Capítulo 11

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La casa era aún más impresionante por dentro. Era moderna y llena de cristaleras. Por ellas se filtraba la luz y se veía el bosque a su alrededor. Era preciosa.

Por mucho que miré no logre distinguir ni una esquina con algo de polvo. La mantenían muy cuidada. Aunque sí que era cierto que el hedor se multiplico en cuanto entré. Tuve que contener el aliento.

-¿Jane?

Jacob bajó la escalera. Las voces arriba volvían a la normalidad. Parecía haber bastante gente allí.

-Jacob.- saludé.

El rubio se quedó en la primera sala. Aunque se alejó un poco, supuse que estaría escuchando.

-¿Qué haces aquí?- preguntó, no parecía muy contento.- ¿Me seguiste?

-¿Qué iba a hacer? Me dejaste sola frente de tu casa yéndote sin dar ninguna explicación.- me quejé.

-Te dije que te quedaras.- dijo molesto.- Si tan solo...

Pero no continuó.

-En mi defensa diré que estabas en medio de la nada, ¿Cómo iba a saber que habría una casa aquí?- me defendí.

Jacob parecía demasiado enfadado de por si así que decidí no insistir más.

-Tú...Solo...no hagas preguntas y espera aquí.- dijo señalando un sofá.

Parecía cómodo y estaba frente un televisor de pantalla plana que nadie estaba usando.

-Vale.

No tendría problema en cumplir eso. Me dejé caer en el sofá.

Jacob volvió a subir las escaleras.

-Vigílale.- le dijo al rubio.

Al principio me pareció que el tal Jasper le mandaría a freír espárragos, pero algo debió de hacerle cambiar de idea mientras miraba Jacob, por que asintió.

Seguí a Jacob con la mirada. ¿Qué había en la segunda planta que era tan secreto?

Afiné el oído. No me costó mucho distinguir las voces que antes solo habían sido un murmullo en el fondo de la habitación. Me fue más fácil distinguir la voz de Jacob.

-El feto la está matando ¿no es así? Se está muriendo.- la voz de Jacob cambio cuando pronunció esas palabras.

-La culpa es mía.- susurro una voz junto a la de Jacob. Esta era más musical pero sin duda masculina.- Sí, la criatura la está matando.

-¿Y por qué no hace algo Carlisle? Es médico, ¿no? ¡Pues que se lo saque!- Gritó Jacob.

-Ella no nos lo permite.- contesto el otro con voz cansada.- la conoces bien, ¡Qué deprisa lo has visto....! Yo no me di cuenta o al menos no a tiempo. Ella no me lo había contado, lo cual era de lo más normal. Creí que se había enfadado conmigo, por obligarla a pasar por todo aquello, por poner en peligro su vida...una vez más. Nunca sospeché sus verdaderas intenciones ni el propósito que había adoptado no hasta que nos reunimos con mi familia en el aeropuerto y ella se lanzó a los brazos de Rosalie...de ¡Rosalie! Fue entonces cuando lo comprendí, cuando leí el pensamiento de Rosalie, solo entonces y tú lo has comprendido en menos de un segundo...

Profirió lo que era en parte suspiro en parte gemido.

Agudice el oído para seguir escuchando, pero de pronto un estruendo hirió mis oídos.

Me cubrí las orejas.

La televisión se había encendido. Dirigí mi mirada hacia el rubio. Sostenía el mando y me miraba divertido.

-¿No te han dicho nunca que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?- preguntó.

-No.- dije mientras recuperaba la audición.

Estaban dando un partido de béisbol y la voz del comentarista se me había quedado grabada.

El rubio aprovechó y se sentó en el otro sillón. Se puso a ver el partido. Apenas se movió un centímetro. Había momentos en los que parecía una estatua.

Sea lo que sea que pasara en esa casa, no era normal. Ahora sabía que a Jacob le importaba alguien de aquí por lo que no debían de ser mala gente.

Aproveché para acomodarme. Apenas había tenido un descanso en todo el día.

Los Mets se enfrentaban contra los Yankees. No me interesaba el partido. A penas entendía las reglas. Volví a tratar de escuchar a Jacob pero no podía distinguirle con el partido de fondo. Había demasiado ruido.

Jasper se rió.

-Cabezota.- dijo sin despegar la vista de la televisión.

-No es culpa mía, nadie me cuenta que pasa.- dije.

-Puede que no tenga que ver contigo.- dijo aunque con un tono amable.

Me encogí de hombros.

-Supongo que no.- dije.- Lección aprendida cuando Jacob me deje sola en medio de la nada no seguirlo hasta casas lujosas en el bosque.

El rió. No era una broma.

-Eres como él, eso lo huelo pero ¿No eres de la manada de Sam?- preguntó curiosos.

-Puede que no tenga que ver contigo.- dije divertida.

Jasper negó y siguió viendo el partido.

Los Yankees iban ganando al principio pero luego los Mets remontaron. Me pareció que Jasper era de los Mets. Parecía saberse los nombres de todos los jugadores. Aunque no le pregunté me explicó lo suficiente para entender cómo funcionaba el juego.

Al final he de admitir que no era tan malo como pensaba en un principio. Está claro que los Yankees se convirtieron en mi equipo favorito aunque solo fuera para vengarme de Jasper.

El ruido de unas pisadas bajando la escalera me distrajo. Jacob bajaba bastante rápido. No parecía contento.

-¿Jacob?- pregunté al verle así.

En seguida me puse en pie.

Vi que Jasper también se tensaba.

-Vámonos, la manada estará esperando.- dijo rabioso.

Una Nueva Vida ~Seth Clearwater~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora