La Espera Continúa

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No podía creerlo, no podía ser cierto...
Seguramente solo era una especie de broma pesada, no ?
Sorprendentemente, y contrario a lo que se podría pensar, no sentía absolutamente nada, solo un enorme y vacío agujero en el pecho, en el lugar que antes ocupaba mi corazón, mi cerebro estaba bloqueado de golpe y mi cuerpo temblaba sin parar.
Estaba paralizada aun seguía de rodillas en el frío suelo de baldosas, y en lo único que podía pensar era en centrar todas mis fuerzas para poder moverme y levantarme, finalmente el movimiento volvió a mi, y junte fuerzas para tratar de incorporarme, lentamente.
Cuando lo conseguí me quedé ahí de pie, con los ojos rojos de las lágrimas y los músculos entumecidos.
Subí la cabeza y dirigí mi mirada hacia mi madre, pero mi mirada la sobrepasaba, era como si estuviera y no estuviera a la vez...
Mi madre me miro con lástima, abrió la boca para decir algo, pero se trago sus palabras y se limito a sentarse en una silla mientras se sujetaba la cabeza con las manos, paso un rato, y después vi como lentamente sacaba una petaca plateada de su botella y bebía de un trago hasta que no quedo ni una gota, luego comprobó que no quedaba nada en su interior y la arrojó lejos de su asiento mientras sacaba un paquete de cigarrillos y un mechero.
No se si ya lo he comentado, pero mi madre siempre ha tenido problemas de estrés que soluciona bebiendo y con el tabaco, últimamente habia intentado quitarse el mono, y en circunstancias normales la pararía, pero ya no tengo fuerzas, por lo que me limito ha mirarla con mirada sombría mientras hace emerger una chispa del mechero, la única luz que parece quedar en mi vida.
La enfermera, que lleva todo el pelo revuelto y hace rato que ha dejado de pelearse con su moño rebelde, se la queda mirando estupefacta, luego me mira a mi, como si no pensara decirle nada y vuelve a mirar a mi madre, que ya está acercando la llama del mechero al cigarrillo, la enfermera se limpia el sudor de las manos y se dirige temblorosa y a la vez decidida hacia mi madre.

-L-lo lamento señora... Pero no está permitido fumar en las instalaciones del hospital...-dice entre murmullos.

Mi madre no parece haberla escuchado y ni tan siquiera se percata de su presencia, simplemente enciende el cigarillo, lentamente, mientras se lo acerca a la comisura de los labios.
La enfermera pone cara de enfado y le arrebata el cigarillo a mi madre, que se queda estupefacta mirandola fijamente, pero luego ladea la cabeza indiferente y saca otro cigarro de la caja mientras hace amago de encenderlo. La enfermera la mira sorprendida y le arrebata el mechero está vez repitiendo con aire de autoridad:

-No está permitido fumar en las instalaciones del hospital,lo lamento. - dice poniendo especial énfasis en la última parte.

Mi madre la mira, primero incrédula y luego con enfado y desprecio, haciendo que toda la seguridad que a la enfermera tanto le había costado reunir se desvanezca en la nada.
La enfermera tiembla mientras ve a mi madre levantarse lentamente y fijarme una mirada llena de rabia.
Mama extiende la mano esperando a que la enfermera le devuelva el mechero, con un gesto que no admite replica, pero esta niega con la cabeza y se aleja ligeramente de ella con pasos inseguros .

Mi madre saca otra petaca y le da un trago antes de volver a dirigirse a la enfermera.

-Devuelvame eso.-dice con un tono amenazador mientras vuelve a extender la mano.

La enfermera sigue negándose y mi madre se lanza encima suyo intentando quitarle el mechero a la fuerza.
En ese momento me despierto de golpe de mi ensoñación y es como si hubiera vuelto a la realidad después de haber estado en un surrealista sueño.
Me acerco a mi madre y intento retenerla como puedo.

-¡Mama! ¡Mama para! ¡Tienes que parar!-grito aferandola del brazo.

Entonces entra una doctora en la sala, mi madre y la enfermera se giran hacia ella, al principio yo no me doy cuenta, y como mi madre había parado de hacer fuerza de golpe se cayó al blanco suelo, dándose con las baldosas en la cabeza.

-¡Mama! ¡Lo siento! ¿Estas bien?-digo preocupada mientras me agacho a su lado.

Mi madre se lleva las manos a la cabeza,sin expresión alguna y asiente levemente, luego la ayudo a levantarse y fijamos nuestra atención en la recién llegada.

La doctora que ha venido no tiene nada que ver con la enfermera, parece experimentada y lista, lleva gafas, pelo negro y suelto y la bata blanca del hospital le da un aspecto aún más autoritario.

-¿Familia de Sophie Rogers?-pregunta revisando la libreta que lleva en la mano.

Nosotras asentimos en silencio, ella hace un gesto con la cabeza indicando que la sigamos y comenzamos a andar por el solitario pasillo sin pronunciar palabra.

Durante un rato pasamos por pasillos y salas todas iguales y igual de blancas, nadie habla, solo se oye el ruido de nuestros pasos y el de algunas máquinas de las salas cercanas.

Aprieto los puños con fuerza y respiro agitadamente y con dificultad, mientras intento ignorar el nudo que se ha formado en mi garganta. Miro frenéticamente a los lados, pero todas las salas parecen repetirse y el pasillo parece no tener fin. Siento una punzada en el pecho y me comienzo a agobiar mientras mi cabeza no deja de dar vueltas.
Hasta que noto una mano en mi hombro que me sobresalta y devuelve a la realidad, es la mano de mi madre que aunque intenta mantenerse firme, comienza a temblar. Entonces comprendo que ahora mismo yo soy el único apoyo de mi madre, y de mi depende que se hunda en un mar de sufrimiento o que se mantenga a flote, por lo que debo ser fuerte por las dos.

-Ya hemos llegado.-dice la doctora acercando su mano al pomo de la puerta blanca que hay enfrente de nosotras, mientras la enfermera aún un poco asustada se coloca tras ella sin dejar de mirar asustada hacia donde está mi madre.

Respiro profundamente mientras se abre la puerta imaginando lo que me encontraré al otro lado, e intentando reunir fuerzas para no derrumbarme, mi madre tiembla fuertemente y parece apunto de caer , le doy la mano con fuerza para darle apoyo y entramos en la habitación que nos ciega momentáneamente con su intensa luz blanca.

Al entrar suelto la mano de mi madre, y me quedo de pie sin saber qué hacer, todo parece moverse a cámara lenta, y siento que no me queda aliento.

--Iré publicando capítulos si veo que la gente lo lee, os esperan muchas sorpresas, espero que disfrutéis de la história (perdón por las faltas) y agradezco vuestro apoyo --

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