Capítulo 26

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La seguridad de la puerta principal del estudio de fotografía quedó reforzada. Los técnicos que habían contratado realizaron un excelente trabajo. Además, también reforzaron el ingreso al salón de seguridad, dentro del estudio. Alex y Polly, quedaron satisfecha por la labor hecha por aquellos profesionales. Sin embargo, había un detalle que las preocupaba, pero escapaba de sus manos y era los de la seguridad del edificio; aunque confiaban ellos, sabían que los delincuentes siempre conseguían la manera de burlar cualquier cerco.

A media mañana la detective Terry Walter, se comunicó con Alex para informarle que tenían noticias sobre la investigación, pero no quiso hablarlo por teléfono; así que, le pidió que pasara por la comisaría en cuanto pudiera.

El día de Alex, estuvo complicado. Entre llamadas y atender al director del Museo de Arte Contemporáneo Crosooby, se le fue la mitad del día. A Polly no le fue posible cubrirla, pues se encontraba en otra actividades también importante. Con todo lo del día anterior, las tareas se habían retrasado. No le fue posible asistir a la comisaría por muy interesa que estuviera en saber qué información iba a darle la detective.

Amor ¿Cómo estás? —preguntó en tono cansado, al comunicarse con Piper.

Alex, bien cariño y ¿Tú? no se te oye para nada animada.

Ha sido un día agitado, tengo un montón de cosas que hacer ¿Quieres venir a comer aquí conmigo? Quería pasar a buscarte para ir a comer, pero no podré. Hay unos asuntos que resolver aquí ¿Qué dices, vienes? —Piper se quedó pensativa.

Iré, pero no me quedaré mucho tiempo para que puedas terminar tus cosas cómodamente —dijo sonriendo.

Pero no me incomodas, al contrario —Sonrió con picardía.

Por eso —dijo en tono divertido— ¿Quieres que te lleve algo especial?

No Pipes, puedo pedir que nos traigan la comida haciendo tiempo a que llegues ¿Qué te gustaría comer?

Uhm, algo sano ¿Sí? —Habló con advertencia— Una ensalada de vegetales y alguna proteína a la plancha o al vapor. No sé, elige tú.

Como ordenes amor. Nos vemos en un rato.

Al colgar la llamada, de inmediato se dispuso a llamar para hacer el pedido de sus comidas, tal como lo sugirió Piper «comida sana», sonrió para sí misma. Aprovechó que estaba haciendo espacio en su ocupada agenda del día, para realizar un par de llamadas.

Madre ¿Cómo estás?

Mi bebé ¿Cómo estás? ¿Cómo te siente?

—Yo pregunté primero —Sonrió con su madre.

Bueno yo, de maravillas y ¿Tú?

Bien mamá, con algo de trabajo acumulado.

Hija, no abuses de la bondad de tu juventud. Tienes que llevar las cosas con calma, además recuerda que hasta hace poco estuviste recuperándote ¿Has ido a tus revisiones?

Lo sé, lo sé. No he ido, con todo lo que pasó lo olvidé —dijo con frustración.

¿Qué pasó?

Eeh, nada importante —Trató de disimular.

Alexandra, no me mientas. Te conozco y por el tono, que usaste sé que algo no anda bien.

Alex suspiró —Tienes razón, a ti no te puedo ocultar nada. Ayer en la madrugada, alguien forzó la puerta del estudio para entrar, por suerte no lo logró y no pudo llevarse nada.

La dueña de tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora