Capítulo 12

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Omnisciente

— Ahora lo saben... — detrás del teléfono se escucho una risa —... Sabes que te buscarán y te encontraran ¿no?

— Si, pero para cuando lleguen Ritsu ya será mio. Y si es necesario lo mataré para que esté conmigo  — aquello hubiera dejado a cualquiera con los pelos de punta al ver la gran obsesión de aquel sujeto, pero para aquel castaño, todo se oía como una conversación que se llevaría cualquiera con un amigo.

— Solo no me metas en esto — la voz seria que puso solo hizo que el otro soltara nuevamente una carcajada.

— Ay. Misaki, tu ya eres un cómplice en todo esto. Ahora no me vengas con que eres inocente — la última frase hizo estremecerlo en su sitio.

Cuando el castaño vio como el pelinegro se acercaba a él, colgó de una manera rápida, haciendo dudar de al pelinegro de la extraña actitud del castaño.

— ¿pasó algo Misaki?

Y cómo si fuera una persona con doble cara, tan rápido se giro en dirección al pelinegro, su faceta seria de antes cambio a una con una sonrisa radiante.

— ¡no! Nada importante Masamune

La poca convincente sonrisa del castaño hizo dudar por unos segundos al azabache, pero se vio interrumpido por la voz de sus otros compañeros, quienes lo llamaban desde la sala.

°×°

El castaño iba perdiendo cada vez más las esperanzas. Cuatro meses habían pasado ya y parecía que no lo encontrarían jamás.

Su rutina era siempre temer por quien entraría por aquella metálica puerta. ¿Clientes, Nao, Misaki, o algún psicópata más para violarlo?

Nunca se sabía quien pasaría por allí. Lo único que distraía al castaño era la hora de dormir, en donde sentía que podía estar en donde sea menos en aquel mugriento lugar.

El chirrido de la puerta lo hizo sobresaltar. Un alto y atlético hombre entraba como tantos hombres que había visto el castaño.

— Nada mal — se acercó a paso acelerado hasta el castaño, quien aún seguía retenido por las cadenas, y los únicos capaces de soltar las cadenas eran todo el que pasase una noche con el castaño.

El atlético hombre intento acariciar la cara del castaño, pero este se rehusaba, provocando la ira del hombre.

— Oye, aquí el que manda soy yo — su manera arrogante y dominante lo hizo temblar de miedo a Ritsu — ¿como te llamas pequeña lindura? — el castaño se limitó a no abrir la boca, pero un estridente golpe contra una silla que choco contra la pared lo hizo saltar en el sitio, miro tembloroso al hombre y lo vio con los ceños fruncidos — ¡Te dije, que como te llamabas!

— Ri... Ritsu — tembló su voz al momento de mencionarlo.

— Ritsu — oírlo mencionar su nombre con aquel tono, provocaba en el castaño un revoltijo en el estómago — ¿quieres que te suelte de estas cadenitas? — aquel tipo parecía jugar a casitas, disfrutando de la sumisión del castaño y de lo manipulado que ya estaba.

Ritsu solo asintió con miedo, a simple vista parecía apenado, lo cual consiguió encender al hombre.

Se masajeo las manos el castaño una vez que el otro le había liberado de aquellas cadenas. Se podía ver fuertes tonalidades de morada, denotando la fuerza con la que se había ejercido y las magulladuras que le escocía las heridas que se lo habían hecho las cadenas.

Sexy, Crazy and Lazy [Sekaiichi Hatsukoi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora