El diario aún ocupaba sus pensamientos, pero como se pasaba todos los días jugando al quidditch con Harry Potter y sus hermanos, no se dejaba a si misma pensar mucho. Cuando lo hacía, especialmente por la noche, ya no creía tener esa necesidad por hablar con él. Al menos no era tan fuerte como lo había sido antes. Quizás, (y muy probablemente) era porque todo iba bien. En cuanto algo saliese mal se vería necesitando a Tom seguro.
Sin embargo, una semana después de la pérdida del diario, Diana encontró una nueva preocupación. Las cartas de Hogwarts llegaron. Una para ella, otra para Ginny, para Ron, para Harry, para Fred y para George. Diana no supo muy bien por qué, porque, por lo general, disfrutaba de su tiempo en Hogwarts, pero la idea de volver le provocaba un sentimiento negativo.
Quizás era porque, tras lo sucedido, el lugar no parecía tan seguro como todos lo pintaban.
O quizás era porque quienquiera que fuese el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras debía ser un fan de Gilderoy Lockhart, porque les había mandado todos sus libros como material escolar. A Harry, Ron y a ella, pero también a Fred, George y a Ginny.
Diana sabía quien era, su madre era una gran fan, pero a ella le resultaba un completo idiota. Ni siquiera escribía bien.
Unos días después, un domingo, su madre la despertó a ella y al resto de los ocupantes de la casa a una hora temprana, y les dirigió a la chimenea. Harry parecía confuso, y Diana sonrío de lado ante su cara de terror cuando su madre cogió la maceta de polvos flu de la repisa de la chimenea y anunció:
—¡Los huéspedes primero! Después de ti, Harry, cielo.
Entonces le ofreció la maceta. Harry miró a su alrededor, tremendamente confuso.
—No tiene ni idea de lo que hacer, mamá. Vive con muggles —explicó Diana entonces.
Harry le sonrió algo incómodo.
—¡Oh, es muy fácil! —exclamó Fred, acercándose— Harry, primero míranos a nosotros.
Cogió un poco de polvos flu de la maceta y se acercó a la chimenea. Echó el polvo en las llamas, que se volvieron de color verde y se hicieron más altas que él. Fred se metió entre ellas y exclamó:
—¡Al callejón Diagon! —y así, desapareció.
George cogió su ración y se acercó también.
—Tienes que pronunciarlo claramente, cielo —habló Molly a Harry, algo preocupada—, y ten cuidado de salir por la chimenea correcta.
—¿Qué? —preguntó el de pelo azabache, nervioso, mientras George desaparecía tras su hermano.
—Bueno, ya sabes, hay una cantidad tremenda de chimeneas de magos entre las que escoger, pero con tal de que pronuncies claro...
—Lo hará bien, Molly, no te apures —le dijo el señor Weasley.
Diana hizo una mueca, y habló por lo bajo.
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❛ii. traitorous❜ harry potter
Fanfiction❝Traitorous ;; of the nature of treason.❞ El fin justifica los medios. No importa lo que hagas, pero consigue respuestas.