Estaba acostada sobre el pecho de Leiftan, mi oído estaba lo más próximo posible y escuchaba los latidos de su corazón; lentos, calmados. Su respiración colmaba sus pulmones y me hacían subir y bajar en aquel rítmico vaivén. Por alguna razón, dibujaba su nombre y el mío juntos en su pecho, algo así como: "Leyssa, Alyftan..." Y muchas otras estúpidas combinaciones.
El lorialet dio un respingo, dando pie a una leve risa, levanté la cabeza un poco, creyendo que éste se encontraba dormido, sin embargo, a pesar de tener los párpados cerrados, sabía que se encontraba bien despierto. Abrió los ojos lentamente, me miró, mi cuerpo se estremeció sin poder evitarlo, sus esmeraldas se encontraron con mis amatistas, el brillo de la luna iluminó su rostro, el satélite celeste aún pendiente de su hijo.
— ¿Te diviertes? —preguntó sonriendo.
Juro que tuve tres infartos vaginales al mismo tiempo.
— Pensé que estabas dormido —respondí frunciendo el ceño.
—Esperaba a que te durmieras tú, señorita traviesa —tocó, de forma cariñosa, la punta de mi nariz con su dedo—, ¿Qué era eso que escribías en mi pecho, eh?
Sentí el calor correr por mi vientre y subir hasta mis mejillas, con una mirada provocativa, su mano danzó por todo mi rostro, acariciando dulcemente mejillas, párpados, cejas, labios...
— ¡Me haces cosquillas! —reí retorciéndome bajo la sábana y sobre su cuerpo—, ¡Para, Leif!
Su melodiosa risa hacía eco en mis oídos, sus manos bajaron a mi cintura y atacaron, yo me moví con más frenesí, Leiftan me agarró fuertemente de la cadera y me dejó caer de lado, el se incorporó ahora arriba de mí, haciéndome cosquillas lo más rápido posible.
No podía articular más sonido que las extrañas carcajadas procedentes de mi garganta. Sin importar, el rubio estaba riéndose.
—¿Por qué te ríes? —cuestioné apenas—, ¡Me haces cosquillas a mí, no al revés!
—Es que me da risa tu risa —se justificó soltando una fuerte risotada.
Unos tres golpes sonaron en la pared, recios y con determinación.
— ¡Déjenme dormir de una vez, par de tontos! —se quejó la voz de Ezarel al otro lado del muro.
En ese momento yo reí junto con él, escondió su rostro en mi cuello para ahogar su risa, cuando ésta hubo acabado, levantó su mirada y me contempló con aquellos ojos que me hacían temblar.
—¿Sabes, Alyssa? —murmuró—, yo creo en el amor a primera risa.
Volvió a tocar mi cara, deslizó la yema de sus dedos hasta llegar a mi cuello.
—¡Leiftan! —chillé—, ¡Deja de...!
Calló mi boca poniendo la suya encima, tenía una mano a cada lado de mi cabeza y así trataba de no aplastarme. Se separó de mi produciendo un obsceno sonido con nuestras bocas.
—¿Cuánto tiempo puedes aguantar sin tocarme, mh?
Hizo una mueca de pensar sus próximas palabras, pero al final dijo:
—Si me lo propongo... ¿Diez segundos te parecen bien?
—No comas ansias, Leiftan, ¿No crees que es un poco...?
—Estoy dispuesto a esperar diez segundos, ni uno más... Pero un par menos suena tentador.
Absorto de lo que pudiera pasar al rededor, un brillo inusual en sus ojos capturó mi completa atención, un sentimiento parecido a la nostalgia, anhelo.
ESTÁS LEYENDO
|Eldarya|••• Los amantes eternos [Leiftan]
FanfictionCuenta una vieja historia, para la creación de el mundo de "Eldarya" las dos razas más poderosas sacrificaron a todos sus integrantes pero... Un demonio logró escapar junto con un dragón y ambos planean el asesinato del Oráculo, aquí el problema por...