MODERNA DIOSA (Tomoe & Tú)

5.LA FLOR EN EL HIELO.

-_____-chan, solo tienes que estar relajada- comento Mizuki en todo morador motivacional.

-¡Me estás diciendo que me relaje! ¡Enserio!- conteste enojada.

Les explicare que está ocurriendo, hace aproximadamente unos veinte minutos Tomoe y Mizuki me sentaron en el jardín con una cubeta de agua, papeles y un pincel, Al parecer mis familiares quieren ver cuánto poder espiritual poseía y ahora estoy irradiando enojo por los poros gracias a que el zorro lanzo la frase del año "Eres una incompetente por ello es que morirás sola". Soy una mujer con poca paciencia, ¿Qué fue lo que hice? pues agarre la cubeta de agua depositándola completamente en la ropa del zorro.

-_____-chan solo...-lo corte.

-No hare esto si él hace comentarios despectivos, así que ¡déjame sola!- finalice saliendo del templo en tiempo record.

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Tomoe

-Deberías tratarla mejor Tomoe-kun- dijo el albino a mi lado.

-Es solo....ella- ni siquiera puedo traspasar lo que siento cuando veo a esa mujer tan desesperante.

-Lo sé, no es Nanami la chica que tenia una paciencia perfecta pero ella es la nueva diosa y se que su comportamiento no es fácil de lidiar pero ella es una buena chica- concluyo ¿Buena chica? Era la mujer más desesperante, tediosa y un fastidio, no hemos parado de pelear en dos semanas, ella y yo somos polos completamente opuestos. Además Mizuki era el único en todo el templo que ha pasado más tiempo con ella, la primera noche que llego aquí había bebido con la castaña, mientras ella le comentaba porque llego a Japón y unas cuantas risas de ambos podía apreciar desde mi habitación.

-Tenle paciencia- musito nuevamente el hombre a mi lado, el cual desviaba la mirada a un lugar específico del jardín trasero. Esta parte del templo era especial, Nanami y yo nos habíamos empeñado a reconstruir completamente este lugar desconocido para los visitantes, tantas flores con diversidad impresionante posicionada por montones en todo el jardín. Los árboles de cerezos eran los más especiales me trasladaban a la época donde la chica de ojos dorados que tenía por diosa me salvo de esa maldición. A Yukiji y a Nanami las tenía en la flor de cerezo cada vez que estos emergían.

La naturaleza diversa que experimentaba siempre que venía a colgar las prendas blancas que lavaba, por primera vez se vieron menospreciadas gracias a una imponente rosa roja florecida en medio del patio, esta era encerrada en hielo sólido, brilla de una manera impresionante ante el sol. Sabía perfectamente que en el inventario de las flores plantadas y las rosas no se incluían.

Tanto Mizuki como yo habíamos quedado impactados tanto por la belleza como por no entender que estaba pasando, y con cuidado nos acercamos tratando de no ofender a la planta encerrada.

-Crees que ella hizo esto- susurre tocando el bloque de hielo emergente de la tierra con la flor dentro.

-Es obvio que ella lo hizo- contesto Mizuki su éxtasis era evidente en su voz, posicionándose en cuclillas junto a mí para así apreciar mejor el objeto que aun tocaba con las yemas de mis dedos

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La noche en el templo era calidad pero a la vez fría, las hojas de los arboles revoloteaban con regocijo por el jardín, este último iluminado ferozmente con la luna llena depositada en el máximo esplendor de la oscuridad nocturna. La castaña había pasado todo el día en una heladería con suficiente dinero para comprar todos los sabores existentes cuestionándose su patética vida solo por una tonta frase de un zorro imbécil. Mientras la chiquilla cuchareaba el sabor de pasas con ron recordó nuevamente al chico que no había enfrentado antes de marcharse, recordó como su amiga que ya no estaba y recordó aún más mientras mordía una pasa fuertemente sumergida en ron a aquel muchacho rubio que le decía "suerte" mientras que  ella se alejaba con su maleta. Los lamentos iban y venían su teléfono parecía un loco lleno de mensajes con llamadas perdidas. Maldecía el día por enseñarle a Tomoe y Mizuki hacer llamadas desde su antiguo teléfono móvil.

-Porque sigues melancólica y enojada- suspiro pesadamente el zorro a sus espaldas para sentarse en el piso de madera que daba justamente a su paisaje, abandonando sus recuerdos de la tarde.

-Cierra la maldita boca- gruño, la chica estaba evidentemente enojada consigo misma por hacer que una pequeña y tonta frase la hiciera recordar tanto lo que se supone que dejo atrás.

-Siento.... lo de esta mañana- susurro su acompañante, deleitándose con el horizonte que alguna vez vio con su antigua ama.

-Ahórratelo Tomoe- silencio.

- Tengo algo que enseñarte- concluyo tomando la muñeca de la actual diosa, para así llevarla a donde estaba la creación congelada, mientras la chica le tiraba maldiciones en su lengua materna.

- ¿qué es esto?- pregunto extrañada, mirando una flor a medio congelar a causa del derretimiento del día.

-Tú eres la causante de la flor y el hielo-

-Sabes perfectamente que no puedo ni siquiera hacer agua hervida- musito extrañada.

Suspiro pesadamente el platinado, por la actitud pesimista de la mujer a su lado.

-Podemos solucionar lo del agua hervida y además entrenar este poder- dijo calmado y sereno como si la noche le trajera una paz rotunda.

-Siento haberte tirado el agua y no importarme tus disculpas- susurro la joven.

Ambos mirando la creación de la chica, decidieron quedarse en silencio bajo la noche y solo disfrutar de la paz que surgía por primera vez entre ambos. Obviamente nada es para siempre y fue contada rotundamente por el chico de ojos azules que se aproximaba con su shinki a comer en nuestro templo, esto ya era costumbre en estas semanas incluso la diosa empezó a comprar cervezas para beber con el dios de la calamidad. Ambos dioses empezaron a tener una fuerte amistad al igual que con Yukine. Por otro lado Tomoe y Yato se detestaban mientras que con Mizuki todo era paz y felicidad._____ sentía que al estar con estos cuatro hombres se le aproximaba una enorme aventura la cual  contaría hasta a sus futuros nietos.