|You are my doll⭐|JasonTheToymaker♡|Book#1|

V

[Narra Jason]

Sabia todo lo que ellos le hacían, vi como la lastimo estando ella en su trabajo, sé cuánto la hirió, lo sé.

Seria muy mal amigo sino le pongo un remedio a esto.

Entre a mi puerta, pensé en el lugar que quería llegar, en unos segundos ya estaba en la casa de Ruby.

Tenia planeado juntar a los dos en un lugar, hablar con ellos y hacerlos pagar.

¿Pero de qué forma lo haría?
Matarlos no me satisfará o bueno, si pero... Quiero que sufran lo mismo que ella sufrió.
No es justo.

Solo yo puedo hacerla sentir de esa forma.

Recorrí con mirada en cuarto, estaba oscuro, no había luces, ni nada, pues ya era tarde.

Y hay estaba ella, acostada, me acerque a ella a paso lento, la visualice bien, no había tenido el gusto de conocerla, solo la había visto de lejos, solo cuando seguía a mi mejor amiga.

Cabellos largo, hasta la cintura, tez morena, lo único que puedo ver, ya que esta oscuro.

Sin avisar, la tome de cabello y la jale hasta sacarla de la cama.

—¡AHH! ¿Q-quién rayos eres tú?.- Preguntó al borde del llanto mientras retrocedía.

Yo solo me límite a sonreirle.

La volví a tomar de cabello, ella se movía demasiado y trataba de rasguñar mis manos pero eso me dio igual.

Abrí mi puerta, le eche un ultimo vistazo esta mujer.

...

Ahora estoy en la casa de Dylan, deje a Ruby amarrada en la sala, había escuchado antes de mi Rubí, que Dylan vivía solo, así que no creo que hayan problemas.

Subí sigilosamente a su habitación, entre al cuarto que tenia la puerta abierta, busque su cama con la mirada.

—Dylan...- Susurré con una sonrisa de satisfacción.

Me acerque a él y de la misma forma que hice con Ruby, hice con éste.

Lo tome del cabello y lo arrastre por la casa.

—¡SUELTAME! ¡¿Quién eres?!.- Gritaba mientras trataba de soltarse.

Lo solté para luego voltear y tener que darle un puñetazo en la cara.

Calló.

Fue más fácil de esa forma, de la misma forma lo amarre y espere con paciencia a que despertara.

Ruby no paraba de llorar.

Por fin logro verse hermosa.

...

Pasaron las horas y por fin, despertó.

—¡Hola muchachos!.- Salude con alegría - Hace mucho que quería conocerlos, juguemos un juego