Capítulo 48

76K 5.1K 235
                                    

LA APARICIÓN DE ADIRA


NORA

Frunzo ligeramente mi ceño a medida que volvía a tener el control de mi cuerpo, pero no sólo recuperaba la consciencia, sino que también pude sentir una sensación desagradable, informándome de inmediato que necesitaba ir al baño.

Me siento en un santiamén, ocasionando que Dominic despertara de igual manera.

—¿Qué pasa, bellísima? ¿Te duele algo? ¿Necesitas un médico? —me pregunta, preocupado.

Únicamente me limito a negar con la cabeza a modo de respuesta, para acto seguido, llevar una de mis manos hacia mi boca y levantarme con rapidez e ir directamente al baño. Cuando entro, caigo de rodillas frente al inodoro y una vez más, vomito toda la comida que había comido la noche anterior.

Sujeto fuertemente el inodoro para obligarme a mantenerme en un solo lugar. 

A medida que continuaba vomitando, pude sentir como Dominic se ponía detrás de mí y me recogía el cabello con el fin de que no me molestara. Su otra mano se posó en mi espalda y comenzó a acariciarme con delicadeza. 

Finalmente, cuando pude terminar de vomitar, tiro la cisterna y permanezco un par de segundos en la misma posición, regulando mi respiración.

—Lamento haberte despertado. —me disculpo.

—No lo hagas, bellísima. —murmura, arrodillándose a mi lado— Siempre estaré a tu lado cuando me necesites, sin importar la hora o el lugar. —me asegura, sin parar de acariciar mi espalda— ¿Te encuentras mejor?

—Sí. —digo, suspirando.

Con su ayuda, me levanto del suelo. 

Respiro hondo al mismo tiempo que me acercaba al grifo y me enjuagaba la boca con agua, escuchando como detrás de mí Dominic se apartaba, queriéndome dar mi espacio.

—¿Necesitas algo, bellísima? —me pregunta, recostado en el umbral de la puerta.

—No, nada. —niego— Volvamos a dormir.

Camino hacia él y ambos volvemos a la cama. 

Me acuesto, pero no duré demasiado en acomodarme porque siento como Dominic toma mi brazo y me obliga a acercarme a él, encima de su pecho. Como de inmediato pude sentir lo cómodo que era su cuerpo debajo de mí, me mantuve quieta, dejando que él sea el único que pudiera moverme.

—Descansa, bellísima. —murmura, volviendo a acariciar mi espalda, ocasionando que al minuto cayera en un sueño profundo.















Tomo la bandeja de brownies que Aurora muy amigablemente y sin ninguna amenaza de por medio, vino a mi mundo y me cocinó especialmente para mí y para mi renacuajo.

Salgo por la puerta principal, viendo en el momento como muchas personas se encontraban fuera, como un día normal. Cuando algunos se percatan de mi presencia, hacen una ligera reverencia en mi dirección, mientras que los niños me saludaban con una inmensa sonrisa.

—¡Hola, Nora! —grita Sophie, corriendo hacia mí.

—Hola, preciosa. —le devuelvo el saludo, con una sonrisa— ¿Quieres un brownie? —le ofrezco.

—Me encantaría. —acepta, tomando uno.

—¿Cómo has estado? —pregunto, a medida que ambas comenzábamos a caminar.

—¡Mejor que nunca! —exclama, feliz— Tengo una amiga nueva. Se llama Haven. Le gusta jugar conmigo, ¡y a mí también! Va a mi mismo colegio. —menciona, tomando mi mano, para caminar a la par— Además, vive cerca de mi casa. ¡Podemos vernos cuando queramos!

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora