MODERNA DIOSA (Tomoe & Tú)

15.LA VERDAD

-¡_____-senpai!- grito ex jugador de basketball, mientras sus largas piernas corrían por todo el jardín trasero del cual el zorro habla orgulloso cada vez que Miketsukami visitaba el templo, junto a su Diosa.

-¿Qué es lo que ocurre?- cuestiono Mizuki una vez que el chico había llegado a nuestro lado, había adquirido un extraño habito por cultivar orgánicamente vegetales, ya que según Tomoe debía relajarme de algún modo pues yo seguía adentrándome en solitario a la habitación recientemente encontrada para descubrir sus misterios, lo cual provocaba que mi falta de sueño comenzara a invadir mi humor.

-Encontré esta extraña carta en el templo- musito extendiendo dicho sobre del cual una pequeña luz se desprendía tuene.

Al girar dicho papel un imprudente trébol de cinco hojas se depositaba en el centro del papel haciéndome entender.....

Nada, ya que no sabía que era lo que el símbolo significaba.

-Pero que... increíble textura del papel- dije en un intento de seriedad, haciendo que el chico albino de mi lado casi se callera al suelo por mi ignorancia, a lo cual Naruse y yo nos encogimos los hombros sin entender que diantres pasaba.

-Aquella carta, ______-chan, es una citación de los cielos- podría jurar que mis ojos acababan de salir de mi cara.

Mi suspiro se apodero del lugar.

-Hoy habrá invitados, prepárense- musite mientras guardaba en mi pequeño delantal de jardinería la misteriosa carta, dejando atrás de mi a dos chicos confundidos.

-----HORAS MAS TARDE------

En lo personal siempre me considere una persona nocturna, pues en verano el calor del día no era de mi agrado ocasionando que durmiera todo el día para vivir de noche, llevándome uno que otro regaño de Tomoe y los chicos.

La ventosa noche de verano en ese entonces nos hacia reunirnos en la inmensidad del comedor principal. La ancha mesa rectangular abarcaba en su mayoría las catorce personas aglomeradas en el mueble posicionando a ambas diosas en la cabecera para así acaparar las miradas de los presentes.

Los seis shinkis de la diosa de la tierra junto a sus dos familiares se ubicaban frente a frente a las tres armas divinas y el familiar zorro de la diosa del trueno, haciendo que ambas chicas se miraran, y asintieran, dándose a entender que hablarían con la verdad.

-Hoy me a llegado una carta proveniente de los cielos- comenzó la chica castaña oscura llevándose consigo toda la atención pues esta había posicionado el sobre intacto sobre la superficie brillosa de la madera mostrando el oscuro trébol de cinco hojas a los presentes- El problema es que no solo yo recibí el comunicado si no que Leila también- la chica de ojos azules posiciono el sobre junto al de su amiga.

-Además de que Yato igualmente a recibido una- procuro a comentar la diosa del trueno, pues el nombrado no pudo asistir a la pequeña reunión improvisada, según ambas chicas el dios de la calamidad parecía distraído y aquello era cumpla de una mujer.

-¿Qué es lo que dicen aquellas cartas?- interrumpió Obi parecía más intrigado de lo común y su cara juguetona de siempre se había borrado con tan solo ver el rosto serio de ______, él y el resto podía presentir que la diosa ocultaba algo, después de todo las almas de ellos estaban estrechamente ligadas a la chica de ojos oscuros.

-Las tres proporcionan lo mismo, pues en estas dicen que debemos asistir a una reunión- respondió Leila.

El suspiro de la primera arma divina Leila se hizo presente, comenzaba a entender que ambas mujeres revelarían todos los secretos que habían estado guardando y estos parecían no ser buenos.

-Entonces no debe ser ¿malo? – interrogo Tatsuki, mientras sobaba su barbilla con intención de que dicho gesto le ayudara a procesar las pequeñas pistas que ambas mujeres les daban.

-No, es algo peor que malo- musito la ojiazul.

-¿Como qué?- cuestiono el reciente shinki de la chica de cabellos de color, el chico poseía alrededor de dieciséis años, su cabello rosa pálido le llegaba hasta los hombros además de poseer varias perforaciones tanto como en sus orejas como en su boca, hasta el momento los ojos de la nueva arma eran un misterio para todos los presentes.

-Una guerra- interrumpió la diosa de la tierra, sin un ápice de toque llevándose consigo una mala cara de su amiga por no ser un poco más suave ante tal noticia-Hace un tiempo comencé a experimentar ciertos sueños, Leila por su parte también padeció esto, Yato nos instruyó diciendo que una antiguo ser, se acerca, el cual ninguno de los grandes dioses puedo detener, no hemos dormido en semanas, Leila desaparece porque ambas damos vuelta la biblioteca de Mikage en busca de respuestas-aclaro la chica ojioscuro-¡Sentimos haber estado exaltadas estos últimos días!- musitaron ambas chicas a la vez.

Ninguno de los hombre de aquel lugar parecía haber digerido la información, exceptuando a dos, los cuales ambos eran zorros.

Aunque el zorro heterocromático sabia que su Ama guardaba mas de un secreto bajo su manga prefería discutir aquellos en privado, dejando las palabras al zorro de una cola, pues era evidente que Tomoe hablaría en cualquier momento.

-¿Hay algo mas de lo que me tenga que enterar?- cuestiono el ojilila a su ama, la cual divagaba en decir o no sobre los tesoros de su primer amo bajo la construcción, acompañado de que también había roto tres jarrones de la habitación del chico serio que la miraba del mismo modo de siempre como "un estorbo"

La mujer suspiro para así contestar la pregunta, dejando al hombre mas sorprendido que antes, pues ni en quinientos años él había podido descubrir lo que ______ en tan solo meses había desenterrado tan fácilmente, provocando que ahora poseyeran una nueva habitación llena de misterios.

-¿Algo más?-dijo cuando asimilo la nueva noticia pero parecía que al destino le gustaba verlo sorprendido.

-Encontré las armas divinas de Mikage- finalizo la chica que más de una vez lo hizo enfadar, esta había dejado a todo su pelotón de testosterona con los ojos como platos.

Definitivamente cuando los visitantes del templo se retirarán la diosa debía contestar varias preguntas de su escuadrón, inaugurando un día más de desvelo, esta vez con toda la compañía masculina que poseía.