Capítulo 1

34.6K 1.8K 61
                                    



Tenía hambre. Hacía días que no encontraba nada que cazar. El bosque se había cambiado en mi viaje hacia el sur. A penas había presas. El olor a humanos era cada vez mayor. Supuse que estaría cerca de alguna población. Eso no era bueno, no había presas donde había humanos.

Podría volver al norte, y quedarme allí, pero algo insistía en que era mala idea. Debía ir al sur. Debía huir.

Paré la marcha junto al río. Si al menos hubiera algún pez, podría tratar de pescar, pero el río era demasiado estrecho si quería encontrar peces tendría que seguirlo. El río se internaba más en el territorio humano. Bebí hasta saciar mi sed. Cuando separe el hocico del río, el agua me devolvió la imagen de un lobo.

Mi pelaje antes blanco se había ensuciado. Tenía manchas de tierra y algunas de sangre de mis viejas presas. Sobre todo en las garras. Recuerdo un tiempo en el que apenas soportaba la idea de pasar más de unas horas como lobo. Ahora tan solo no recordaba algo anterior a esta forma.

La brisa cambió. De pronto nuevos olores me llegaron. Un olor en particular me llamó la atención. Al fin algo de suerte. Por la intensidad debían de estar muy cerca. Una manada entera de ciervos.

Seguí el rastro de la manada. No me costó mucho encontrarla. No era tan grande como me había imaginado al principio. Una cierva con sus dos cervatillos pastaban en un pequeño claro.

Me agaché entre los arbustos. Los pequeños serían un blanco fácil y bastarían para mitigar el hambre que sentía. Un pensamiento de repulsión me recorrió al imaginarme matando a sangre fría. Como sucedía últimamente el hambre se encargó de borrar ese sentimiento. En el momento del salto todo a mí alrededor desapareció. Todo lo que existíamos era la presa y yo.

Tensé las patas traseras y salté. Estaba preparada para morder. Algo choco contra mi lomo. Vi como mi comida se escapaba.

Me levante para enfrentarme al ladrón. Otro lobo. Era más grande que yo y de pelaje marrón oscuro. Mostraba los dientes, amenazante. Yo le gruñí. No me había asustado. Mi pelaje se erizó como defensa para parecer más grande.

Cuando pensé que me atacaría se quedó quieto. Parecía estar pensando. No dejaría que el ladrón se saliera con las suyas. Yo aún tenía hambre y era por su culpa.

Salté contra él. No parecía esperarse un ataque así que apenas pudo defenderse. Clavé mis dientes en su pata, el lanzo un quejido de dolor. Contraatacó tratando de morder mi cuello, pero pude esquivarlo a tiempo. El lobo ahora cabreado se lanzó contra mí. Era mucho más grande que yo, así que me arrastró contra el suelo. Traté de levantarme pero él se puso sobre mí, gruñendo. Estaba dejando claro que él era más fuerte. Que debía someterme.

Aproveché para tratar de arañarle la barriga. El pelaje le protegió de mis arañazos pero bastaron para poder ponerme en pie de nuevo. Me lancé contra él a la vez que él me atacó a mí. Sobre las patas traseras se inició una lucha de arañazos y mordiscos. Sentí como sus dientes se clavaron en mi cuello. La sangre no tardaría en salir.

El lobo no tardó mucho más en lanzarme contra el suelo de nuevo. Mi cabeza dio contra una piedra en el suelo. El lobo seguía gruñendo y mostrando los dientes. Él apenas tenía una herida. Deje de gruñir y baje las orejas. Era una batalla perdida.

Al ver que me calmaba se apartó. Debí de haberme levantado y haber huido. Hubiera vuelto a rastrear a los ciervos y todo habría sido como antes. A penas pude volver a ponerme en pie. Todo se había vuelto negro.

Una Nueva Vida ~Seth Clearwater~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora