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[Días después]

Tn pasó caminando con tranquilidad, donde un par de hombres descargaban unas cajas con comida; ellos la observaron con curiosidad, pues ella llevaba una caperuza negra cubriéndole el rostro, como si quisiera ocultarse del sol, pero...no había sol en la Ciudad Subterránea; la ignoraron y continuaron con su trabajo. La chica giró en una esquina y silbó. De pronto, dos jóvenes aparecieron desde arriba usando un equipo para ir por el aire, se dirigieron colgando hacia los hombres y golpearon las cajas, rompiéndolas; otros cuatro aparecieron corriendo, tomando varios alimentos y escapando.

– ¡Oye! –gritó uno de los comerciantes.

– ¡Espera! –gritó otro.– ¡Bastardo!

– ¡Otra vez esas plagas! ¡Llamen a la Polic-!

El hombre no terminó de hablar, pues la chica arrojó un par de bombas de humo. Los comerciantes, molestos, comenzaron a gritarles y a tratar de contactar a la Policía Militar, mientras intentaban dispersar el humo para ver.

[Días después]

Tn llamó a la puerta de un manera particular, y esta fue abierta por un joven castaño.

– Bienvenida –sonrió.

Ella rió y entró, mientras el castaño cerraba la puerta con seguro. Dentro habían varios hombres, cuatro sentados en los sofás y un pelinegro sentado en la mesa limpiando un cuchillo.

– Buen trabajo hoy –habló el castaño.

– Gracias, Faru –sonrió. Miró a los demás.– Buen trabajo ustedes también.

– Gracias, Tn –sonrieron los cuatro.

La chica se acercó a la mesa. Levi la miró y movió su silla, alejándola un poco de la mesa; ella sonrió y se sentó en su regazo, mientras él continuaba limpiando aquel cuchillo. Farlan comenzó a contar el dinero y dividirlo.

– Tengan –miró a sus compañeros.– Perdonen la tardanza –se acercó a los que estaban en el sofá grande.– Ambos pagos –extendió el dinero a ellos.–, el de la vez pasada y el de esta ocasión.

El castaño le entregó el dinero a aquellos tres y luego se dirigió al otro, el que estaba sentado en el sofá individual y tenía rostro triste.

– Aquí tienes –extendió el dinero hacia él.

– Ah, graci-

El chico miró con sorpresa su mano pues, además del dinero correspondido, el contrario le había dado un fajo doblado por la mitad, para que nadie más lo viese; miró con curiosidad a su compañero, quien aún sonreía.

– Oigan –miró a los otros tres.–, será mejor no gastar demasiado, aunque sea por error –advirtió.– Nos están vigilando.

– Ya sabíamos.

Los tres se levantaron.

– ¡Vámonos!

Los cuatro se despidieron y salieron de la residencia, cerrando la puerta tras de sí.

– Los trabajos han sido mucho más fáciles desde que tenemos en nuestras manos el equipo Multi-Axial –comentó el castaño.

– Sí... ¿Cuándo podré usarlo yo? –abrazó a su novio por el cuello.– Me aburre ser el señuelo –dijo haciendo pucheros.

– No eres un señuelo –negó el pelinegro.– Tú eres la parte más importante, porque nos avisas el momento correcto para dar el golpe.

– Sí, lo sé, pero...quiero volar, como ustedes.

Criminal 🗡️ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora