six

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Jimin frunció el ceño a medida de que atravesaba aquel gran instituto para llegar al gimnasio donde se encontraba la cancha de baloncesto, según le habían indicado. Sus manitos se aferraron a la bolsa de papel que contenía la merienda de Yoongi, la cual era el motivo que lo había llevado hasta allí.

El pelirosa sonrió cuando entró al lugar y sus ojos captaron al pelinegro jugando en solitario a encestar la pelota. El mayor no se percató de la presencia del pelirosa, y este solo se dirigió a las gradas para sentarse y observar mejor a su hyung en completo silencio.

El chico de cabellos negros vestía una gruesa sudadera y pantalones de deporte, manteniendo sus auriculares en sus orejas totalmente concentrado en lanzar la pelota directo al aro, y vaya que lo hacía bien, porque no había fallado ni un tiro.

Yoongi paró cuando se sintió observado y sacó los auriculares de sus orejas girando su vista hacia las gradas y encontrándose con Jimin, el pelirosa bajo de las gradas dando saltitos y sosteniendo la bolsa en su mano hasta llegar frente a su hyung.

— ¡Hola, hyung! —El pelirosa saludó sonriente, haciendo que Yoongi frunciera el ceño confundido por la presencia del menor.

— ¿Qué haces aquí, mocoso? —La voz de Yoongi sonó agitada debido al esfuerzo físico que había estado realizando y Jimin se encogió de hombros.

—Su madre dijo que no había podido ir hoy a la lección porque estaba aquí practicando para su campeonato, o algo así, así que vine a traerle la merienda porque de seguro está hambriento. —Jimin habló con una sonrisa y extendió la bolsa al pelinegro, quien no pudo evitar sentir un pinchazo de ternura por el gesto del menor. Su pecho se sintió cálido, nunca nadie había hecho algo parecido por él, eso sin duda le había removido algo.

— ¿Cómo supiste donde estudiaba? —Yoongi sacó una de las magdalenas de chocolate del interior de la bolsa y le dió un mordisco.

—Fácil, su madre me lo dijo. —Jimin jaló el brazo de Yoongi e hizo que se sentara en una de las gradas para que pudiese comer tranquilo.

Luego corrió hasta el bolso de Yoongi que se encontraba casi en medio del lugar y sacó una botella de agua para luego correr de nuevo hasta su hyung y poder entregársela. 

—Muchas gracias, mocoso, es muy lindo esto de tu parte. —Yoongi evitó mirar a Jimin, de otro modo sintió que podría sonrojarse ante los gestos del mocoso.

—No es nada, hyung, ya sabe que es mi futuro novio, estás son cosas que hacen los novios. —Jimin se sentó junto a Yoongi quien sacaba una segunda magdalena de la bolsa.

— ¿Enserio esto hacen los novios? —Yoongi frunció el ceño analizando lo que el pelirosa había dicho.

—Sí, y los novios también van a los juegos de sus novios, así qué.. ¿Por qué no me dice cuando será su juego? —Yoongi sonrió, pensando unos segundos antes de responder.

—En dos días, aquí mismo, a la misma hora que tus lecciones de ballet.

—Bien, pues debo avisarle a tu madre que faltaré ese día, debo estar aquí para apoyar a mi futuro novio. —Jimin sonrió, levantando su mano hasta el rostro de Yoongi para limpiar el chocolate que había manchado la comisura de sus labios.

El pelinegro sonrió dejando la bolsa de lado el inclinándose hacia Jimin, plantando un beso en los labios del menor, lo cuál lo tomó  por sorpresa. Jimin no pudo evitar reír, sintiéndose demasiado feliz, y enseguida se lanzó hacia Yoongi, subiéndose a su regazo y envolviéndolo con sus brazos, el pelinegro le sonrió de vuelta, acariciando su cintura con dulzura y mirando fijamente sus brillantes ojos oscuros. Sus labios se unieron una vez más, besándose con ternura y sobre todo, mucho amor, acariciándose mutuamente y sintiendo el latir acompasado de sus corazones.

—Vamos, te acompañaré a tu casa. —Yoongi levantó a Jimin de su regazo y tomó su mano para luego recoger su bolso y comenzar a salir hasta la salida del instituto.

Yoongi ignoró imperiosamente las miradas sorprendidas de sus compañeros al verlo sosteniendo la mano del pequeño pelirosa, hasta pudo escuchar cuando uno de los presentes murmuraba: "El capitán del equipo de baloncesto es un homosexual."

A Yoongi no le importaba lo que dijesen los demás, después de todo, sí Jimin tenía el coraje de ir a llevarle su merienda sin importar lo que dijesen los demás ¿Por qué debería importarle a él lo que sus compañeros pensaran de él?

Puede que Jimin no fuera una chica, pero es más hermoso que cualquiera, y lo hacía más feliz que cualquiera, él era la persona a quién decidió elegir, y nunca se avergonzaría de ello. 

El pelirosa se sintió feliz, al ver cómo Yoongi caminaba con la mirada en alto, a paso seguro, sintiéndose orgulloso por estar sosteniendo la mirada de su pequeño mocoso.

Ramé. | Yoonmin (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora