Capitulo 29

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Megan:

Como pude, entrelace mis brazos al cuello de Ailey

Ella volaba tomando con fuerza mi cintura, pero yo era mucho más alta que ella, por lo que arrastraba mis pies en el camino

Mareada y aturdida. Intente levantar mi cabeza y aclarar mi vista nubosa, pero solo vi como los pasillos giraban a mi alrededor, las puertas iban de un lado al otro, las paredes no dejaban da bailar y las grietas se movían al punto de formar extraños garabatos sin sentidos

La fuerza con la que había levantado la cabeza me abandono y me obligo a agacharla nuevamente, cerré mis ojos y sentí ganas de vomitar

Mis oídos no paraban de emitir un zumbido, como si una abeja o una mosca volase cerca de ellos todo el tiempo, entre eso, podía escuchar casi inaudible la respiración agitada de Ailey. Luego sentí que dijo algo parecido a "Megan, por favor resiste, ya estamos cerca" pero yo solo había escuchado un "Megan, me mentiste, eres una alberca" o algo así

Sentí que me resbalaba de los brazos de Ailey y para volver a tenerme con firmeza quise apretar más mis brazos contra su cuello, pero en lugar de eso, clave mis uñas en su nuca accidentalmente. Ella grito de dolor e instintivamente me soltó dejándome caer, porque mis piernas flaquearon y no tuvieron la voluntad suficiente como para mantenerme de pie

-MEGAN- Grito Ailey al ver que estaba desplomada en el piso

Ella dio vuelta mi frágil cuerpo dejándome boca arriba, luego sentí sus pequeñas y suaves manos en mi rostro

-¿Megan puedes oírme?- Pregunto ella

Mis parpados eran pesados y me fue imposible siquiera abrir los ojos

-Megan resiste un poco más por favor, encontraremos a los demás y te pondrás bien. Pero resiste, tal vez Brad puede curarte con sus poderes de ángel-

"Que idea más ridícula" pensé yo, pero no pude decir nada porque en mi garganta tenía un nudo que impedía que las palabras salieran

¿Cuándo se ha visto que un ángel cure a un demonio? Es la cosa más descabellada que pudo haber dicho la niña

-Megan, no puedo seguir cargándote, eres un peso muerto para mí, soy muy pequeña, iré por ayuda- Dijo Ailey en alguna parte de la habitación

¿¡QUE!? ¿Acaso Ailey iba a dejarme sola y tirada como un saco de papas en medio de la nada?

¿Cómo puede alguien tener el corazón tan frio?

-Prometo volver- Dijo Ailey, ahora su voz se escuchaba más lejos

"No, no y no. Ailey por favor no me dejes" Pensé

Y el silencio reino en mi entorno, quise mover mi cuerpo, quise abrir mis ojos, quise gritar. Pero no pude hacer nada, solo podía respirar, escuchar, pensar. Y sobre todo:

Esperar

Era lo único que me quedaba, me sentía en una especie de estado vegetativo, pero no entendía él porque

Sentía levemente algunos trozos de escombro en la espalda por estar tirada, pero mis músculos eran flanes, imposibles de hacer fuerza o de manejar. Los huesos, directamente no los sentía, era como si me los hubiesen arrancado a la fuerza

No era consciente del tiempo, podrían haber pasado 15 minutos, una hora, un día, 5 minutos o solo unos insignificantes segundos antes de escuchar un par de voces, graves y masculinas

-Está aquí- Grito uno

-Megan- Grito otro

Unas manos se posaron en mis mejillas, al sentir el tacto, supe que no eran las manos de Ailey, pues sus manos eran pequeñas y suaves, con movimientos delicados. Estas eran un poco más ásperas y los movimientos eran torpes, eran más fuertes

La Sombra Brillante, EncerradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora