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Yoongi tomaba una taza de té con galletas de chocolate en su cama, y a su vez, miraba entretenido las noticias en la televisión. Eran las 9:03 para ser exactos, y se había despertado con algo de apetito sumado a que no tenía ni una pizca de sueño, razón por la que no continuó durmiendo. Afuera llovía muy fuerte, lo que significaba que tendría que quedarse en casa el resto del día, pero en realidad eso no le molestaba, sólo debía pensar en cómo haría para no aburrirse tanto.
Mientras miraba el noticiero, el mismo informaba que habría fuertes tormentas durante toda la semana, cosa que ya no le resultó tan favorecedora al muchacho, porque no le gustaba tener que salir a comprar o a hacer sus tareas bajo días tan horribles, o embarrarse y pisar charcos por doquier. Pensó que sería una tormenta pasajera y mañana ya tendría un día maravilloso nuevamente, pero no.
— Da igual... trataré de arreglarme con lo que hay, no quiero salir con tanta lluvia — dijo para sí mismo para luego beber un sorbo de su té calentito.
De repente, tragó saliva en seco, le pareció ver de reojo algo extraño asomarse por la puerta de su habitación -la cual se encontraba abierta-, era una figura alta y masculina, si es que no estaba alucinando. Al girar la cabeza para ver de quién se trataba, no vio a nadie allí, pero aún así, dejó su taza en la mesita de luz y se levantó con los pies descalzos para fijarse, solamente quería verificar que nadie se hubiera introducido en la casa.
— Espero no estar imaginando tonterías por lo de ayer — susurró para sí mismo mientras se rascaba la cabeza dudando.
Cuando quiso regresar a su cama, escuchó un objeto de vidrio estrellarse contra el piso fuertemente, lo cual le hizo saltar del susto y emitir un pequeño sonido del miedo repentino que había sentido, por poco pensó que el corazón se le saldría por la boca. Fue rápidamente hacia la cocina y se encontró con uno de sus platos roto en el suelo, era un plato que dejó en la mesa el día anterior porque no le apetecía lavarlo.
— ¿Cómo es posible que se haya caído? tsk, como sea, debo limpiar todo este desastre — se quejó el joven buscando una escoba para quitar los pedazos de vidrio, no sin antes ponerse unas zapatillas para no lastimarse los pies.
Al llegar a su habitación para tomar algún calzado que tuviera guardado por ahí, se quedó en shock cuando vio que en su cama estaba un muchacho sentado y sonriendo con esa actitud coqueta pero extraña que lo caracterizaba, aquel tipo atractivo que aparentemente había desaparecido, estaba frente a sus ojos.
— Lo siento, quería llamar tu atención y la única manera de hacerlo era rompiendo uno de tus platos — Rió burlonamente el chico de apariencia fantasmal, esbozando una linda sonrisa.
— ¿Q-qué haces aquí? ¿Y cómo entraste a mi casa? — Pestañeó unas cuantas veces pensando que estaba imaginando, pero no, no era así.
— Pues... ayer estuve caminando junto a ti mientras regresabas a tu casa y entré, estoy escondiéndome de los tipos que trataron de asesinarme, la última vez me arrancaron las tripas, aunque por alguna extraña razón, sigo vivo, pero en fin, supongo que aquí jamás van a encontrarme — dijo entre risas como si estuviera contando una anécdota divertida, se veía bastante tranquilo a diferencia de la última vez que lo había visto.
— ¡Eso es porque estás muerto, eres un maldito fantasma que no tuvo mejor alternativa que romper uno de mis platos! — Exclamó el menor con molestia, recibiendo una mueca de confusión por parte de Jungkook.
— Espera, ¿Dices que soy un fantasma? ¡Vaya, eso explica muchas cosas! — respondió con una mano en el mentón y pensativo.
— Probablemente esos tipos que tú mencionas ya se murieron o están pudriéndose en la cárcel, así que hazme el favor de volver a tu casa y no molestarme, ya no hay posibilidades de que te hagan daño, ya estás muerto — bufó Yoongi cruzándose de brazos.
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¡Los fantasmas no existen! [KookGi]
FanfictionNada podría lograr que Yoongi creyera en algo que para él solamente formaba parte de un mundo ficticio. Pero un día, cansado de discutir con su mejor amigo, quien tenía creencias muy diferentes a las suyas, decide aceptar un ridículo trato que tal v...