Mierda, mierda. ¿Qué estoy haciendo? Mi impulso de idiotes había tomado control de mi cuerpo haciendo que en estos momentos un taxi japonés me conducirá a la dirección de la ansiana que apenas conocía, extrañamente la curiosidad me era inaguantable, luego de que esa anciana me dejara sola en mitad de la noche, solo quería averiguar qué cosa tan especial habían en la casa de las de ojos dorados.
Cuando mi destino llego ante mí, estaba en un templo."pero que idiota soy" me reproche , el lugar era tan lúgubre que hasta el más valiente salía corriendo, sin más remedio y con maletas en mano me arrastre por unas infernales escaleras de concreto hasta llegar al templo misterioso.
Nunca pensé que los templos en Japón fueran tan acogedores, el piso de madera, las típicas puertas correderas, incluyendo el polvo permanente a causa de no ser usado en mucho tiempo, por ello y como una cobarde que era desidi irme antes de que algo ocurriera.
Pero obviamente el destino siempre se reía de mí.-Nanami-sama- susurraron- Bienvenida, a casa- sentí a mis espaldas, aproximadamente estaba en la mitad de camino.
-Nanami- musito, era la voz de un hombre, mientras que otro le cuchicheaba al primero.
Pero ¿Quién diablos me está hablando? , se suponía que estaba sola. -Dios sácame de este aprieto y juro que nunca más dudare de tu existencia- roge, aunque claro sabía que debía enfrentarme a aquellas voces tarde o temprano. Más temprano que tarde gire mi cuerpo en dirección a los sonidos.
Pues como todo en mi vida, me equivoque, pues no estaba sola en aquel lugar. Ante mi, dos pequeños hombrecillos con máscaras rondaban a dos hombres, ambos de cabello blanco como la nieve y con kimonos. Los chicos me miraban extrañados, mientras yo era una paleta de emociones desde el horror hasta las ganas de echarme a reír como loca por los nervios.
-Corre,____corre- me animaba pero mis tontas piernas no respondían, provocando que mi deslenguada boca nuevamente formulará rápidamente una frase -Si mente de ______ me estás haciendo una mala pasa- dije en voz alta mientras los hombres me obserbaban con incredulidad.-Ustedes no son reales- tomé valor y me acerque al chico de ojos verdosos mientras le tocaba la mejilla con mi dedo índice.
-Créeme somos tan reales como tú-sonrió, el esmeralda mientras le seguía tocando su mejilla izquierda llegando a la conclusión de que su piel era más suave que la mía.
-Tomoe-dono, Mizuki-dono, miren- apunto mi mano, el enmascarado.
Pues extrañamente mi mano emitía una extraña luz, era embriagadora y se sentía cálida.
-Chica, ¿qué haces aquí? y ¿cómo tienes eso? - cuestiono por primera vez, el hombre de facciones serias y ¿orejas? Sí, eran orejas muy parecido a un zorro. Gracias a la aproximación el cabello del chico serio era plateado haciendo juego con sus ojos los cuales prolongaba una paleta de lilas, realmente era cautivador. Él era guapo pero trasmitía miedo y su altura ayudaba a que su aura fuera mucho más intimidante.
- Yo solo, llegue al país como hace dos horas, me encontré con una mujer en una plaza, conversamos pensé que era contrabandista del mercado negro pero me dejo su libro-apunte al objeto- además me dio una dirección vine y aquí estoy sintiendo que estoy completamente loca- explique, mientras los hombres quedaban aún más sumidos en sus pensamientos.
-¿Cómo era la mujer?- pregunto el de ojos esmeraldas adornados por unas pobladas pestañas albinas.
-Era con cabello blanco castaño, una anciana, ojos dorados, algo baja pero muy tierna- conteste, recordando cada detalle de la peculiar señora.
Ambos chicos los envolvió una nube de tristeza, en sus ojos se les notaba afligidos por la características descritas que hice, ella debió ser importante en este lugar. Ambos tomaron mis muñecas y me condujeron en contra de mi voluntad adentro del templo el cual ya había visto.
-Bien eres la nueva ama de este templo, eso te convierte en un dios- dijo como si de lluvia se tratara, el chico de cabellos plateados.
-¿Espera que? Tiempo, tiempo. No soy tal cosa, los dioses no existen-le musite al chico con un ceño algo fruncido.
-Tu mano tiene el sello, la mujer que viste era la antigua diosa de esta casa, eres la que la reemplazara- la alegría del chico de ojos verdes era bastante obvia.
- No, no, no. Yo.. solo vine a Japón a estudiar y un nuevo aire esperanzador, no a convertirme en un dios oh algo así- concluí exasperada mientras la noticia seguía sin creérmela.
-Yo nunca seré tu familiar- escupió con evidente desprecio el chico de ojos lilas, mientras que la mirada verdosa de su acompañante era de completa desepcion mientras su cabeza se sacudía a causa de las palabras despectivas.
-¡¡Alto!! - grite, exasperada, a lo cual el hombre obedeció, sin decirme nada, porque su cara decía todo.
-¿Cómo hiciste eso? - pregunto el verdoso, sorprendido.
-No hice nada, solo le dije alto- me encogí de hombros, los chicos discutían sobre un contrato o algo similar, no entendía absolutamente nada de su conversación, solo me limitaba a observar sus acciones ya que en mi interior aún me debatía si preguntar o seguir guardando silencio, finalmente mi valentía salió nuevamente a la luz interviniendo a ambos hombres .-Pueden explicarle a la nueva explicarle ¿Qué es un "Contrato divino"? - dije rascandome la nuca.
-La mujer, te trasmitió tanto la marca de diosa como nuestros contratos, aquel contrato hace que te obedezcamos sin importar nada- explico enojado el chico patinado, podía escuchar como sus dientes rechinaban de ira.
- En resumen puedo los puedo mandar ¿cierto? - musite risueña y con malicia.
-Creo que esta noticia si se la tomo bien- susurro el fantasma al de cabellera blanca haciendo que este asintiera con miedo. El otro por su parte solo suspiraba intranquilo y molesto, sabía que tenerme aquí no sería placentero para él. Aunque el chico de su lado alegremente estrecho mi mano con la suya diciéndome que se llamaba Mizuki y que seríamos buenos amigos, mientras sonreía de oreja a oreja.
Como es posible que en dos horas desde que llegue al país, me volviera la acompañante de un molesto zorro y un alegre Mizuki.
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MODERNA DIOSA (Tomoe & Tú)
FanfictionJapón mas una chica completamente opuesta a organización eran una dupla extrañamente particular. Pero un viaje que comenzó al azar termino en la historia más increible jamás contada.