Capítulo 34

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¡Por Dios! Era más vieja que casi todos ellos. Normal que mi mente estuviera así de dañada.

Me derrumbé en los escalones de la entrada principal. Leah se percató de ello. Su lobo me observó tras los arboles como decidiéndose a acercarse.

Hice un movimiento con la cabeza y ella asintió. Aun observándome se alejó, pero cuando Jacob apareció supe que de algún modo le había avisado.

-Jane, tenemos que hablar.- dijo, se acercó y se sentó a mi lado, suspiró y continuó.- He de admitir que estoy aquí porque Carlisle me ha obligado, algo del deber de un líder y no sé qué rollos de padre vampiro.

-¿Desde cuándo tú eres un líder?

-Ni yo mismo lo sé.- respondió.

Reí.

-Tengo miedo Jacob, cada día descubro cosas de mi pasado, y ya no sé cómo debería reaccionar.

-Lo que haya podido pasar, olvídalo, tu presente es lo que importa.- dijo restándole importancia.

-Tengo doscientos años Jacob.

-Vaya, te conservas bien.- respondió, aun así no supo ocultar su sorpresa.

-No puedo hablar contigo si no te lo tomas enserio.

-Jane, puede que resulte raro, pero somos inmortales, todos seguiremos viviendo tanto como podamos, tú ni siquiera recordabas tu edad hasta hoy ¿Qué te vuelve tan diferente de ayer?

Quise responderle, pero al mismo tiempo quise hacerle caso y olvidarme de todo.

-Mira que eres simplista.

-Acepta un consejo, mira tú pasado como un vida anterior, deja que esa Jane muera en tus recuerdos y empieza una nueva vida ahora.

-Pero mi familia...

-Lleva mucho tiempo muerta.

Olvidando lo insensible que era Jacob acepté la realidad. Puede que fuera la misma persona pero mi vida ahora era diferente.

-Tengo que disculparme con Edward y Carlisle.

-¿Ya? Que fácil ha sido.

Le dí un empujón y él rió.

-Me dedicaré a dar charlas motivadoras.- respondió.

Para cuando volví a entrar en la casa Carlisle esperaba con semblante preocupado. No iba a ignorar que lo más seguro era que hubiera escuchado la conversación con Jacob.

-Lo siento.- dije.

-Pero si no has hecho nada malo.- respondió.- Nosotros te presionamos demasiado.

Sonreí.

Edward asintió y Bella corrió a abrazarme de nuevo.

Después de ese día mi historia se difundió en la manada y la familia Cullen. Carlisle me explicó cómo él mismo había estado un tiempo viviendo con los Vulturis en Italia y cómo hacía uno años habían hecho prometer que Bella se transformaría.

Las manadas de lobos que Cayo había cazado eran en su mayoría, hombres lobo, no metamorfos cómo nosotros y por eso el Vulturi estaba desesperado. Me había estado buscando durante siglos sin encontrar una pista.

Eso hizo que me asustara. ¿Y si los Vulturis daban conmigo y cómo represalia castigaban a los Cullen y las manadas? Carlisle me aseguró que no debía de temer, que ellos no salían de sus fortalezas, pero eso no me calmó durante mucho tiempo.

Aparte de las bromas de Emmett sobre mi edad la vida fue volviendo a la normalidad. Sam incluso se presentó un día en la casa de los Cullen para renovar el tratado. Ahora las manadas estaban en contacto y pudimos volver a la Push.

Seguí quedándome en la casa de Jacob, él pocas veces aparecía por allí, normalmente iba a casa de los Cullen para estar con Renesmee, lo que hacía que esos días pudiera pasar más tiempo con Seth.

Él me enseñó por fin todo el territorio Quileute. Me contaba sus tradiciones mientras dábamos largos paseos o simplemente venía a la casa de Jacob con una pizza. Leah poco a poco parecía odiarme menos y ya casi se podía decir que no me gruñía cuando aparecía con Seth por su casa.

Conocí a Sue, la madre de Seth y Leah que resultó ser una mujer encantadora, y me sorprendió saber que Charlie, el padre de Bella, también pasaba por su casa a menudo.

Una semana después de la transformación de Bella acompañé a Jacob con sus deberes de niñera.

Hacía tiempo que no estiraba las patas. Dije mientras corría tras Jacob.

Te estás volviendo una lenta.

Ya claro, yo siempre seré más rápida que tú. Apreté el paso y Jacob rió.

Te molestas por todo, cualquiera diría que te vuelves una anciana.

Vale ya con las bromitas, ¿no?

Jacob rió de nuevo. Un olor que no reconocí hizo que me frenara en seco.

¿Qué pasa? Preguntó Jacob al ver que me había alterado.

No era raro que yo captara los olores antes que él, así que aun tardó unos segundos en captar el rastro. Se acercaba a nosotros desde el noreste.

Tranquila, son Quill y Embry.

Reconocí el olor en sus pensamientos. Bufé al ver que había perdido la oportunidad de una buena pelea.

Aun no era capaz de reconocer los olores de la manada de Sam.

Los dos lobos aparecieron entre el follaje y vi como Quill me dedicaba una mirada de preocupación. Le dediqué una sonrisa lobuna y desvió la mirada.

Nos ha costado encontrarte. Una voz nueva apareció en mi mente.

Jacob se sobresaltó también.

¿Embry?

Sam nos ha dado permiso, Jacob, queremos formar parte de tú manada. Dijo Embry.

Jacob se lo pensó pero no tardó mucho en aceptarles. Ni por un segundo pensó en echarles como había intentado conmigo y con Seth.

Bienvenidos tíos.

Hola Jake saludó Quill.

Oye, a nosotros no nos trataste así de bien. Me quejé.

Ventajas de la amistad. Respondió.

Yo bufé.

Pero me quedo mi puesto como segunda.

Ya le había empezado a coger el gusto a poder liderar cuando Jacob no estaba, que venía a ser casi todo el tiempo.

Quill y Embry no les importó estar por debajo en la cadena de mando. Sus pensamientos aún eran extraños para mí, pero Jacob parecía encantado de volver a tener a sus amigos en la manada.

¿Vais a ver a los Cullen? Preguntó Embry.

No os importará que no os acompañemos. Añadió Quill

Jacob asintió.

Como iba a estar sin su queridísima Nessie mas de un día. Me burlé.

Mira quién fue a hablar, la que ha ocupado mi casa con Seth.

Touché.

Haced la guardia, tenemos que seguir atentos a las amenazas. Ordenó Jacob.

Quill y Embry aceptaron las órdenes de su alfa y establecieron un perímetro. No esperábamos ataques de Sam, pero las costumbres debían restablecerse y siempre debía haber algún lobo de guardia. No podíamos estar desprevenidos ante un ataque de un vampiro nuevo.

Jacob y yo seguimos camino a la casa de los Cullen mientras que Embry y Quill volvían a la reserva. Aun así nuestros pensamientos siguieron conectados hasta que cambiamos de fase.

Una Nueva Vida ~Seth Clearwater~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora