Capítulo 35

89.5K 5.9K 244
                                    

LA MARCA


NORA

Tomo una respiración profunda cuando siento que volvía a besar la piel de mi cuello.

Jamás me había sentido de la forma en la que me estaba sintiendo. Dominic estaba haciendo que todo fuera demasiado mágico. Si bien no era del todo consciente de lo que estaba pasando, tengo que admitir que era lo que estaba esperando cuando había decidido venir aquí.

Quería continuar con lo que habíamos dejado en su despacho. No podía seguir negando esta inmensa atracción que sentía por él. Necesitaba todo lo que él me pudiera dar.

—¿Estás segura, bellísima? —me pregunta con aquella voz enronquecida que tanto me enloquecía.

—No preguntes, lobito. Solo hazlo.

—Necesito saberlo, bellísima. No solamente te haré mía de la forma en la que estás pensando. —menciona, alzando su cabeza para poder conectar su mirada con la mía— Mi lobo ansía marcarte. ¿Y para qué ocultarlo? Yo también, bellísima. Muero por hacerlo ahora mismo. —admite, acariciando delicadamente la piel de mi cadera.

Abro mi boca, dispuesta a aceptar, pero de inmediato la duda surgió en mí. Sé muy bien lo que significa la marca, pero temía que el dolor que surja cuando él lo haga, sea más de lo que podría soportar. No quería recordarlo como algo malo, sino todo lo contrario, pero la duda de que podría no ser lo que esperaba fue lo que me hizo no poder aceptar lo que me pedía.

—Yo... —digo, pero me callo rápidamente, sin saber exactamente qué decir.

—¿Recuerdas cuando te dije que nunca haría nada que tú no estuvieras segura de hacer? —me pregunta, y como no me sentía segura de cómo podría salir mi voz, solo me limité a asentir— Nada ha cambiado. Entre los dos, tú siempre tendrás la última palabra.

Trago saliva con determinación.

Nunca nadie me había dicho algo similar. Siempre solía estar a la defensiva, respondiendo aunque no tuviera que hacerlo. No era un problema para mí tener la última palabra, pero el hecho de que él me lo dijera hacía que esta situación fuera mucho más especial de lo que era.

No únicamente por el poder que me estaba dando, sino que también conllevaba al hecho de que él estaría dispuesto a luchar consigo mismo, con su propio lobo, para no hacer nada de lo que no me sintiera cómoda.

Cierro mis ojos, volviendo a tomar una profunda respiración.

—¿Dolerá?

—Quizá.

Abro mis ojos.

—No me tranquiliza un quizá.

—Quizá duela, pero no será por mucho tiempo. —agrega— Pero como dije, no haré nada de lo que tú no te sientas segura. Hay tiempo de sobra, bellísima. —murmura, uniendo delicadamente su frente contra la mía— Tenemos todo el tiempo del mundo.

Subo mis manos, hasta que logro sentir su nuca. Acto seguido, lo obligo a que volviera a alzar su cabeza y conectara su mirada con la mía.

Estaba muy segura de lo que quería.

Y nada me haría retroceder.

Nunca me había sentido de esta manera y el temor de lo que podría llegar a suceder, no me iba a detener.

—Lo quiero, Dominic.

Le oigo tragar saliva.

—¿Estás...? —me pregunta, pero inmediatamente interrumpo su habla.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora