Varok

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Se despertó al escuchar el sonido de las flechas impactando en la madera, era un sonido que conocía demasiado bien. Abrió los ojos por inercia al oír la primera flecha disparada provocando que se levantara inmediatamente antes de recordar donde estaba, se tendió de nuevo en el colchón de paja lentamente mientras escuchaba a Kaiden y a los demás chicos practicar con el arco. En otros tiempos ese sonido significaría prepararse para la inevitable ola de fuego que caería sobre él y todos sus compañeros en el campo de batalla pero aquí estaba a salvo, relativamente a salvo. Quiso volver a dormir pero el colchón se volvía más incómodo a cada minuto que pasaba hasta que aceptó que no podría conciliar el sueño de nuevo. Al sentarse notó que el cuerpo aún le dolía, los hombros le pesaban bastante y las piernas no dejaban de dolerle. Ya no era joven además estuvo tres días montado sobre un caballo rastreando cada trol posible durmiendo apenas minutos entre matanza y matanza, ni siquiera estaba seguro de haber comido. Al regresar al pueblo fue directo a la posada a tirarse sobre alguna de las camas sin preocuparse por nada más. Despertó al día siguiente cuando Jeyne entró a llevarle algo de sopainsípida y una especie de carne rancia con vino amargo, al verlo despierto loabrazó tan fuerte como pudo y le dio un beso en la mejilla sin darle tiempo depensar algo que decir, también estaba demasiado cansado para pensar en algointeresante así que solo decidió devolverle el abrazo y empezar a comersuponiendo que no todo estuvo mal.

Se vistió tan lento como pudo ya que no tendría nada que hacer, normalmente se habría despertado al momento de salir el sol pero ahora la cabaña era cenizas junto con el viejo Kilik, ni siquiera había razón para despertar a Kaiden para ir por agua antes de desayunar. Los últimos dos días dio vueltas por el pueblo antes de aburrirse e irse a cazar no sin antes responder los cuestionarios de la gente, que inevitablemente lo detenía al verlo, sobre si iría a vivir al pueblo o regresaría a reconstruir la cabaña, algunos incluso intentaron convencerlo de acompañar al mago a Dorrendor. Cazar era más simple en ese lugar pero la gente ya abarcaba bastante territorio en trampas y, ahora que los trol se habían marchado, se estaban expandiendo provocando que tuviera que alejarse mucho del pueblo. Aun así realmente no hubo mucho sentido en cazar. Al regresar a la posada con un par de conejos y comadrejas la posadera los apartó para los perros antes de servirle un plato de distintas cosas que realmente no estaba mal, después le explicó entre risillas confiadas que no era necesario cazar ya que la gente del pueblo proveía lo que necesitaban mientras ellos tuvieran suficiente vino en la posada para todos provocando que se sintiera aún más inútil en ese lugar.

Bajó de su habitación a buscar una mesa para comer algo, a esa hora solo estaban los mismos tres viejos de siempre tomando con el mago que soltaba risas mientras contaba inciertas historias de guerra. Varok buscó la mesa más alejada de ellos aunque ya habían notado su presencia por lo que comenzaron a hacerle señas para que se acercara.

— Varok, ven a tomar con nosotros, nos hace falta uno más —Therion se levantó de su mesa para acercarse a él con su usual sonrisa

— Vamos, asesino de dragones, dejanos invitarte un trago —dijo uno de los viejos

— Ninguno de nosotros esperaba sobrevivir a ese ataque pero nos protegiste, es lo menos que podemos hacer por nuestro salvador —añadió otro de los viejos

— Ya los escuchaste —Therion se paró frente a él invitándolo— un trago o la comida, solo quieren agradecerte

Volteó a ver a los viejos con sus caras insistentes, después volteo a ver a Therion con su imperturbable sonrisa, sabía que planeaba algo pero de todas formas fue a sentarse a su mesa. Los viejos festejaron al tiempo que Lisa traía otra jarra de vino junto con un cuenco de comida para Varok que comenzó a comer evitando mirar al mago.

Sangre Y CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora