siete; como él no pudo.

1.6K 125 23
                                    

Maratón 1/2.

Emmanuel Mas.

Me reía mientras los chicos me contaban lo que hicieron ayer en el cumpleaños de Edwin. Yo no pude ir porque era el cumpleaños de mi primita.

—Entonces el pelotudo se resbaló y se cayó arriba de una vieja. Lo hubieses visto —dijo el Pipa entre risas.

Tome del mate que Nahitan me había dado. Estaba bastante lavado, este uruguayo trucho no sabe cebar mates.

—¡Cálmate Cris! —se escucho la voz de Tévez de las duchas.

Se escucho un portazo y vi como Cristián Pavón se acercaba a mí, muy enojado.

Todos nos quedamos en silencio cuando él me empujo, haciendo que el mate hirviendo se me cayera en todas las piernas. Largué un gemido de dolor y me levanté enojado a hacerle frente.

—¿Qué hacías con mi esposa y mi hija? —me gritó.

—Estaba tratando de hacerla sentir bien, ya que a vos no te importa como estan. La hiciste cornuda miles de veces y sin embargo te siguió perdonando, no se como tuviste tanta suerte —solté, mirándolo de arriba a abajo.

Cristián me empujó fuertemente, haciendo que me tambaleé.

—No quiero que te vuelvas a acercar a mi familia.

—Vos no me decís que hacer —me acerqué más a él—, si vos querés a tu familia déjame que yo las haga feliz. Deja de lastimarlas.

Los ojos de Pavón se aguaron, pero no me daba nada de lastima. Él no se merecía la lastima de nadie, era una mierda de persona. No se como Constanza pudo perdonarlo tantas veces.

Creo que no se baso en amor, se baso en rutina. Una tóxica rutina que no la dejaba seguir adelante.

—Constanza me va a perdonar y va a volver conmigo, no te gastes —dijo el delantero todavía con los ojos llorosos.

Sonreí de lado y negué.

—¿Volver con vos? Ayer me mostraba el papel de divorcio. Perdiste Pavón, se cansó de que la destruyas. Ahora es mi turno de hacerla feliz.

Todos seguían mirando expectantes, nadie se atrevía a meterse en la conversación.

—Constanza no te quiere a vos.

—El amor que tenía por vos esta disminuyendo considerablemente desde que hablamos, Cristián —y no esperó ni un segundo en estrellar su puño contra mi ojo.

Me tiré sobre él, pero no llegué a hacer nada ya que los chicos nos separaron.

Intenté zafarme de los brazos de Benedetto y Nández, pero no pude.

—Pavón y Mas, vengan conmigo —Guillermo estaba mirando serio desde la puerta.

Mire enojado a Cristian y él hizo lo mismo.

—Esto no va a quedar así —dijo, mirándome desafiante.

Pero mi mejor golpe va a ser que él me vea feliz junto a Constanza.

Haciéndola feliz como él no pudo.

masoquista » kichan pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora