Episodio 9: Deseos y la Luna

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Aún no entendía cómo habíamos terminado así, pero creo que me gusta.

Estaba encima del peinador, con el rubio cara de ángel sobre mí, devorando mis labios, apretando mi cadera y acercándome a su pelvis. Jadeé cuando sentí su deseo atravesar sus pantalones y alojarse entre mis piernas, con ellas aprisioné su cuerpo obligándolo a estar cerca de mí, sus manos bajaron a mi trasero y me levantaron, me aferré con fuerza a su cadera cruzando las piernas tras su espalda, se sentó en la orilla de la cama y me senté sobre él. Lo empujé un poco hacia atrás y dejé mis dedos deambular por su torso.

— ¿Te gusta? —una media sonrisa, además de lujuriosa, adornó su cara.

—Me encanta —respondí con mis labios sobre los suyos, saboreando su carnosidad, la sal de sus mejillas y el dolor en su cuello. Introduje mis manos en su casi inexistente camisa—, ¿Cómo se supone que te quitas esto?

— ¿Por qué no lo averiguas? —preguntó recostándose y apoyando los codos en las sábanas—, soy todo tuyo.

Sentí un extraño calor embargar mis mejillas e irse hacia a abajo. Me incliné hasta él y desfajé su... ¿Eso podía calificar como polera, camiseta, blusa, nadadora, remera o cualquier derivación?

Saboreé cada parte de su tórax mientras deslizaba lentamente la suave tela por su tonificado abdomen, veía la desesperación en sus ojos, quería que prácticamente se la arrancara, sin embargo, no lo haría, cada centímetro de su piel me deleitaba ampliamente e iba a disfrutarlo.

—Vaya que sabes hacer sufrir a un hombre —se burló levantando los brazos para liberarse de su ropa.

—Dilo de nuevo —pedí acariciándolo.

—Ah... ¿Vaya que sabes hacer sufrir a un hombre...? —dijo dudando.

—No —susurré pegando mi cuerpo al suyo—, lo que dijiste antes, Leif.

—Soy todo tuyo —murmuró contra mí cuello al mismo tiempo que sus dedos jugueteaban con mi piel—, siempre lo fui.

Apretó mi blusa entre sus puños, lo besé incontables beses, me sentía perdida, lo único que había en mi mente era tenerlo cerca, las sensaciones eran tan embriagantes que no podía tener ideas claras. Sentí algo en Leiftan, no era rechazo, pero quería separarse.

— ¿Puedo? —inquirió señalando mi top celeste, asentí débilmente con la cabeza y seguí su mirada.

No era la primera vez que me veía desnuda y aun así me observaba tan ilusionado y con tanto amor que quería pertenecerle completamente.

Rozó con la yema de los dedos mis pezones, haciéndome temblar y sentirlo frío. Agarró mis muslos y los sobó con una pasión ardiente, después me abrazó por la espalda, chocando su pecho al mío, ambos cuerpos increíblemente calientes.

— ¿Podría durar para siempre está noche? —pidió mirando a la luna.

Sentí una corriente en mi interior, era mitad dragón, mitad lorialet, así que tenía una conexión muy fuerte con aquel satélite celeste.

—Durará lo suficiente —le dije al rubio, que sonriendo atacó mi boca, me exigió ponerme de pie y me miró directamente a los ojos—, Leiftan, ¿Qué sucede?

—Alyssa —palpó con lentitud mi rostro—, ¿Puedo desvestirte por completo?

—Si, Leiftan —respondí examinando su mirada—, te pertenezco.

Tratando de no ser tan brusco, desabrochó mi short blanco sin tocar acaso mi ropa interior, saqué los pies de ahí y me obligó a sentarme de nuevo.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2019 ⏰

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|Eldarya|••• Los amantes eternos [Leiftan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora