VI. Los diálogos

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Escrito por: bileysireyes

Sin duda, los diálogos, por su importancia, son uno de los puntos de referencia más importantes de toda narración. Me imagino que muchos de nuestros lectores saben qué son y por tanto también conocen la narración, sin embargo, creo pertinente pues, traer las definiciones de cada uno.

Diálogo:

Según la RAE tenemos estas dos definiciones

1. m. Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos.

2. m. Obra literaria, en prosa o en verso, en que se finge una plática o controversia entre dos o más personajes.

Narración:

Y también, con referencia a esta palabra, tenemos dos definiciones de la RAE que se ajustan a lo que necesitamos para este artículo.

               1. f. Acción y efecto de narrar.

               2. f. Novela o cuento.

Ahora partiendo de estas definiciones podemos iniciar nuestro tema. Cabe destacar que aunque es muy importante el buen uso de los diálogos en una historia, no es mi intención en este momento, hablar pues, del buen uso de este, sino más bien, dar algunas referencias de cómo mejorarlos, para así, llenar nuestra trama de viveza.

Llamaremos a este punto como

Claves para escribir verdaderos diálogos fascinantes.

Bien, y sin más preámbulo, lo primero que tenemos que hacer para llegar a escribir diálogos realmente buenos es lo siguiente.

1. Conocer a los personajes.

Uno de los puntos más importantes al escribir diálogos es esta parte, porque si no conoces a tu personaje no puedes escribir eficientemente sobre él. Necesitas saber su edad, cómo viste, cómo vive, en qué trabaja. Todos estos puntos son esenciales, para poder crear su voz, una voz particular. Una voz propia. Enfócate en que cada personaje hable como deba hablar, porque puedes caer en la trampa de tus personajes sean poco creíbles.

Se ha de tener en cuenta también el uso de coloquialismos, o más bien dialectos o defectos de dicción, porque podrían crear confusión y hasta resultar antiestéticos. Mientras más genuinos sean tus diálogos y se ajusten más al personaje, obtendrás mejores resultados.

2. Ser breve.

Usa frases cortas y omite verbos en los casos que sean pertinentes. Esto te dará fluidez y hará más amena la lectura. Sin embargo, esto no quiere decir que no debas usar acotaciones o frases largas o complejas para explicar ciertos tipos de situaciones en los cuales resulta necesario.

Hay que tratar de prescindir a veces de los verbos declarativos, que no son malos, pero no siempre son necesarios. Veamos este ejemplo:

—Juega con tu hermanito —dijo su madre secamente.

—No quiero —dijo el pequeño caminando por el pasillo.

—¿Quieres salir a cenar? —preguntó el esposo mecánicamente.

—Claro, hace mucho que no lo hacíamos —respondió con entusiasmo.

Ojo, tampoco vayas a incurrir al error opuesto y prescindir por completo de estos verbos, como si el verbo dicendi fuera la lepra. Por ejemplo:

—Debes cambiar las llantas del carro —espetó la esposa malhumorada.

—Hay que esperar la próxima quincena —musitó el esposo.

—¿Quieres levantar tu trasero y hacer algo? —increpó ella.

—Déjame en paz mujer —farfulló levantándose rápidamente del sofá.

3. Ayudarse con los vocativos.

Los vocativos pueden decirnos quién está hablando en los diálogos de una manera sutil, pero claro, al igual que los verbos declarativos también debemos utilizarlos con prudencia.

Mamá, ¿sabes dónde está mi mascota?

—¿Ya buscaste debajo del sillón?

—¿Quieres un helado? —preguntó la madre.

—Sí, de chocolate por favor.

Como pueden ver, he reemplazado un vocativo por un verbo y ya no es necesario colocarlo en todas las oraciones como hacían falta en los otros ejemplos.

4. Contemplar la escena.

En ocasiones, cuando los diálogos son muy largos, podemos añadir pequeñas descripciones que nos ayudarán a situar a los personajes en la escena. Veamos:

Mamá, ¿sabes dónde está mi mascota?

—¿Ya buscaste debajo del sillón?

La madre miró la estancia y vio al padre sentado en el sofá con el periódico en manos. Ella intentó pasar desapercibida, pero fue sorprendida con una pregunta que hace mucho tiempo no escuchaba.

—¿Quieres salir a cenar? —preguntó el esposo mecánicamente.

—Claro, hace mucho que no lo hacíamos —respondió con entusiasmo.

Estos son algunos consejos a emplear en lo referente a los diálogos, ¿conoces algún otro truco? No dudes colgarlos en los comentarios.

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