Capítulo 14: Besos robados

47 10 10
                                    

POV Shana

-Y eso fue todo. Ahora somos...pareja – finalicé algo sonrojada

-Awwwwwwwww, mírala, ¿no es monísima? Toda sonrojada ella – exclamó mi hermana mientras apretaba las manos de Dorian

Aparté la mirada de esos dos tontos aunque no podía parar de sonreír. Ellos clamaban que hacíamos muy buena pareja y que, por supuesto, si Cullen me hacía daño le patearían el trasero.

-Vale, vale, calma. Esto no lo puede saber nadie de momento, ¿entendido? – dije seria

-A sus órdenes Inquisidora – contestaron al unísono a la vez que yo rodaba mis ojos

-Muy bien, y ahora fuera. Debo entrenar y tengo que cambiarme.

Ambos se fueron dando grititos y diciendo aún más tonterías. Me cambié y bajé al patio a entrenar, tal y como había dicho. Sin embargo, en el último momento decidí buscar a mis lobos para poder ejercitarme con ellos, sería mucho más divertido y los echaba de menos. Pegué un par de silbidos y enseguida vinieron corriendo. Estaban sucios, llenos de barro y aparentemente cansados.

-¿Qué habéis hecho para estar así? Ahora os voy a tener que bañar

Al oír la palabra bañar, los dos empezaron a agitar sus colas y sus caras se iluminaron. En el pasado baño significaba hora de diversión y no pretendía cambiar el concepto que tenían de ello. Reí divertida y les ordené que me siguieran. Fui en busca de Cassandra, ella sabría donde podría bañarlos. Cuando llegué, me di cuenta de que estaba leyendo un libro. Ajusté mi mirada y caí en la cuenta de que era un libro de Varric. No podía dar crédito.

-Así que – salté repentinamente asustándola – lees la novela rosa de Varric. Interesante.

-Inquisi...quiero decir, Shana. Me has asustado. No sé de que me hablas – negó ella

-Claro, porque de repente soy ciega. Se me había olvidado

Ella resopló y negó con la cabeza

-Cassandra, te gusta leer. No pasa nada, nadie se va a morir por ello. A mi también me gusta leer. No hubiera pedido la biblioteca si no fuera así.

-Debería estar haciendo otras cosas, cosas importantes, no leyendo sucia literatura. Y encima de Varric – suspiró ella

Cuando levantó su mirada del suelo, dándose cuenta de mis acompañantes, se puso pálida.

-¿Estás segura de que están bien? – preguntó ella

Al principio, no sabía a que se refería. Cuando seguí su mirada, supe que quería decir.

-Son lobos, sí. Pero no harán nada si no son provocados o yo se lo ordeno. La blanca es hembra y se llama Kira – dije acariciando sus cabezas – El negro es macho y su nombre es Sombra. Ya, su nombre no es muy original pero tiene su por que. Algún día te darás cuenta.

Su mirada me decía que no estaba totalmente segura con mis palabras, así que me decidí a demostrárselo.

-Está bien, fíjate en esto – me coloqué delante de ellos – Sentaos. Bien, bien. Ahora, quietos – comandé con mi puño en alto – Buenos chicos. Tumbaos – y me agaché con ellos.

Sonreí satisfecha y los abracé, premiándolos. Luego les daría comida extra también. De repente, unos aplausos rompieron el momento. Era el Conde Alain de Rialto. Inmediatamente me levanté y, con un movimiento de mi mano, los lobos se sentaron detrás de mi.

-Conde – saludé educadamente – ¿En qué puedo ayudarle?

-Por favor, solo Alain.

-Alain – corregí – ¿Necesita algo de mí?

Gracias al HacedorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora