Night.

El Espíritu del Bosque.

Una corriente repentina se levantó en Worldreams. Un tornado se aproximó rápidamente, y cuando llegó, cesó, dejando al descubierto a unos Yeremi y Mark asombrados, y a un Klaud inconsciente. Alexandra parecía todavía hipnotizada. No movió los labios en ningún momento, y aún seguía con aquel brillo en los ojos. Dejó a los hombres y, tal y como apareció, desapareció, haciéndose una con el viento y volando con este. Mientras que Yusuf, a duras penas, les había seguido teletransportándose entre las sombras, un don que solo poseían él y su hermano. Cuando llegaba a la ciudad, vio cómo la niña salía de Worldreams y se adentraba en el bosque.

Llegué hasta un claro donde había un pequeño estanque con una cascada. Cuando toqué el suelo, las piernas me temblaron, el calor abandonó mi cuerpo y un sopor lo sustituyó. Tras unos instantes, las piernas no me respondieron más, y caí. El césped estaba lo suficientemente blando para que el golpe no me doliera, o era el inmenso cansancio el que disimulaba el dolor. Respiraba lentamente, cogiendo cada bocanada de aire con ganas. Sentía que, en unos instantes, mi propio cuerpo se había apoderado de mí, dejándome como una mera espectadora. Había hecho algo que no tenía explicación científica. Sentía miedo de mí misma, y ahora estaba agotada. Cerré los ojos diciéndome que, al abrirlos, todo desaparecería, pero lo que ocurrió fue que no los pude volver a abrir, y el sueño me venció.

“—Mientras estés aquí, no te pasara nada.

—¿Quién eres?

—Uno de tantos amigos.

La oscuridad le envolvía, y un haz de luz comenzaba a disiparla, dejándola en medio de un bosque cuyos árboles se movían suavemente con el viento. En él se sentía segura y serena, no tenía miedo de nada. Los árboles parecían susurrarle cosas.

—No creo que tenga muchos amigos aquí.

—Yo soy uno, no dejaré que te pase nada.

—¿Por qué?

—Porque aún no eres capaz de defenderte.

—No sé si quiero eso, solo quiero volver a casa.

—Aunque todavía no lo creas, esta es tu casa.”