Capítulo 31

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LOS PROBLEMAS NUNCA TERMINAN



Lentamente me despierto, pudiendo darme cuenta en la incómoda «pero extrañamente cómoda» posición en la que me encontraba en la cama.

No sabía a qué hora me había dormido, pero no me importaba. Al menos me había servido para que mi mente por fin guardara silencio. Fue una noche demasiado dura, más dura de las que he tenido. Sin embargo, una vez más, tenía que salir adelante. No podía continuar aquí, encerrada, absorta en mis pensamientos. Tenía que salir, enfrentar la realidad, «aunque duela como la mierda».

Me levanto lentamente de la cama, mientras un bostezo se escapa de mis labios. Acto seguido, obligo a mis piernas a caminar en dirección al baño y al estar ahí, me detengo en el espejo, pudiendo ver mi reflejo.

«Me veía malditamente mal»

Mis ojos hinchados de tanto llorar, mi labio inferior partido por haberlo mordido para amortiguar algún sollozo. Lo había hecho con el único fin de que Dominic no apareciera. Sabía que le dolía verme llorar, pero de igual forma, respetaba mi espacio. Aunque sabía que si llegaba a oírme soltar un sollozo, él habría tirado la puerta para estar conmigo.

«No sabía por qué estaba segura de que así pasaría, pero lo estaba»

Desvío mi mirada hacia el suelo, a medida que soltaba un suspiro. Lo mejor era darme una ducha antes de volver a enfrentar lo que sucederá de ahora en más. Solo esperaba que ninguna sorpresa apareciera en el camino, porque lo más probable era que no lo pudiera soportar más.

Lentamente me despojo de mi ropa, mientras en mi mente me repetía que no podía seguir perdiendo el tiempo. Necesitaba actuar, «como siempre lo hacía». Necesitaba volver a ser la Nora que era, o al menos, necesitaba que la Nora que estaba siendo ahora, desaparezca. Ya pude llorar todo lo que tenía que llorar, ahora lo que debería de hacer sería mirar hacia adelante, no quedarme estancada en lo que sucedió.
















Luego de estar por más de media hora bajo el agua, decidí salir de la bañera para comenzar a vestirme. Tengo que admitir que fue una buena idea haberme dado una ducha, porque ahora mismo me sentía mucho más relajada, tanto física como mentalmente.

Al estar en ropa interior, tomo un deportivo negro, que a diferencia de los demás, este tenía un elástico al final, causando que se pudiera ver mi tobillo. Luego, para arriba me pongo la camiseta con la que había venido el primer día, obviamente limpia. Y por último, mis amados borcegos que nunca me han fallado en todos estos días que he estado de un lado para otro.

Mientras salía del baño, un bostezo involuntario se escapó de mis labios. No tenía sueño, porque había dormido más que suficiente, pero me sentía un tanto cansada mentalmente, porque a pesar de estar relajada, mi mente nunca paraba de trabajar.

Camino hacia la puerta de la habitación, teniendo en mente que quería ir a la cocina para poder comer algo, porque no he estado comiendo muy bien que digamos. Abro rápidamente la puerta y en aquel momento, logro oír un golpe en seco.

Miro en dirección al suelo, pudiendo ver de inmediato a Dominic, el cual se había caído por mi culpa, porque al parecer, estaba recostado en la puerta.

—Joder. —murmura con dolor.

«¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Es que acaso había dormido en el suelo, fuera de la habitación?»

Me respondo yo misma al ver lo somnoliento que se encontraba.

«Sí, definitivamente había dormido aquí»

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora