«Mis muy estimados radioaficionados, en esta ocasión les tengo una nueva historia, sólo que sus protagonistas aún no están listos. Yo Caronte daré pronto inicio a su programa favorito Frecuencia Mortal»
Esta vez en un pueblo donde la población adulta es cada vez menor y los jóvenes aventureros proliferan, existe una joven con un deseo profundo de aventuras, de peligro, pero aún con esas dos características, ella guarda un particular temor.
— ! A ver ! Hermana — Le decía María, una joven de quince años, a su hermana Ludmila, de la cual estaba hablando hace un momento.
— ¿Qué quieres? — preguntó su hermana mayor, mientras asomaba su rostro de entre las sábanas.
— ¿No vas a ir?
— ¿A dónde?
— Tu amigo el mexicano nos invitó a salir, ¿O ya lo as olvidado? — le decía su hermana mientras se peinaba el cabello.
— El no es mi amigo, además su nombre es muy raro. — Le respondió mientras tomaba una almohada y se la colocaba en la cara.
— Raro o no, debemos ir, de seguro habrá gente para conocer.
— Bueno, esta bien, pero si me aburro me iré.
Ludmila y su hermana menor María terminaron de vestirse, y cuando el reloj marco las 11:30 pm un automóvil estaba fuera de su casa esperando a que las bellas damas salieran.
— ¿Hola nos vas llevar? — pregunto María al conductor del automóvil, el cual respondió de manera afirmativa.
— Y bueno, dejen que me presente, soy Bruno y pues digamos me llegó la invitación. — decía Bruno mientras mantenía el rumbo que le habían indicado.
— ¿Y se puede saber a donde vamos? — pregunto Ludmila.
— ¿No lo sabes? — Dijo Bruno mirando por el espejo retrovisor.
— ¿Si lo pregunto es porque evidentemente no lo sé? — respondió Ludmila con un tono de sarcasmo.
— Bueno es extraño, pero nos dirigimos al cementerio.
Cuando Ludmila escucho la palabra Cementerio, quiso bajarse del automóvil en movimiento, pero su hermana se lo impidió.
— Es por tu bien, debes superar esa fobia. — Le decía María, pero Ludmila sentía pánico sólo de pensar en aquel lugar, pero después de unos largos ruegos, ella accedió, sólo que si algo extraño pasaba se iba a ir de ese lugar.
Después de unos minutos más conduciendo, por fin llegaron al cementerio, este lugar tenía al menos unos quinientos años de antigüedad y ocupaba al menos dos hectáreas de amplitud.— Hola. — Dijo Ludmila al ver al grupo de jóvenes que estaban afuera del cementerio.
— Hola, soy María. — Dijo muy alegre.
— Espera, ¿As crecido? Juan Roberto Horacio del Corazón de Cristo. — Dijo Ludmila sonriendo.
— ¿Cómo dices que se llama? — pregunto su hermana.
— Mierda, si, así me llamo, pero sólo díganme Juan. — Exclamó mientras se moría de la vergüenza.
— Bueno yo soy Bruno.
— Y yo soy Lara, es un placer.
— Soy Fabiana, encantada de conocerlos.
— Bueno somos todos— dijo Juan.
Mientras Bruno socializaba con las chicas, Juan estaba abriendo las puertas del cementerio, al hacerlo un chirrido aterrador interrumpió la conversación e hizo que todos mirasen al cementerio.
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Frecuencia Mortal [Terminada]
Short StoryUn misterio locutor que se esconde detrás de una frecuencia radial y sus preciados controles, los cuales usa para encontrar y asesinar a sus víctimas. mujeres y hombres caerán ante su insaciable irá, el único requisito es sintonizar su programa a la...