Llevaba un mes sin aparecer por la cafetería, desde que dejó el trabajo con la escusa de los estudios no la había vuelto a ver, y era sin duda lo mejor.
No supo porque le pareció buena idea pedirle ser su novia, tal vez los cuatro meses de citas constantes y besos la confundieron. O tal vez que se pasara todas las noches en su casa y al día siguiente se levantara para hacerle el desayuno.
Nunca entendería a Nadia.
- Buenas...- saludó sin mucho ánimo.
- Hey ¿Te has enterado?- la camarera frunció el ceño dando a entender que no sabía de qué hablaba- Viene hoy una nueva- Mar lo miró confusa sin saber a qué se refería hasta que después de un par de segundos lo entendió.
- Oh, mejor, así nos podremos repartir el trabajo de una vez- formó una sonrisa y entró al vestuario, dejando a Jorge algo confundido. Nunca había visto a Mar sonreír así de mal, y es que en verdad la camarera tenía una pequeña esperanza de que Nadia volviera, como había hecho las anteriores veces que pasaba por su fase de negación. Pero al parecer está vez eso no iba a pasar.
Y así fue, durante otro mes Mar continuó sin tener noticias sobre su antigua compañera. Ya había empezado a olvidarla, o eso es lo que trataba de creer, en verdad lo único que pasaba era que trataba de tener su cabeza ocupada para no terminar pensando en ella.
Y todo iba a ir bien si no fuera porque un día de la nada apareció en la cafetería, entró tan normal y se sentó en una silla. ¿Que demonios hacia? Era lo que se preguntó cuando la vio allí.
Con algo de coraje se fue hacia su mesa. Nada más se plantó en frente de la otra mujer sus piernas temblaron suavemente al poder verla de cerca otra vez, pero eso no quitaba lo enfadada que estaba.
- ¿Que haces aquí?
- Estoy por Alexa. Ha roto con su novio y estoy haciéndole compañía- Mar frunció el ceño- No quiero discutir, Mar- pidió Nadia con voz calmada, en verdad eso era lo último que quería hacer.
Mar la miró por unos segundos antes de suspirar y volver al interior de la cocina. Durante un par de semanas Nadia continúo viniendo, no se volvió a acercar a ella, era mejor no hacerlo.
Pero si que la observaba, desde la caja se pasaba las tardes mirando a Nadia, y esta cuando no tenía los ojos puestos en Alexa, le devolvía las miradas. La camarera sabía que eso no era nada bueno, sabía que como continuaran mirándose durante todas las tardes no iba a poder olvidarla.
- Voy a atender a aquella mesa- Escuchó que decía Emmy, su nueva compañera. Mar se limitó a asentir y caminar hacia la cocina, en el camino chocando con Alexa, quien iba directa a la mesa donde ambas chicas hablaban.
- Tranquila, dudo que Emmy caiga en los brazos de Nadia.
- No es eso, sólo es que es muy cotilla.
- ¿Como cuando empezaste a faltar a clases para ir a ver los partidos de rugby y ella te siguió?- Mar recordó aquella vez en la que tuvo que convencer a Nadia que dejara de tratar de averiguar el porque Alexa veía los partidos de rugby.
- Algo así, a si que apártate- Mar no se opuso, de hecho quería entrar dentro de la cocina solo para dejar de ver a Nadia, así que se apartó y entró.
Al día siguiente no la vio en la cafetería, ya había conseguido lo que quería así que ya no hacía falta que volviera. La idea de que Nadia no volviera tenía que ponerla feliz, pero no lo hizo.
Se llevó una gran sorpresa cuando se encontró ese mismo día con Nadia en el portal de su casa. Tenía la nariz algo roja del frío, estaban a mediados de febrero y a pesar de que no hiciera tanto frío como en pleno invierno aún hacia bastante.

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Ahora ya te conozco
RomanceAlexa, la hija del dueño de la cafetería, a los ojos de Emmy, la mujer perfecta. Emmy, la nueva empleada, para Alexa, la pequeña adorable. Ellas quieren estar juntas. La realidad, todo son problemas. Aviso: es la primera historia que hice en 2018. L...