Prólogo.

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La vida cambió por completo después de la partida de Liam. Si alguien me hubiera dicho hace tres años, que terminaría abandonando mi trabajo como agente infiltrada para convertirme en la madre de una niña de tan solo tres años, seguramente me hubiera reído. Y es que el futuro siempre es algo incierto. Puedes pensar que tu vida esta resuelta, pensar que nada va a cambiar y de repente ocurre.

Te levantas una buena mañana, feliz porque tu jefe te ha avisado de que vas a volver a trabajar en un caso importante y todo cambia. Por primera vez en tu vida conoces a alguien que cambia tu suerte, la mía la cambiaron ellos: Harry y Zayn. Y yo cambié la suya.

Esa es la clave, el motivo por el cual nadie puede asegurar que su vida no va cambiar. La clave es que en muchas ocasiones tu vida no la cambias tú, la cambian las personas que se cruzan en ella. Es entonces cuando te toca decidir que camino escoger, y esta fue mi elección.

Tras cambiar mi suerte: me centré única y exclusivamente en hacer feliz a mi sobrina. Intenté ser la mejor versión de mi misma para que ella fuera feliz. Di todo de mí para que ella jamás echará en falta a sus padres, pero nunca le mentí. Jamás le hice creer que era su madre, siempre le conté que era su tía y que por desgracia sus padres no podían estar con ella. Emma jamás olvidó a su padre, a pesar de que tan solo tenía tres años cuando él falleció, jamás dejé que su recuerdo muriera.

Ahora a sus seis años, mi sobrina era una niña alegre, educada y algo revoltosa. Y si alguien me preguntaba, ella era de lo que más orgullosa estaba en la vida. Resultaba delirante saber que una criatura tan pequeña podía significar el todo para mi. Harry y Zayn cambiaron mi suerte, y aunque perdí mucho al conocerlos, también gané.

Todos los sábados desde su partida, Emma y yo íbamos a visitar a Liam y Albert. Ambos estaban enterrados en el mismo cementerio y para mi el echo de visitarlos era mi forma de mostrarles que estábamos bien. Mi forma de hacerles saber, que aunque ambos habían sido fundamentales en nuestras vidas, habíamos salido adelante sin ellos. Pero no los habíamos olvidado.

A pesar de haber abandonado mi especialización como agente infiltrada, seguía trabajando en la comisaria. Yo no fingía ser quien no era en mi trabajo, pero seguía siendo policía. Ahora era la mano derecha del jefe de policía.

Mi relación con Louis había mejorado considerablemente en los últimos años, hasta el punto de que cada domingo nos juntábamos en su casa o en la mía o en casa de Niall con nuestras respectivas familias para almorzar. Él tenía una mujer encantadora y dos gemelas de la edad de Emma. Niall todavía no había formado una familía, pero no tardaría demasiado, acababa de pedirle matrimonio ha su novia hacía unos meses. Pasar los domingos juntos se había convertido en una bonita tradición.

Niall jamás permitió que abandonara mis sesiones de recuperación y gracias a su perseverancia conseguí que mi cojera se reduciera de tal modo que ahora era casi imperceptible. Solo podías notar mi lesión si estaba muchos kilómetros corriendo sin parar, y por suerte no salía salir a correr.

Nunca olvidé a mi hermana, nunca dejé de intentar encontrarla, pero mis esfuerzos jamás dieron resultado. Era como si se la hubiera tragado la tierra. Rebecca era una experta en esconderse, había pasado demasiados años en el anonimato sin ser descubierta y las cosas no habían cambiado.

Harry y Zayn seguían en prisión, pero estaban a punto de ser dados en libertad. Aunque al principio temí sus represalias tras conocer mi verdadera identidad, lo cierto es que jamás se pusieron en contacto conmigo. Llegué a temer que enviaran a sus hombres para acabar con mi vida, pero no hicieron nada.

Nunca volví a saber de ellos, y aunque una parte de mi seguía necesitando ponerse en contacto con ambos para disculparme, sabía que era mejor mantener las distancias.

Había conseguido establecer mi vida con ellos en prisión y pensaba seguir haciéndolo ahora que iban a volver a estar en libertad.

No sabía que tenían planeado tras su tiempo en la cárcel, pero quería pensar que iban a intentar ser personales normales y no intentarían reactivar su imperio. Aquel era mi deseo, que Harry y Zayn hubieran aceptado su derrota y no tomaran represalias.

Pero como policía sabía que aún sin ellos sus carteles habían seguido operando, no al mismo nivel, pero sus bandas todavía seguían en el mercado del narcotráfico. Aunque muy deteriorados, sus emporios habían seguido trabajando durante estos tres años.

Esta vez no me tocaba a mi vigilar sus pasos, no era la encargada de evitar que ellos volvieran a delinquir y estaba obligada a mantenerme al margen.

Mientras observaba como Emma terminaba sus deberes, mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón. Estaba convencida de que era Niall recordándonos que este fin de semana le tocaba a él preparar la comida. Mi vaso cayó al suelo cuando leí el mensaje.

Ellos acaban de salir en libertad, ten cuidado

Ahora era Louis quien se encargaba de cubrir mi espalda. Solo esperaba que ellos no se pusieran en contacto conmigo ahora que eran hombres libres.

Nunca imaginé que la cárcel los hizo todavía peores.

Hopeless [H.S/Z.M] (A.U) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora