IX. IDEAS, ¿DE DÓNDE SACARLAS?

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Por JJCampagnuolo

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Por JJCampagnuolo

Mucho se ha hablado en las redes del origen de las ideas literarias y en realidad, debemos decir, que no existe una receta infalible ni mucho menos, un modo específico de explotar la creatividad. Cada escritor es un mundo y cada quien vive su experiencia de diferentes maneras.

A mí se me han ocurrido tramas mientras viajo en bus, lavando los platos o al bañarme. También lo he hecho cuando estoy en la cama, intentando dormir, trazando historias en mi cabeza que me ayuden a relajarme y dejarme vencer por el sueño. He sentido el azote de las musas cuando veo una película o serie en la televisión y encuentro una subtrama que llame mi atención, o cuando paseo por la calle.

Mi cerebro es una cosa rara, le gusta desconectarse del mundo y sumergirse en realidades paralelas que solo viven en mi cabeza. Se deja llevar, al principio por el ocio y luego, por el interés, porque comienza a gustarle la trama queriendo más de ella.

Es en ese punto cuando necesito escribir esa historia, darles vida a esos personajes, ver más de ellos y sentirlos con mayor intensidad.

Hace varios años, cuando mi hijo estaba por iniciar su etapa escolar, experimentaba un miedo terrible a que fuese rechazado o maltratado. De niña fui un poco tímida e insegura, por eso sufrí algunas molestias de otros chicos, que nunca llegaron a convertirse en acoso escolar, pero sí en momentos incómodos y no deseaba que mi hijo atravesara esa situación.

Por eso enseguida empecé a "entrenarme" para ayudarlo a superar adversidades, sin interponerme en su vida, permitiéndole vivir sus experiencias y crecer. Fue así como terminé investigando muchísimo sobre el Acoso Escolar, sus causas, consecuencias, formas de enfrentarlo, etc.

Parecía que estaba por escribir una tesis doctoral del tema, porque hasta llegué a inscribirme en páginas de grupos de apoyo. Terminé sumergida tanto en el Acoso Escolar, que mi cerebro comenzó a reflexionar sobre diversas situaciones buscando las maneras de enfrentarlas por sus propios medios. Cuando me percaté de lo que hacía, tenía en mi cabeza no una, sino tres tramas, entrelazadas entre sí, de casos diferentes de acoso escolar mezclados con historias de amor, que por supuesto, aproveché. Así nació de una de mis series New Adult más leídas: la serie Las Chicas, que logré publicar con el sello Click Ediciones de Planeta.

Las ideas salen de la reflexión, de chispazos que llegan a nuestra mente luego de ver, oír, leer o pensar mucho en un tema.

El escritor tiene que estar abierto al mundo, debe sumergirse en él para que pueda describirlo luego. Conocer a fondo a la gente y las situaciones que lo ayudarán a generar sus propias ideas.

¿De dónde sacó Jane Austen ideas para escribir sus fantásticas novelas románticas? De su día a día. Sus novelas son una sátira de la realidad que vivía, de los absurdos convencionalismos sociales que limitaban a las mujeres. Ella creaba personajes valientes capaces de superar todas esas adversidades hasta lograr ser feliz.

¿De dónde sacó Diana Gabaldon ideas para escribir su conmovedora saga Forastera? De su enorme curiosidad por el pasado y de sus ganas irremediables por vivirlo y superarlo sin dejar de ser una chica actual. Ella era una profesional de la investigación y utilizó sus habilidades para aprender sobre Escocia y la guerra que atravesó en 1745 luego de ver un programa de televisión que hablaba de ello.

¿De dónde sacó Alice Kellen ideas para escribir sus tiernas novelas? De las emociones que experimenta día a día, cuando mira, lee o escucha algo conmovedor que empuja a su cerebro a idear momentos que despierten sensaciones similares. Pequeños instantes que luego se entrelazan con otros hasta lograr tramas completas.

En resumidas, ¿de dónde podemos sacar ideas? De la vida misma.

Vive, lee, mira, escucha, piensa y siente, haz cada una de esas cosas y verás cómo poco a poco tu cerebro te va pidiendo más, creando él mismo situaciones que te arranquen emociones y que luego, después de mucha reflexión, puedas organizar en una novela romántica.

¿Te atreves a dar el primer paso?

Te invito a realizar el siguiente ejercicio y nos dejes en los comentarios los resultados. Toma de los diarios digitales una historia que llame tu atención, por ejemplo, "Le dedico mi medalla a Adidas y Puma que decían que no tenía calidad para patrocinarme".

La nota que tomé es del judoca portugués José Fonseca, quien ganó la primera medalla para su país en los Juegos Olímpicos de Tokio y al celebrarlo gritó semejante dedicatoria.

Sin conocer el tema, mi cerebro comenzó a trazar ideas sobre el trabajo incansable de un atleta de recursos limitados, que ve difícil su participación en juegos olímpicos por diversas situaciones: pérdida de un familiar cercano, enfermedad, problemas con su pareja, etc. Eso genera que baje su nivel deportivo perdiendo patrocinantes, pero el apoyo de alguien muy próximo (posiblemente su entrenador o manager) lo ayuda a salir del hoyo de desesperación en el que se sumergió empujándolo a dar lo mejor de sí para recuperarse y alcanzar su pase a las olimpiadas. Así logra su gran sueño: una medalla en su cuello, con la que pueda callarle la boca a quienes no creyeron en él y pensaron que no llegaría a nada.

Quizás, en la vida real, a José Fonseca no le sucedió así, pero gracias a su noticia pude trazar una idea básica que podría servirme para una novela de romance, llena de emociones y superación.

¿Te animas a crear tu propia historia? Busca tu noticia y cuéntame de ella.

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