Dicen que cambiar de aires es bueno, especialmente después de una gran perdida, sin embargo mudarse a un país nuevo parece un poco excesivo. O por lo menos eso es lo que piensan las trillizas Vázquez cuando su madre (que no han visto en años) las ob...
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Vivi
La melodía que escuchaba a través de mis audífonos no lograba relajarme de la misma forma en que siempre lo hacia, por mas que lo intentaba no podía dejar de pensar y cada movimiento de las personas a mi alrededor no hacían mas que alterar mis ya alterador nervios.
Nerviosa, así es como me encontraba, extremadamente nerviosa.
Podía atribuir este sentimiento al hecho de que estaba viajando en un avión, nunca había sido fan de subirme a estas "maquinas flotadoras" como mi padre los llamaba. Pero no, yo lo sabia mejor, la razón de mis nervios no era otra que lo que iba a traer el futuro.
Hoy, después de casi cinco años sin mucho contacto, voy a volver a ver a mi madre y a mis hermanos, ojalá fuera bajo otras circunstancias pues nunca me imagine que lo que nos obligaría a volver a reunirnos con la familia seria la muerte de mi padre. Han pasado casi tres meses desde su partida y aun me sigue doliendo como el primer día, solo de pensar en el siento como mis ojos se llenan de lagrimas, mi padre era todo para mi y ya no esta. Cuando supe que ya no estaría ahí para apoyarme sentí que el mundo acababa, pero suerte mis hermanas estaban allí para apoyarme y compartir el dolor, ellas son la única razón por la que puedo seguir adelante y ver un futuro en el que soy completamente feliz.
Dos semanas después de la muerte de mi padre, mi madre apareció en nuestra casa, mis hermanas estaban furiosas con ella porque a pesar de que la llamamos el día que todo sucedió no asistió al funeral y mis hermanos tampoco. Llego diciendo que hubo muchos problemas con los vuelos por tormentas y no se que tanto, no quise escucharla y mis hermanas menos, después de unos días de ignorarla por fin accedimos a escucharla solo para enterarnos que pretendía que nos mudáramos con ella a Los Ángeles. ¡Dios! Esa si fue toda una discusión, pero al final tuvimos que ceder, apenas tenemos 16 años y aunque estamos a menos de 6 meses de cumplir los 17 era imposible que nos dejaran quedarnos solas en otro país sin un adulto responsable y como no tenemos mas familia, no quedo de otra.
Debo admitir que aunque en un principio no estaba muy contenta con la idea de mudarme, principalmente porque no quería dejar a mis amigos ni mi vida en México, me emociona un poco poder pasar tiempo con mis hermanos y conocer nuevos lugares. Aunque yo podría ser la única con ese pensamiento, mis hermanas estaban y no dudo que siguán, furiosas con la idea.
Aunque somos trillizas y nuestra apariencia es completamente idéntica, las tres somos muy diferentes.
Yo soy Viviana pero todos me dicen Vivi, soy la menor por solo unos minutos de mis dos hermanas: Vanesa y Valeria. Las tres nos llevamos muy bien, no me molesta que las tres seamos idénticas, creo que eso es mejor que un espejo y sirve para cubrir a alguna en cualquier situación.
Solo los que nos conocen realmente saben diferenciarnos, pero al algo que hace que seamos diferentes, un secreto.
A veces nos gusta vestirnos parecidas, pero no iguales, como por ejemplo hoy. Las tres nos pusimos ropa cómoda para el viaje, ya que eso de andar usando vestido en un avión es súper incómodo.
