Novena noche

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Debido a que charlé hasta tarde con el chico del chat me desperté tarde hoy, osea que terminé tarde mis deberes en mi hogar, por ende no me dejaron ir a la plaza, estoy algo triste y molesta conmigo misma porque debido a eso no pude ver a mi chico (aunque ya no sé si considerarlo mio). Aunque bueno, a quién engaño, él ni siquiera se presentó ayer, lo cual me demostró que no le importo.

Ya llegó la noche y me recosté en mi cama, me puse a leer un libro, empecé uno nuevo y se ve interesante espero lo sea porque los 200 pesos que pagué por él no deben ser de envalde. Estaba a la mitad de mi lectura cuando de pronto... Un mensaje me entra, sí, era el chico del chat, me emocioné tanto que dejé mi libro a un lado y empecé a platicar con él. Que yo deje un libro es algo grave, nada es más importante que mis amores ¿Qué me está pasando?

Estuvimos hablando mucho tiempo, hablamos de lo que hicimos, le comenté del chico de la plaza y de lo que había pasado. Él trató de darme ánimos, cuando de pronto, me entra una llamada, el mismo numero de siempre, cuando contesto escucho que me dicen -Perdón, me ponía nervioso hablar contigo, por eso colgaba de pronto, esperó puedas perdonarme, soy el chico que siempre te envía textos por las noches-. Morí en ese momento, él se echó a reír y yo colgué, le pregunté si de verdad era él y me dijo que si, entonces me mandó un audio y para pronto le creí, tenía la voz igualita ¡coño!.

Me emocioné tanto que pegué el grito en el cielo y mi mamá subió a decirme que callara. Mi cara palidecía de los nervios, y se enrojecía al mismo tiempo, era como un tomate descolorido. Le dije que debió habérmelo dicho, mi número está en mi perfil y si pensaba hablarme me lo haya comentado para que se le quitara la pena, pero bueno, ya pasó.

Me marcó de nuevo, me dijo que debía ir a un mandado y usaría manos libres para no estar parando a cada rato para contestarme, entonces seguimos hablando, mucho tiempo hablamos, hasta que de pronto me dijo, -Asomate por tu ventana, te tengo una sorpresa- yo quería creer que era una broma y cuando me asomo... Estaba el chico de la plaza con un oso de peluche enorme y unos chocolates, yo me quedé atónita, por un momento creí que quizás sólo eran amigos y que él estaba en el coche de donde se bajó el de la plaza.

Cuando bajo de mi cuarto y me dirijo a la calle, desde la ventana no pude observar a alguien mas dentro del auto, me puse súper nerviosa. Salí de la manera más lenta posible deseando que fuese mi imaginación haciéndome una broma, una muy fea broma, pero no.

Ahí estaba, parado en su esplendor, el chico de la plaza. Mi chico, con unos chocolates y un oso para mi, fue lo mas emocionante que me había pasado, estaba tan emocionada que casi me desmayaba. Él me dio un abrazo y me dijo que le gustaba.

Me quiso dar explicaciones, pero mejor le cerré la boca con un beso, ese momento era sólo de nosotros dos, -sólo nosotros-, esa frase retumbó en mi cabeza toda la noche, el sólo dijo que entendía a donde iba y que mañana me explicaría todo, yo le dije que estaba bien, pero que cerrara la boca porque debíamos disfrutar del momento y que mejor que gozando de la compañía del otro y una buena charla con dos tazas de café.

Hablamos hasta tarde, hasta que mi mamá se asomó y me dijo que ya era tarde, entonces él dijo que entendía la referencia y que ya se iba. Se despidió con un beso y se marchó, me dijo que ya deseaba que pasara la noche para vernos mañana.

Yo también ya quiero que sea mañana...

El chico de las rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora