6. Encuentro

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Narra Sebas

Rajah corrió durante horas y parecía que nunca avanzaba. Pues el paisaje siempre era el mismo.

—Rajah, ¿Cuánto falta? —Pregunté, impaciente. Me dolía el trasero de estar ahí sentado tanto tiempo.

—Según yo... —Hizo una breve pausa— ya llegamos.

Yo abrí los ojos en señal de sorpresa. Me bajé de Rajah de un salto y comencé a inspeccionar el lugar.

—¿Aquí pasaremos la noche? —Pregunté.

Rajah asintió.

—No puedo ofrecerte un lugar cómodo, pero si seguridad. —Agregó.

Yo me acerqué y lo abracé.

—Gracias, amigo. Siempre me acompañas cuando te necesito. —Le dije.

El apoyó su cabeza en mí hombro.

—Sabes que para eso estoy, chico. —Dijo, gracioso.

Le sonreí.

Luego me dediqué a observar el lugar más había una especie de centro, el cual supuse, servía para hacer una fogata.

—Voy a buscar leña. —Le avisé a Rajah.

—Tu busca por allá, yo te ayudo por acá. —Propuso el.

Asentí y me fui donde el me había dicho.

Estuve como 30 minutos, y logré juntar la leña necesaria. No sabía en qué momento, pero había perdido de vista a Rajah. No me preocupe. Probablemente estaría buscando por algún otro lado.

Estaba volviendo a ese "centro", para poder comenzar el fuego, cuando escuché un ruido detrás mío.

Me di vuelta lo más rápido que pude.

No había nada.

Me escondí detrás de unos arbustos que parecían cubrirme bastante bien.

—Sarah, ¿Estás segura que es por aquí? —Escuché preguntar a una voz gruesa.

Hubo unos segundos de silencio, y luego respondieron.

—Mira, ahí está el centro. Aquí es. —Dijo una voz dulce, como de una niña. Era hipnotizante escucharla.

Me asomé un poco para poder ver. Delante mío había dos caballos y una muchacha de pelo rizado. Era muy bella, a decir verdad.

Intenté regresarme, pero sin querer pisé una rama seca que crujió, llamando la atención de los chicos delante mío.

—¿Quién anda ahí? —Preguntó la chica.

El niño se acercó y comenzó a oler. Ví como lentamente se iba acercando a donde yo estaba.

Preferí salir por mí cuenta.

—Hola... —Dije, saliendo de mí escondite lentamente.

Ambos me miraron sorprendidos.

—¿Quién eres? —Preguntó la chica, sacando una espada y apretándola contra mí garganta.

Tragué lento.

—Sebastián —Respondí, alejándome un poco para sentirme más seguro—, Sebastián Urdiales.

La chica frunció el ceño.

—¿Urdiales? —Preguntó— ¿Tienes algo que ver con los reyes de Agrabah?

Ciertamente, corría el riesgo de que si les decía, me llevaran de vuelta. De hecho, podrían ser cazadores enviados por mis padres para buscarme.

~Neverland~ DosogasTeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora