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[+2 años atrás]

[Ciudad Subterránea]

Aquellas dos jóvenes caminaban a casa; ambas tenían el cabello castaño oscuro, ojos cafés, delgadas y de notables rasgos asiáticos. La mayor tenía el cabello suelto, vestía un vestido blanco de tirantes, un largo saco de tela negro y zapatos negros; la menor tenía su cabello sujeto en una coleta alta, y vestía con una camisa blanca, falda larga gris, un saco de tela blanco y zapatos negros.

– Kaori... –llamó.

– ¿Uhm? –la miró.– ¿Qué sucede, Tn?

– Ah...Te oí anoche, peleando con mamá...

– Oh, eso –suspiró.– No te preocupes, son sus tonterías de siempre.

– No le gusta tu trabajo.

– Es lo único que puedo hacer, aquí no hay damas ricas a las cuales pueda limpiarles la casa, y soy inútil en otras cosas. A mamá no le gusta, pero al menos consigo algo de dinero; aunque...claro, ella luego no quiera aceptarlo por venir de la "prostitución de su propia hija".

– ¿No es...peligroso? Quiero decir, todos esos hombres, quién sabe si tienen alguna enfermedad rara o si se bañan bien.

– Bueno...son las partes malas de este trabajo, sin contar los idiotas que se ponen rudos, pero...al menos puedo hacer algo de dinero –la miró.– Prefiero hacer esto yo y que tú puedas estar tranquila. Tú serás mejor que yo, llegarás más lejos que yo –sonrió.

– ... –sonrió.– Te quiero –la abrazó.

Ambas se detuvieron. Kaori sonrió y correspondió al abrazo de su hermana menor.

– También te quiero, pequeña –rió.

Se separaron y continuaron caminando. De pronto, alguien tomó a la chica mayor por detrás, haciéndola soltar un grito.

– Al fin te encuentro, maldita zorra –gruñó aquel sujeto.

El tipo era alto y tenía una barba candado, pero se veía demasiado limpio como para ser alguien de la Ciudad Subterránea.

– ¡Hermana! –gritó Tn.

– ¡Suéltame, maldito! –gritó la mayor, intentando zafarse.

Dos sujetos más se acercaron, y uno de ellos sujetó a Tn.

– Así que tienes una hermanita, ah –rió.

– Suéltala, Henrry –pidió.– Sus problemas son conmigo, ella no tiene nada que ver.

– Cierra la boca –habló el otro hombre, el que sujetaba a Tn.– Tu hermanita también es asiática, ah –rió y miró al tal Henrry.– Dos nos vendrán mejor que una, ¿No?

– ¡NO! –gritó. Miró a su captor.– Henrry, por favor...déjala ir.

– ¿Por qué debería? Es más mercancía –sonrió de lado.

– Por favor. Haré lo que tú quieras, lo que ellos quieran, no voy a quejarme, sólo déjala ir.

– ...Agradece que tengo debilidad por las mujeres de tu tipo –chasqueó la lengua y miró a su compañero.– Suéltala.

– Pero-

– Ahora –ordenó.

– ...

El hombre frunció el ceño y soltó a Tn, quien cayó de pronto al suelo. Ella temblaba, estaba aterrada; levantó la cabeza, viendo a su hermana, quien tenía los ojos cristalizados.

Criminal 🗡️ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora