Capítulo 13

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Luna y Pedro se encontraban sobre el mostrador y la chica dedicó una sonrisa burlona al pelinegro al presenciar la pequeña discusión en la que estaban enzarzados Ámbar y Simón.

-Me sorprende que hayan durado tanto -comentó Luna señalando a la pareja con un gesto de la cabeza.
Pedro se giró para mirarlos y se rió.

-A mí no.

-¿En serio? ¡Llevan ya un mes saliendo! Como mucho, les doy dos semanas más.

-Es que tu no vives con Simón -dijo Pedro dando un sorbo a su malteada-. Simón ya estaba así con Ámbar desde mucho antes de salir con ella.

-¿De qué crees que estarán hablando? -preguntó de pronto Luna, curiosa.
Pedro se puso nervioso y dirigió toda su atención a su sándwich.

-¿Qué es lo que sabes? -inquirió Luna dando un golpe en el brazo al otro chico.

-¡Nada! -negó él rápidamente.
Ahora ansiosa por saberlo, Luna se inclinó un poco más sobre el mostrador y agarró el brazo de su amigo.

-¿Se mandan fotos el uno al otro por el móvil?

-¡No! -se apresuró a contestar Pedro con expresión de horror.
Luna estudió los movimientos de la pareja visiblemente divertida, porque su disputa verbal se había convertido ahora en todo un concurso de miradas.

-¿Sabes qué es lo más divertido? -preguntó Luna.

-¿Qué, los estás espiando?

-Que no hay ninguna diferencia de como actuaban antes a como actúan ahora -observó Luna-. Míralos, ahí siguen peleando y… oh, no, ya han pasado a comerse mentalmente el uno al otro. ¡Como siempre!
Pedro sonrió

-Yo diría que sí han cambiado.

-¿Qué es lo que sabes? -inquirió Luna de nuevo, cada vez más intrigada. Dio un mordisco a su sándwich y tomó un sorbo de su malteada para digerirla mejor.

-Ámbar vino al Roller y se acercó al mostrador hace unas semanas cuando yo estaba trabajando -mencionó casualmente.

-¿Y?

Pedro arrugó la nariz como si aún no acabara de procesar lo que había pasado.

-Dijo que si volvía a quitarle el móvil a Simón, me destruiría.

Luna se quedó boquiabierta y rió con ganas.

-¡No me lo creo!

Pedro asintió y tomó otro sorbo de su malteada.

Luna se irguió y volvió la vista a la pareja, cuya discusión ahora se había visto reducida a una conversación en un tono apropiado. Luna esbozó una sonrisa burlona y, tomando de repente una jarra de agua entre sus manos, dio la vuelta al mostrador y salió de detrás de él.

-Luna -la llamó Pedro con cautela-, ¿qué vas a hacer?

-Voy a averiguarlo -contestó enigmáticamente Luna con una pícara sonrisa antes de acercarse a la mesa de Simón y Ámbar.

-¡Luna! -la reprendió Pedro girando su taburete silbándole para que volviera. Luego se dio rápidamente la vuelta y evitó todo contacto visual cuando Simón levantó la cabeza.

-Hey chicos, sólo para avisarles que pueden ir a ensayar a la pista cuando gusten – dijo Luna viendo a ambos chicos.

-Si gracias, ya lo sabíamos – Ámbar hizo el intento de dar una sonrisa a Luna.

Al momento de despedirse movió su brazo de tal forma que tiró al suelo la caja de las patatas fritas del mexicano en el proceso.

-¡Ay, qué torpe soy! -se disculpó Luna.
La mexicana se agachó para recoger el cartón y las patatas ignorando a Ámbar, que mascullaba entre dientes molesta por su torpeza.

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