Los días transcurrieron lentamente. Las noticias anunciaban del nuevo hijo de Cristian, mientras que todos se habían olvidado del mío.
Literalmente para Pavón no existía y es algo que me torturaba. Apenas me llamaba para preguntar si todo iba bien y ni siquiera me acompañaba a las ecografías.
Mamá y Sebas evadian el asunto, pero mi hermano siempre repetía que quería "romperle la cabeza", claramente yo le decía que no valía la pena y el tema quedaba ahí.
Caminé hasta la parada del colectivo y me puse abajo del techito porque llovía. Me senté en el banquito y empecé a usar mi celular.
—¡Constanza, hola! —subí la mirada del celular y me encontré con Jazmín. Rodee los ojos y volví la mirada al celular—. ¿Me vas a ignorar? —asentí lentamente y el tema quedo ahí.
Los minutos transcurrían lentamente y el colectivo no pasaba más. Jazmín se sentó a mi lado y sentía su mirada sobre mí.
—¡Perdón! Te juro que esto no estaba planeado y no quería lastimarte —la miré y sonreí.
—Me lastimaste la primera vez que estuviste con Cristián.
—También fue culpa de él por buscarme.
—Obvio, nunca dije que fuera solo tu culpa. Y también fue mía porque lo perdone, así que ya fue. Todos nos equivocamos, pero a algunos les fue mejor que a otros después —un colectivo se acercaba, miré y era el mío. Me paré y miré a Jazmín una última vez—. Felicidades.
Y dicho eso, subí a mi colectivo.
• • •
Una pequeña forma parecida a la de una palta se veía en la pantalla. Se movía y no podía evitar una sonrisa.
La puerta se abrió, dejando ver a la secretaria.
—Señorita, hay un chico en la sala que quiere entrar. Se llama Cristián —sonreí inevitablemente.
—Déjalo pasar —miré a mamá, ella negó con la cabeza para después salir de la habitación y Cristián entró.
Me saludó con un beso en la mejilla y el doctor salió un minuto a buscar no sé qué.
—¿Qué haces acá? —lo miré.
—Vengo a ver a mi hija —rodé los ojos.
—Tenés otra hija también, o hijo —solté.
—¿Y? Yo quería ver a Melissa. Aparte Constanza, vine en son de paz. No quiero peleas.
—No, tranquilo, voy a hacer como si no existieras, al fin y al cabo para mí no lo haces.
El doctor entró y nos quedamos callados. La pequeña Mel se movía de un lado a otro y lágrimas se formaban en mis ojos. Cuando me dijo que todo iba en orden y que ya habíamos terminado, procedí a sacarme el gel con un papel que me dio el obstetra.
Le agradecí a Walter, el doctor, y salí de la sala. Cristián caminaba atrás mío.
—Coti, ¿podes dejar de ignorarme? Me lastimas —me di vuelta, incrédula, y me mordí el labio.
—¿Podes dejar de ser tan cara dura?
—¿Y vos podes dejar de ser tan resentida?
Lo ignoré, caminé hasta mamá y me tragué el nudo en la garganta.
—¿Cuándo es la próxima ecografía?
—No te importa.
—Si, si me importa. Soy el papá y tengo derecho a verla.
—Capaz te importe más cuando me vaya del país, como tengo pensado hacerlo.
Cuando llegué a donde estaba mi mamá, nos fuimos, dejando a Cristián parado en medio del lugar.
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masoquista » kichan pavón.
Historia Corta❝no puedo despegarme de vos aunque me rompas en mil pedazos, cristian❞. lenguaje argentino.