thirteen

1.5K 244 52
                                    

—Entonces... ¿Quieres que te ayudemos a pedirle a Jimin que sea tú novio? —preguntó por quinceava vez el pelirrojo mientras miraba a Yoongi como si de repente se hubiese puesto azul cómo un avatar.

—Si Hoseok, eso es lo que te he estado explicando durante quince minutos. —El pelinegro rodó los ojos frustrado ante la incredulidad de su amigo y ahora estaba conteniéndose todo lo posible para no golpearlo.

Esa mañana se había despertado totalmente decidido a por fin formalizar su relación con Jimin, llevaban mucho tiempo siendo amigos y otro poco más de tiempo siendo "algo más" y creía que ya era hora de dar el siguiente paso, después de todo, estaba seguro de que nadie podría soportarlo cómo Jimin, y él nunca querría a nadie más tanto como a Jimin.

— ¿Y qué piensas hacer? —preguntó Taehyung quien había permanecido en silencio desde que Yoongi llegó.

—No lo sé, tiene que ser algo cursi, a Jimin le gustan las cosas cursis, que no sea demasiado simple pero tampoco demasiado extravagante —explicó Yoongi mientras rascaba su cabeza y pensaba.

Hoseok salió de su estado de shock y soltó un chillido asustando a Yoongi y lanzándose sobre él para envolverlo en un efusivo abrazo.

— ¡No puede creer que por fin estés interesado en alguien de verdad! —Hoseok casi lloró y Yoongi rodó los ojos una vez más luchando por apartar al pelirrojo.

—Hm... Pero hay un pequeño problema, para las sorpresas se necesita dinero... Y tú no tienes ni donde caerte parado —espetó Taehyung llamando su atención y haciendo que Hoseok soltara a Yoongi de una vez por todas.

—Eso es cierto. —Hoseok le dio la razón a su novio y Yoongi los miró con los ojos entrecerrados.

— ¿Quién dice que no tengo dinero? —Se defendió Yoongi.

—Bien, entonces. ¿Cuánto tienes? —interrogó Hoseok cruzándose de brazos y alzando una ceja, Yoongi carrapeó antes de responder.

— ¿Cuánto crees que pueda costar una vajilla de porcelana china importada?

— ¡No puedes vender las cosas de tu madre otra vez! —regañó Hoseok y Taehyung rompió en risas.

— ¡Es para una buena causa! —Yoongi trató de convencer al pelirrojo aunque sabía que sería inútil.

—Espera. ¿Acaso no tienes un trabajo? ¿A dónde va el dinero que ganas? —preguntó Taehyung y Yoongi se tensó desviando la mirada a todos lados.

—A... La casa hogar... Y... Al asilo... —Yoongi evitó la mirada de los chicos.

— ¿Por qué será que no te creo? —Hoseok achicó los ojos presionando a Yoongi con la mirada.

—Tienes problemas de confianza, Hoseokie...

— ¿A dónde va el dinero? —presionó Hoseok una vez más.

—Bien, bien. Compré un nuevo computador a escondidas de mi mamá y aún lo estoy pagando. ¿Satisfecho? —Se rindió el pelinegro—. Entonces... ¿Me ayudarán?

—Por supuesto. ¿Cuándo era la presentación de Jimin? Creo que tengo una idea —habló Taehyung con una sonrisa diabólica y Yoongi tembló.

¿Qué habían dicho de no poner sus ideas en práctica?

. . .

Hoy Jimin tendría una presentación bastante importante, bailaría el lago de los cisnes en un gran teatro y tenía la oportunidad de conseguir un patrocinador o alguna beca para una academia de baile de esas grandes, desde hace mucho estaba practicando para aquél día y ahora estaba bastante nervioso, Yoongi se encontraba en casa de Jimin tirado en el sofá mientras hacía zapping y trataba de encontrar algún programa interesante, mientras Jimin corría de aquí para allá por toda la casa buscando sus mallas, zapatillas y todas esas cosas mientras gritaba que iba morir de nervios.

Yoongi estaba casi tan nervioso cómo él pero distintas razones, aún así trataba de permanecer tan sereno cómo siempre.

La madre de Jimin bajó las escaleras y esbozó una sonrisa al verlo desparramado en el sofá cómo ya era costumbre.

—¡Yoongi! ¿Cuándo llegaste? —La señora Park y Yoongi se habían aceptado mutuamente desde el principio, lo que ayudó a Yoongi tomar aún más confianza.

—Hace... Creo que esta mañana —habló Yoongi mientras pensaba, en realidad no recordaba desde cuando estaba allí.

— ¿Ya comiste? —preguntó la mujer mientras se probaba algunas bufandas frente al espejo del salón.

—Sí. Me comí lo que quedaba en la cocina —respondió el pelinegro sinceramente y continuó cambiando de canal.

— ¡Estoy al borde del colapso! ¡No encuentro mis puntas! —chilló Jimin al borde de la desesperación bajando las escaleras y dejándose caer en el suelo junto al sofá.

—Yoongi... —murmuró la mamá de Jimin en ese tono de: "Has algo antes de que comience a llorar."

—Ya, ya. —Yoongi hizo un gesto con la mano y se levantó caminando hasta el bolso que Jimin llevaba a clases de danza el cual se encontraba sobre uno de los sofás y registró dentro de él sacando las puntas de Jimin y se las entregó haciéndolo chillar de emoción.

El pelirosa se levantó enseguida y se lanzó sobre Yoongi rodeando su cintura con sus piernas, el pelinegro lo sostuvo y sonrió incoscientemente cuando Jimin comenzó a repartir besos por todo su rostro.

— ¡Qué haría sin usted Yoonnie Hyung! —chilló el menor en su oído haciéndolo reír.

Yoongi volvió a dejarlo sobre el suelo y lo observó, analizando su cuerpo vestido solo por aquellas mallas negras que dejaban ver cómo cada músculo de su cuerpo se flexionaba, en especial su trasero. Dios. Si la mamá de Jimin no estuviese cerca ya lo hubiese amasado con ganas.

— ¡Hora de la merienda! —anunció Yoongi y tomó la mano de Jimin jalándolo hasta la cocina y el menor sabía lo que significaba aquello por lo tanto dejó escapar una risita.

Yoongi había creado aquel código secreto para cuándo la mamá de Jimin se encontraba en casa y vaya que había sido una buena idea, apenas estuvieron en la cocina Yoongi cerró la puerta detrás de él y alzó al menor dejándolo sobre una de las encimeras e inclinándose hasta rozar sus labios.

— ¿Estás muy nervioso, Jiminnie? —preguntó Yoongi haciendo referencia a la presentación.

—Sí... —respondió el pelirosa con un puchero.

— ¿Quieres un besito para distraerte? —El pelinegro relamió sus labios y los ojitos de Jimin brillaron.

— ¡Quiero muchos besitos! —declaró y Yoongi no esperó más.

Junto sus labios con los de Jimin sintiendo aquella conocida sensación de satisfacción, saboreó los labios del menor con gusto sacándole pequeños suspiros, acariciando su belfo con la lengua al mismo tiempo que acariciaba sus piernas hasta su cadera, amaba todo de Jimin, su sabor, su olor, su suave piel, lo delicado que era y todo lo demás, amaba su risa, su actitud aniñada y su hermosa sonrisa.

Meses atrás Yoongi no podría haber creído que ahora estaría de esta manera, pero no se arrepentía de nada en absoluto, porque antes de Jimin apenas y sonreía, antes de Jimin solo había una sombra en su interior, ahora Jimin alumbraba su vida, y sabía que no podía dejarlo ir.

Después de su piano, la risa de Jimin tenía las notas más bonitas.

Ramé. | Yoonmin (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora