" Desdichado es el que por tal se tiene."
Séneca
Quinto observaba desde el marco de la puerta de la habitación como acababan de traer a Julia desde el barco. Aunque todavía se encontraba grave ya podía ser trasladada a la casa donde estaría más cómoda. La muchacha intentaba demostrar a todos los que estaban pendientes de ella que se encontraba bien, pero el simple esfuerzo que había tenido que realizar desde el buque había agotado las pocas reservas que tenía. Su extremada delgadez junto con su tez pálida y la frente sudorosa por el esfuerzo así lo evidenciaba.
El tribuno era consciente de que los días que llevaban convalecientes les había pasado factura a todos. Marco estaba callado y reservado, a Julia se le había apagado la luz que habitualmente le brillaba en los ojos y él, se encontraba en un estado continuo de rabia y cólera sumado a un profundo desasosiego e impotencia por no poder partir en busca de Claudia.
Ahora que habían podido trasladar a la esposa de Marco, sabía que el hermano del general no tardaría mucho en marchar en busca de los mercenarios. Había retrasado su salida por el estado de salud de Julia, pero en un conversación privada había sentido a los dos hombres hablar de su próxima partida.
En la habitación, junto a Marco se encontraba Máximus, los dos hermanos eran como dos gotas de agua, eran tan parecidos en el carácter y en el físico que había ocasiones en que podían pasar como gemelos. Tenía una petición que hacerle al praefectus y rogaba a los dioses porque su general mediara en el asunto. Necesitaba urgentemente salir de esas cuatro paredes, su mundo se había venido abajo desde la desaparición de Claudia y se asfixiaba en aquella casa sin poder hacer nada.
Marco que se encontraba acomodando a Julia, percibió la presencia de su amigo en la puerta y sonriéndole levemente, se volvió hacia él.
—¿Estás aquí Quinto?. Te he traído compañía para que no te aburras tanto.
Cuando Marco habló, Julia volvió su mirada hacia el hombre que se encontraba apoyado bajo el dintel de la puerta con un bastón en la mano. Los ojos se le empañaron de repente y con un gemido quedo solo acertó a decir:
—¡Quinto!...¿qué vamos a hacer sin Claudia?.
La joven empezó a llorar desconsolada, el vacío dejado por su amiga era demasiado grande para ambos.
—No debes llorar en tu estado Julia, sabes que no debes sobresaltarte, eso podría perjudicaros a los dos—. Dijo Marco preocupado mientras Quinto se acercaba cojeando a la cama donde estaba convaleciente Julia.
—¿A los dos?—. Preguntó Quinto desde su sitio.
—Todavía no hemos dicho nada a nadie porque acabamos de saber que Julia está embarazada, el galeno del barco nos lo ha confirmado—. Dijo Marco mirando a su mujer mientras le limpiaba las lágrimas que corrían por su rostro.
—¡Enhorabuena amigo! Espero que pronto podamos ver a otro pequeño miembro de la familia Vinicius—. Dijo Quinto con voz afectuosa pero triste.
—Gracias amigo pero hay que ver cómo evoluciona el estado de mi mujer. Es demasiado pronto para aventurar algo. Julia debe reponerse y alimentarse bien para que el niño pueda crecer sano. El galeno nos ha ordenado que el reposo es absolutamente necesario, sobre todo no debe recibir ningún sobresalto que pueda ocasionarle la pérdida del bebé—. Dijo Marco a su subordinado, dándole a entender que no tocara el tema de Claudia delante de la joven. Ambas habían estado demasiado unidas.
ESTÁS LEYENDO
BAELO CLAUDIA © 1 Saga Ciudades Romanas(Completa)
Historical FictionElla, Julia Drusila, nacida dentro de una de las familias más prominentes de emperadores que el Imperio romano ha dado, tiene que vivir como esclava, simulando ser quien no es. Él, Marco Vinicius, general condecorado de la legión romana y descendien...