Capítulo 47

76.1K 5K 85
                                    

VOLVIENDO A SUS BRAZOS


DOMINIC

Cierro el grifo, tomando luego una toalla para poder envolverla en mi cintura.

Finalmente había caído la noche.

Luego del enfrentamiento que hubo, organicé un entierro digno para todas aquellas personas que habíamos perdido. Fue muy trágico. En total habían sido ocho hombres. Cada uno de ellos eran muy queridos en nuestra manada. Al finalizar el entierro, cada familia se encerró en su respectiva casa. Ya era un día terminado para todos, pero para mí aún no.

Realmente esperaba que Nora estuviera por venir, porque si no era así, no podría dormir absolutamente nada, no hasta que ella aparezca. Ahora que Ashton había hecho acto de presencia, la preocupación de no tener a Nora conmigo se había intensificado aún más, por lo que había decidido tomarme una ducha de agua bien fría para controlar a mi lobo. Él estaba luchando de una forma sobrehumana contra mí. Quería salir aunque le dijera lo contrario. Era como si él supiera algo que yo desconocía, pero aún así, Tom no me hablaba, solo luchaba contra mí.

Aprieto fuertemente mi mandíbula cuando siento que la ducha no había hecho ningún efecto en mi lobo.

«Ya basta. ¿Qué mierda te pasa?»

Como era de esperar, no recibí ninguna respuesta.

Ignorándolo, camino hacia mi habitación. 

Me pongo mi ropa interior y únicamente un pantalón deportivo, para acto seguido, recostar mi espalda en la cabecera de la cama. Como dije, no iba a poder dormir por lo que ni siquiera iba a intentarlo. Solo iba a leer, esperando a que Nora apareciera en cualquier momento, sólo ansiaba que fuera pronto, porque mi lobo era una puta bestia, mucho más cuando se trataba de ella.

Miro a mi lado, en la mesita de luz, viendo que allí se encontraba el libro que Nora había tomado una vez, pero que sin duda, no le había prestado demasiada atención, al menos no en aquel momento, porque en su mente había otra cosa que quería hacer. 

Sabiendo que no tenía nada mejor que hacer, tomo el libro.

Cuando leo el título me fue inevitable no soltar una pequeña carcajada. Eran varios cuentos para niños, con ilustraciones. Al notar que había un marcapáginas dentro, abro el libro en dónde ella lo dejó, e inmediatamente, una nueva carcajada me invadió.

Nora estaba leyendo Caperucita roja, pero no únicamente lo estaba leyendo, sino que también había marcado el libro, escribiendo su propia opinión de algo o alguna que otra pregunta. Me río cuando leo lo que escribió cuando la madre le pidió ir a llevarle comida a su abuela porque estaba enferma.

¿Cómo pudo mandar a la hija a cuidar a su abuela? ¡Encima la envió sola! ¡Es una niña, señora! ¿Por qué no va usted?

Niego con mi cabeza, mientras que mi sonrisa permanecía en mis labios.

Abajo, escribió algo más.

¡Media hora tendrá que caminar! Sin mencionar que tendrá que pasar por un bosque «para nada» peligroso. Tranquila, Caperucita, no habrá ningún lobo que se interponga en tu camino.

Tomo la página, pasando a la siguiente. En esta, se estaba relatando como Caperucita se adentraba al bosque y allí, aparecía un lobo, pero para su sorpresa, hablaba. Nora, definitivamente, aprovechó para escribir un par de preguntas.

¿¡Cómo va a hablar un puto lobo!?

¿¡En qué mundo vivimos!?

¿Caperucita habrá ingerido algún tipo de sustancia?

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora