|Eldarya|••• Los amantes eternos [Leiftan]

Episodio 1: El llanto del Oráculo

— ¡Alyssa! —gritó Ykhar desde el otro lado de la puerta—, ¡Es muy tarde, levántate!

Debajo de las sábanas me quejé, no había tenido una buena noche, las pesadillas continuamente me atacaban.

— ¡No me obligues a entrar, niña!

—Haz lo que quieras —murmuré encogiéndome de hombros y tapando mi rostro con la cobija.

Escuché como la perilla era movida por la llave ¿Cómo la consiguió? ¿Sobornó a Nevra para que se la diera? Las bisagras de la puerta chirriaron al ésta moverse, la cabeza de zanahoria entró y corrió las cortinas, al igual que quitó mi manto. Siendo específica, forcejeamos un poco, obviamente le gané.

— ¿Alyssa? —me llamó preocupada.

—Mmmh —respondí.

— ¿Qué te pasa?

Aparte la sábana y me levanté, me encontré con su mirada alarmada, tocó mi rostro; mi frente y las bolsas debajo de mis ojos.

— ¿Esas pesadillas de nuevo? —infirió.

Asentí. Luego me dejé caer de espaldas al colchón, era realmente cómodo, Ezarel había sido quien –en contra de su voluntad– había decorado mi habitación.

—Ya no sé qué hacer —sinceré—, es algo horrible, si quiera puedo dormir cinco minutos sin que ese sueño me perturbe.

— ¿Y si le pedimos ayuda a Eweleïn?

—La conoces mejor que yo —me burlé—, de seguro dirá que es una excusa para no trabajar. Ella sabe muy bien que dormir es de mis actividades favoritas.

Sonrió.

—Bueno, hablando de trabajo —continuó—, busquemos la solución mientras me ayudas con las tareas, después de todo, Miiko te dejó pertenecer a la guardia de la luz. Te espero en la biblioteca.

Negando con la cabeza, me levanté y fui al baño por una ducha, terminando me puse la ropa de la guardia –cosa que odiaba, era muy incómoda pues picaba — pantalones negros con una delgada línea plata en los costados y una blusa gris claro.

— ¡Vaya, es la humana más inútil de Eldarya! —aludió Ezarel cuando me vio salir del pasillo, rumbo a las escaleras.

Me limité a seguir mi camino.

— ¿Qué pasa? —Rió—, ¿Te comió la lengua Miiko?

Silencio.

Se me acercó despacio.

—Aly, ¿Estás bien? —preguntó inquieto.

—Sí, sí —respondí quitándole importancia—, solo... Tuve una noche de mierda.

—Espero te recuperes pronto —dijo—, ¿Qué haría yo sin mi humana torpe favorita?

—Lo mismo que yo sin mi elfo cara de pedo —complemente.

— ¡Esa es mi mortal! —Exclamó—, te veo luego, inútil.

—Te veo en la cantina, estúpido elfo.

Apenas terminé de subir los escalones y me topé a Nevra, me sonrió coqueto y me guiñó un ojo, claro, el otro estaba tapado por su parche.

Soy tan cruel.

Entré por fin, fui directo a donde tienen los pergaminos, comencé a ordenarlos; profecías, bitácoras, misiones... Esto es realmente aburrido.

Encontré un único rollo, en su dorso escrito con runas algo que no entendía, lo tomé de los extremos y lo abrí.