Me quedé helada, dirigí una mirada a mi madre, y la ví blanca como la cera, parecía estar a punto de desmayarse.
Luego volví a mirar enfrente, ahí, tumbado en la camilla frente a nosotras, llacia el cuerpo sin vida de Sophie.
Estaba blanca, como si hubiera perdido el color de la vida, pero por lo demás es como si simplemente estuviera dormida, en un sueño eterno del que sabía que no despertaría.Mi madre se acerco a la camilla temblando a cada paso, acaricio el rostro de Sophie con la mano levemente.
-Estrellita... - dice suavemente con una voz rota llena de ternura y dolor, entonces tiembla fuertemente y se derrumba a los pies de la camilla.
Mi madre lloró sin parar mientras soltaba pequeños gemidos de dolor y se sujetaba a la barra de frío metal de la camilla.
Me acerqué a ella lentamente, insegura, como si fuera a caer al vacío en cualquier momento. Me coloque al lado de mi madre y por fin reuní fuerzas para incorporarme a la camilla y ver de cerca el rostro de Sophie.
Al principio sonrió con tristeza al recordar todo lo que hemos vivido juntas, pero es solo un segundo antes de que la tristeza y el llanto acudan a mi como una ola.
Apreté los puños con fuerza intentando retener las ganas de llorar, mientras la cabeza me da vueltas y siento como si fuera a desvanecerme de un momento a otro.- Lo lamento Rose... - dijo un médico rubio con gafas que da un paso al frente.
-¿Albert? ¡Tu! - la tristeza deja pasa a la rabia y mi madre se incorpora señalando a Albert con dedo acusatorio- ¡Has sido tú! ¡Debi haberlo sabido! ¡Me las pagarás maldito!
-Calmate Rose, no se de que hablas... - dijo Albert con tono apaciguante retirándose levemente .
- ¡No mientas! - grita frenética mi madre fuera de si , y acto seguido se abalanza sobre él.
Tienen que intervenir un par de enfermeros y doctores para conseguir separarlos, mi madre forcejea con violencia mientras grita frenética, Albert por su parte se levanta del suelo con una mano apoyada en su magullada cabeza y recoje las gafas de rotos cristales con delicadeza.
-Mama, porfavor, para...-suplico inútilmente, ella ni me mira, no parece ella misma,tal vez tenga que ver con el golpe que se dio con anterioridad en la cabeza junto con la conmoción de ver a Sophie...
La doctora de antes, coge resueltamente una jeringuilla cercana llena de un extraño líquido que no consigo reconocer, acto seguido agarra con firmeza el brazo de mi madre y le inyecta el contenido, los ojos de mi madre se tornan blancos y se cierran lentamente, su boca emite un último y débil gruñido y se desploma encima de las enfermeras que la estaban sujetando.
-¿Es...? - no acabo de formular la pregunta, la doctora me mira con sus frívolos ojos negros son inmutarse y acaba la frase por mi.
-...Anestesia , si.
Las enfermeras se llevan a mi madre a otra sala hasta que despierte y se tranquilize, y yo me quedo inmóvil en medio de la sala, una mano amigable se posa sobre mi hombro, y veo una bata de doctor y unos ojos azules que me miran consoladores. Me aparto bruscamente, no necesito su compasión.
-¿Quién eres? ¿De qué conoces a mi madre?
Albert me sonríe gracioso y mira al horizonte como si recordará una época más feliz:
-Fuimos amigos hace mucho ... - responde al fin volviendo a la realidad, luego sonríe hacia mi y añade- Pero supongo que eso ya no es así, es un placer conocerte al fin Raven...Me quedo perpleja, como sabe mi nombre, mama se lo dijo? Muchas preguntas comienzan a bullir en mi cabeza, Albert se gira hacia Sophie y coge su mano inerte, la apretá levemente y en su mirada veo profundo dolor, incluso me parece ver el asomo de una lágrima en sus cristalinos ojos, debe ser una imaginación mía, mi cabeza sigue demasiado conmocionada para poder distinguir lo real de mi imaginación, Albert se va de la sala dejándome a solas con Sophie, y con la palabra en la boca.
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La História de Raven
Teen FictionTodos formamos parte de nuestro pasado, ya que este habita en nuestro interior , y siempre deja huella. Algunos esclavos de su pasado intentan huir y esconderse, pero es imposible huir de él y de lo que representa por mucho que corras. Por lo que a...