno, no es importante. Entra y abrazalo como si tu vida dependiera de ello.

-Bien.

Toqué la pequeña puertita. Y luego de unos minutos salió un hombre que tenía ocico de cerdo. Me quedé mirándolo extrañada.

—¿No viven aquí los Siete Enanos? —Pregunté a aquel hombre. ¿Que hacía el aquí?

—No... Pero es un secreto. Si es posible, queremos que así siga. —Respondió el. Asentí.

Era una decepción saber que no estaban allí.

—¿Sabe dónde los puedo encontrar? —Pregunté.

—Niña... —Frenó unos segundos, como pensando lo que estaba por decir— Ellos están muertos.

Mis ojos se nublaron. ¿Muertos?

—Oh... —Susurré.

De la nada salió un joven de detrás de una columna. Era hermoso, realmente. Y sus ojos...

—Hola... —Dijo, acercándose.

—Ho... Hola. —Me quedé hipnotizada con sus ojos. Realmente mágicos.

—¿Qué sucede? —Preguntó el muchacho a su ¿Padre?— ¿Por qué me miran así?

De la nada se medio resbaló, y casi cae al piso. Me acerqué y lo ayudé a incorporarse.

—Me llamo Federico. —Dijo, mientras me miraba y me sonreía.

—Nicole. —Me presenté. Le devolví la sonrisa.

El hombre de antes me alejó de él y se ocupó de agarrar a Federico.

—¿Tienes dónde pasar la noche, hija? —Preguntó el del ocico.

~Neverland~ DosogasTeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora