C.2

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Luego de hablar con aquel niño nuevo en su vecindad, Emily estaba bastante emocionada.

Le habló todo el día a su hermano mayor, Arthur, sobre él.

Al escuchar el portón de su patio abrirse, Emily se quedó quieta. ¿Será su madre? ¿Se dará cuenta de qué el vestido estaba sucio?

— ¡Tranquila! Lo deje como si fuera nuevo. No te preocupes, Emily. — Decía el rubio mayor en un intentando de calmar a la menor.

Pero vio una figura mucho más grande que su madre. ¿Podrá ser..?

— ¡Papá! — Emily saltó hacía los brazos de su padre, emocionada.

Su padre la abrazó con la misma emoción, mientras su madre analizaba el vestido.

— Emily. — Dijo fríamente.

La niña se tenso. — ¿Sí, mamá? — Giró para poder verla, era su fin.

— Hiciste un buen trabajo cuidando el vestido. ¡No tiene ni una mancha!

Emily y Arthur suspiraron internamente.

— ¿Hay nuevos vecinos? — Preguntó su padre, bajando a la niña en el suelo.

— ¡Sí! — Contestó Emily con emoción.

— Emily ya se hizo amiga del niño nuevo. — Su hermana si que era amistosa.

— ¿Eh? ¿En serio? ¡Entonces hay que invitarlos a comer! — El padre era igual que Emily ante esas cosas.

Su madre por otro lado no estaba muy contenta. — Pero son extranjeros.. Asiáticos.

— ¿Qué tiene de malo? — Preguntó Emily, con inocencia.

— Cosas de grandes, Emily. No te metas.

La menor hizo un puchero y decidió ir a molestar a su hermano mayor quién descansaba plácidamente en el sofá.

— No seas así cariño, ¿Que aprenderá Emily de ti? — La mujer quiso hablar, pero de sus labios no salió ninguna palabra.

— ¡Emily! — Le llamó su padre.

— ¿Qué pasa?

— ¿Por qué no vas con Arthur a invitar a la nueva familia a cenar ésta noche?

— ¿Ehh? ¿En serioo? — Emily no se la creía, sabiendo cómo era su madre.

— Entonces escribiré una carta como invitación. — Decía Arthur agarrando un papel y un lapicero.

Ambos hermanos caminaban lentamente hacia la casa vecina.

Emily veía la carta de su hermano. — Parece letra de señorita. — Comentó.

— ... Cállate. — Justo en su orgullo. Pensaba que era una letra elegante.

Llegando a la casa, Emily intentó tocar el timbre. Pero no alcanzaba.

— Te falta crecer bastante. — Sonreía el rubio, encantado de molestar a su hermanita.

Tocó una vez aquel timbre y ambos esperaron a que alguien atendiera.

La familia de Kuro miraba desde la ventana. — ¿Qué querrán? ¿Quiénes son? — Preguntaba preocupada la madre.

— No lo sé, quizá si nos quedamos aquí se vayan.. — Decía el padre.

— Mamá, papá.. Son los vecinos de al lado.. Conozco a la niña. — Decía Kuro, a quien el causaba bastante gracia la paranoia de sus padres.

Y sin su consentimiento, Kuro salió a recibir a ambos hermanos.

— Buenas tardes. — Saludó cortésmente.

— ¡Hola~!

— Buenas tardes. ¿Están tus padres? — Preguntó Arthur, le extrañaba que saliera un niño a recibir a unos extraños.

— ¿Para que los necesitas?

— ¡Queríamos invitarte a ti y a tu familia a una cena esta noche! — Soltó Emily, quién no ocultaba la sonrisa de su rostro.

— ¿Por qué..?

— Es una clásica bienvenida de aquí. Toma, hicimos una carta. — Emily le tendió la carta.

Kuro dudó de si aceptarla o no. Al final, decidió aceptarla. Rozando sus dedos con la mano de Emily.

— ¿Es tu letra? — Preguntó.

— No, es la de mi hermano.

— Parece de señorita..

— Ejem. — Dos veces en un día, genial. —Por favor, haznos saber si tus padres aceptan venir.

— ¡O puedes venir tú solo! — Emily solamente quería hacerse amiga de aquel niño, tanto que sonó bastante descortés.

— ¡Emily! — Le reprochó su hermano.

— Se los haré saber. Gracias por la invitación.

Y así, Kuro entró a su casa con la carta en manos. Pensando en la calidez de la mano de su vecina.

Emily y Arthur se dirigieron a su casa.

Emily estaba tan emocionada que daba pequeños saltitos. Arthur la observaba con una sonrisa ladina en su rostro.

En Tren. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora