3. Tobio va a la escuela

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VIII

Oikawa miraba atentamente su teléfono móvil tumbado en la cama de la habitación de un hotel. Iwaizumi le había enviado una fotografía y hacía horas que la observaba. En ella, aparecían Tobio y su sobrino Takeru jugando al voleibol. El chico más grande le estaba enseñando algo, y el pequeño lo miraba embelesado. Oikawa recordó los años en los que le enseñó a su sobrino a jugar, y ahora era su turno de hacerlo con su primo pequeño.

Pero por más tierna que fuese la imagen, había algo que a Oikawa no le hacía sonreír.

No era sólo por el hecho de que no estaba ahí con ellos para compartir el momento. Oikawa había sido asignado como el cronista de un torneo, y estaría fuera unas semanas hasta Navidad, implicando su ausencia en el cumpleaños de su hijo.
Pero no, no era sólo eso el problema. Había algo más, que ni siquiera él podía llegar a comprender por el momento.

—Le gusta ser el setter. — recordó las palabras escritas de Iwaizumi.

Como tú.

Oikawa salió de su ensoñación cuando sonó una llamada entrante.

—Yahoo~ —canturreó.

—Hola — le respondió la voz de Iwaizumi mientras se escuchaba a Tobio gritar "¡Papá!". —¿Cómo te va?

—Fenomenal, he conocido un montón de gente, y estoy seguro que soy el mejor cronista que hay.

—Quién iba a decir que una entrevista con Ushijima te daría a conocer.

—Eh, eh, la entrevista fue un éxito gracias a mí, mis preguntas y mi carisma. El insulso de Ushiwaka no hizo nada para que yo tuviera reconocimiento.

—Me alegra que te vaya bien —dijo Iwaizumi, Oikawa podía sentir su sonrisa llena de orgullo.

—Papá, ¿cuándo volverás a casa? — sonó la voz de su hijo.

—Pronto. El día 24, llego. Y te traeré un regalo, ¿qué te parece?

—¡Guay! —gritó feliz.

—¿Ya habéis cenado?

—Sí, y mañana Iwa-chan hará curry con huevo porque es mi cumpleaños.

—Qué rico~ Ahora, sé buen niño y ve a dormir temprano.

—¡Sí! —Oikawa pudo escuchar como el niño se alejaba corriendo.

—Te echa de menos —le dijo Iwaizumi.

—Mi niño~ Sé que tú también me echas de menos, Iwa-chan.

—Más quisieras, estoy muy tranquilo. —a pesar de que no se podían ver, ambos sonrieron a la vez. —Has visto la foto.

Iwaizumi no preguntaba, porque se había fijado con el visto del mensaje.

—La he visto, sí.

—Le ha gustado mucho, y está esperando con muchas ganas que tu sobrino vuelva a casa para enseñarle más. Es buen profesor.

—Claro, aprendió del mejor~

—Podrías enseñarle algo tú. Estoy seguro que le gustaría mucho.

—Mnm...., sí, ya... — el tono de voz no pasó desapercibido para Iwaizumi, pero no llegó a tiempo para decirle algo al respeto. —Bueno, tengo que irme a dormir. Tengo puesto el despertador bien temprano.

—Claro. Descansa y ya me dirás que tal.

Iwaizumi se quedó pensativo. Creyó que la idea de que Oikawa le enseñara a jugar al niño sería buena, porque ahora que Tobio iba a la escuela y él trabajaba en la redacción pasaban menos tiempo juntos. Sería una buena forma de pasar el rato los dos juntos, y estaba seguro que al pequeño le encantaría poder jugar y aprender con su padre. Pero la respuesta de Oikawa frente a la idea lo dejó preocupado.

Súper-papá OikawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora