El Inicio

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Soy Raven, Raven Rogers, tengo 16 años, y nos soy nadie, o al menos nadie que valga la pena conocer.

Doy un paso más, mis pies están peligrosamente cerca del precipicio, y con solo mirar abajo puedo ver las olas rompiendo ferozmente contra las rocas, está tan próximo... Tan solo un paso más...

De repente me parece advertir la sonrisa de una niña dibujada en la espuma, soy yo a los 7 años, casi inconscientemente rozó mi collar con las yemas de los dedos, la piedra está fría al tacto, parece lejana, al igual que mis recuerdos.

Desde luego mi yo de 7 años no se parece en nada a mi yo actual, sumida en una falsa alegría generada por la ignorancia, sin saber nada del mundo real, una ilusión frágil que solo era cuestión de tiempo de que se rompiera en mil pedazos...

Lo único que siempre quise fue formar parte de una familia feliz y poder vivir una vida normal, pero supongo que la vida tenía otros planes.

Mis padres, Rose y Carl, debieron quererse en algún momento de su relación, pero yo sólo recuerdo sus discusiones desde una edad ya temprana.
Mi madre era una mujer fuerte e independiente, trabajaba y a la vez nos mantenía a mi hermana, Sophie, y a mi. Siempre la admiré mucho por ello, pero incluso ella era humana y era vulnerable a veces.
Mi padre era un hombre serio y trabajador, se pasaba casi todo el día trabajando, e incluso cuando estaba en casa seguía pendiente únicamente de su trabajo, de hecho no recuerdo haberle visto una sola vez sin su traje impoluto y su corbata perfecta. Pero pesé a todo yo le quería y estoy segura de que él también nos quería, a su manera.

Con actitudes tan opuestas era normal que chocarán y se contradijeran muchas veces, y finalmente tantas discusiones acabaron en un inevitable divorcio.

El juicio por nuestra custodia fue largo y tedioso, Sophie trato de animarme diciéndome que aunque nuestros padres se separaran nada iba a cambiar, que seguiríamos siendo una familia feliz, Sophie siempre me animaba así, y llevaba una sonrisa amable permanentemente dibujada en el rostro, pesé a la diferencia de 7 años, Sophie y yo estábamos muy unidas, y siempre he pensado que ella fue la mejor hermana mayor que uno pudiera desear. Pero en ese momento sólo pude pensar que mentía, las cosas no volverían a ser como antes nunca más, no podían, y respecto a ser una familia feliz, dudaba que alguna vez lo hubiéramos sido si quiera, y ahora que nuestra familia se rompía y separaba, la mínima posibilidad que había de llegar a serlo se había evaporado.

Aún así agradecí mucho su apoyo, tanto como el que recibí por parte de Max, mi mejor amigo, y Leannie y Allan, mis otros mejores amigos.

Max era un niño vivaz y lleno de energía, y jamás dejaba que nada le borrará la sonrisa, tenía ojos azules como el mar y cabellos rebeldes con tonos anaranjados, siempre fue un bromista, pero siempre sabía hacerme reír cuando lo necesitaba, y si me ocurría algo sabía que podía acudir a él.

Leannie por su parte era muy dulce y amable con todo el mundo, incluso con Bridget y su banda, unas niñas mimadas que se creían el ombligo del mundo. Leannie era muy alegre y tenía una larga y rizada cabellera marrón que adornaba con pasadores de formas extravagantes y colores vivaces.

Y por último estaba Allan, Allan era muy listo y le encantaba leer, de hecho siempre llevaba un libro en la mano, lo que provocaba que en el colegio se burlaran de él a veces, sobretodo Bridget, siempre pensé que si hubiera mostrado su lado carismático como hacía con nosotros, habría podido hacer más amigos, pero no parecía demasiado interesado en ello. Incluso su aspecto era serio y formal, con sus cabellos negros siempre repeinados y sus grandes gafas de pasta negra.

Al comenzar el juez a dictar la sentencia final, noté que me temblaba todo el cuerpo, una mano cálida se puso sobre la mía apretandola con fuerza, era Max que me sonría tranquilizador, agradecí mucho su gesto, y aferre su mano mientras contenía el aliento y esperaba a que el juez hablará, este finalmente sentenció que la custodia completa sería para mi madre, está parecía muy feliz y cansada, se derrumbó en la silla en la que estaba y suspiro tranquila mientras sonreía.

No pude ver la expresión de mi padre ya que estaba de espaldas a mi, pero pude ver como temblaba ligeramente y aferraba con fuerzas sus manos en puños, finalmente salió muy digno de la estancia a rápidas zancadas y desapareció tras las puertas dobles. ¿Ya está? ¿Es que acaso no iba a despedirse?

Mire a Sophie que mantenía un posado neutral y no abandonaba la vista del estrado, no parecía que aquello le importará demasiado.
Solté la mano de Max, que me miro sorprendido y me dirigí rápidamente tras mi padre.

-¿ Raev?- me llamo Max con el apodo que el mismo me había puesto, pero en aquel momento yo solo pensaba en mi padre, y a grandes y furiosas zancadas abandoné la sala dejando a Max perplejo con la palabra en la boca.

Escuadriñe la salida y le distingi con su traje apunto de salir del edificio.

-¡Papa!-grité intentado abrirme paso entre la muchedumbre hasta él.

Ví como mi padre se detenía y giraba lentamente, me sorprendió ver que tenía los ojos cristalinos, como si estuviera apunto de llorar.

-¿Papa? ¿E-estas bien ? - pregunté aturdida por la visión de mi padre llorando.

Él no dijo nada, se acercó a mi y me abrazó a modo de respuesta. Me quedé paralizada , mi padre no solía mostrar actos de cariño como aquel, me aferre con fuerza y noté que yo también estaba llorando.

Entonces me puso las manos sobre los hombros y me miro con una mirada llena de ternura y tristeza.
Sabía que quería decirme algo, pero seguramente no encontraba las palabras adecuadas, y acabo por decir con voz rota: ''Toma, esto es para ti. ''

En su mano derecha sostenía un estuche de joyeria, lo abrí curiosa y vi un hermoso colgante con un cuervo tallado en una piedra negra con reflejos violetas.

Me lo quedé mirando sin saber muy bien que decir, él me beso en la frente y me susurró de manera casi inperceptible:
''-Es para que me recuerdes, papá está orgulloso de ti''.

Estaba orgulloso de mi, los temblores volvieron, y una silenciosa lágrima cayó por mi mejilla.

- Pero papá, como me recordarás tu? - pregunte con un hilo de voz cuando el hacía amago de marcharse.

- Oh cariño, yo jamás podría olvidarte. A ninguna de vosotras... - dijo con una sonrisa cariñosa en el rostro, en la última frase dirigió su vista hacia las puertas tras de mi, gire la cabeza y ví a Sophie, que juraría que también lloraba, junto a mi madre, tras de ellas estaban Max, Leannie y Allan que se habían escabullido de la sala y me miraban sonrientes.

Volví a girarme hacia mi padre, pero él ya no estaba allí, aunque me pareció ver su esmoquin desaparecer entre la multitud, a la vez que lo hacía de nuestra vida.

Volví a casa con mi hermana y mi madre, sabiendo que todo iba a cambiar a partir de ahora, pero no sabía hasta que punto.

-Iré publicando capítulos si veo que la gente lo lee, os esperan muchas sorpresas, espero que disfrutéis de la história (perdón por las faltas) y gracias por vuestro apoyo💕-

La História de RavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora